INCIPIENTE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICO TECNOLÓGICA EN LAS UNIVERSIDADES:
Relaciones de dependencia entre naciones. El caso mexicano
Por: Claudia Tamariz García
Este segundo artículo de la serie: Incipiente investigación científica y tecnológica en las universidades, analiza las relaciones de dependencia C-T entre las naciones y describe el caso de México. Este análisis será la pauta para explicar en nuestro tercer y último artículo de la serie el estado que guarda la investigación C-T en las Instituciones de Enseñaza Superior en el México de nuestros días.
LA CIENCIA TECNOLOGÍA EN LAS RELACIONES DE DEPENDENCIA ENTRE NACIONES:
Hasta aquí hemos tratado de dejar claro cómo en las sociedades modernas ciencia y tecnología juegan un papel fundamental íntimamente ligadas a la estructura productiva, al esquema ideológico de la sociedad y, por tanto, a su sistema educativo, con la finalidad de que comprendamos el funcionamiento de ciencia y tecnología (C-T) en nuestro país, particularmente en las instituciones de Educación Superior.
Sin embargo, para lograr un acercamiento mayor hace falta internarse en la problemática de las relaciones de dependencia entre naciones –en particular la dependencia C-T que existen en el mundo, considerando que, como lo marcamos en la introducción del artículo anterior, este es el punto nodal que explica la naturaleza del quehacer científico en México.
DEPENDENCIA ECONÓMICA
En la actualidad, la totalidad de los sistemas sociales del planeta se encuentran interrelacionados, principalmente por lazos de tipo económico, de los que se desprenden relaciones de otro tipo, pero siempre condicionadas por las económicas.
Así, existe una división en el mundo entre países desarrollados y subdesarrollados, con base en una relación de dominación económica, pero también ideológica, cultural y de otros tipos, de los primeros sobre los segundos.
Estas relaciones empezaron tiempo atrás. A partir de la necesidad de internacionalizar el sistema capitalista en el último cuarto del siglo XIX.
Para este momento, el sistema iniciado en el Renacimiento había alcanzado un enorme desarrollo gracias a la Revolución Industrial y estaba listo para entrar a un nuevo período de desarrollo, caracterizado por la concentración económica que sustituye a la fase competitiva, donde los factores de los que dependía la ganancia, eran el incremento de la producción con mejoras técnicas y la baja de precios.
En cambio, esta nueva etapa monopólica, se basa en el control de precios y mercados por parte de los productores, ya sea que una sola empresa concentre la producción total, o que varias de ellas se unan para la producción, se repartan mercados o acuerden el monto del precio y la cantidad de la producción, para aumentar sus ganancias.
Este, fenómeno, el monopolio, al parecer contrario a los principios mismos del sistema, que se define por la libre competencia, conlleva otro fenómeno que inicia las relaciones desiguales entre naciones: la expansión imperialista. Sus causas:
La necesidad de encontrar compradores para los excedentes de la producción interna. Fenómeno que se presentó desde los inicios de la producción industrial.
Las innovaciones tecnológicas, que conllevaron la necesidad de abastecimiento de materias primas estratégicas: petróleo, cobre, estaño, etcétera
La necesidad de los grandes empresarios de exportar sus capitales, puesto que no pueden reinvertir las ganancias en sus industrias, para no aumentar la producción y romper los acuerdos que mantienen la demanda y los precios altos.
Esta exportación de capitales, se realiza bajo dos modalidades:
invirtiéndolos en empresas capitalistas creadas en otros países. Empresas que pueden ser industriales, comerciales o bancarias, construcción de obras, instalación de servicios y extracción de materias primas.
Presentándolo a los gobiernos, empresas o bancos extranjeros.
De esta forma, el capitalismo... “comienza a extenderse por el mundo entero, por la vía de exportación de capitales que permite establecer empresas capitalistas en países y en sectores donde todavía no habían penetrado los monopolios” (Mandel, 1981:67)
Y Eli de Gortari opina: “En realidad, la exportación de capitales acelera el desenvolvimiento capitalista de los países atrasados, pero únicamente en aquellas ramas que les convienen unilateralmente a los imperialistas.” (Gortari, 1980:43)
Conforme el mundo se repartía econonómicamente entre las potencias mundiales, se establecía también el sometimiento de unas naciones a otras, sometimiento que entonces adquirió distintos grados, por lo que unos países adquirieron la condición de colonias, otros de semicolonias y otros más de naciones dependientes. Posteriormente muchos de los primeros se independizarían, pero desde entonces todos adquirieron su carácter de países subdesarrollados.
Este carácter subdesarrollado de las naciones que ingresaron tarde al sistema capitalista determinó una dependencia económica y de otros tipos de estas naciones hacia las más fuertes, dependencia que ha tenido una evolución propia, y que en la actualidad sigue siendo la característica más sobresaliente de las relaciones entre países en el mundo.
Antes de entrar al estudio del papel de ciencia y tecnología en las relaciones de dependencia entre naciones, nos parece importante hacer un breve análisis de la forma en que se lleva a cabo la labor científica en las naciones ricas, para establecer posteriormente la diferencia con las subdesarrolladas.
LA LABOR CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS. EL PAPEL DE LAS UNIVERSIDADES.
En los países desarrollados en la actualidad es evidente la influencia mutua entre la estructura social, por un lado y la ciencia y la tecnología por otro, así:
“Las leyes de la acumulación de capital han orientado los intereses de la investigación científica. A su vez, la tecnología ha afectado la organización económica y social en tanto va creando hábitos de consumo, formas de trabajo y modelos de vida en la sociedad” (Leff, 1977:101)
Sin embargo, en esta relación, la influencia del sistema social, sobre todo de la estructura económica y de los intereses políticos, es mucho más determinante sobre el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que al contrario. Francisco R. Sagasti nos dice al respecto:
“En el reconocimiento de un mutuo juego de influencias entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el de la ciencia y la tecnología, se debe, sin embargo, conceder un papel dominante a las primeras.” (Sagasti, 1981:7)
En el siglo XX, desde que ciencia y tecnología se alían a la industria a partir de la Segunda Guerra Mundial, y en particular a raíz del desarrollo interrumpido de tecnología militar, debido a la carrera armamentista, aplicable a la industria civil, ciencia y tecnología se han ido convirtiendo, más que nunca, en herramientas de control del medio, de producción de bienes y servicios para el grupo humano y de dominio económico sobre otros grupos y naciones.
Ciencia y tecnología se han ido, pues, instrumentando para servir a los intereses, no sólo de la sociedad en su conjunto, sino de particulares. Y como instrumentos que son, se ha facilitado su manipulación al institucionalizar la labor científica, de tal forma que resulta menos autónoma que nunca, pues sus esquemas conceptuales se encuentran impregnados por la ideología dominante y la elección de sus temas de investigación son en gran parte determinados por las necesidades prácticas de quien la financia.
Así, la mayor parte de la investigación científica en los países industrializados, está dirigida a resolver los problemas y alcanzar los objetivos de los grandes monopolios económicos, que mantienen laboratorios de investigación en su seno, y de los gobiernos de estos países, que impulsan tecnología bélica para la protección del sistema, financian a los institutos de educación superior y elaboran políticas científico tecnológicas para cubrir las necesidades económicas, políticas y sociales de su comunidad. De esta forma, la comunidad científica, tiempo atrás aislada y trabajando en un ambiente hostil, hoy se convierte en un colaborador indispensable en el desarrollo de las naciones ricas, gracias a que éstas han cobrado conciencia del papel de ciencia y tecnología en el progreso material y en el dominio político del mundo.
“Ciencia y tecnología se industrializan y militarizan con el apoyo directo e indirecto de gobiernos y empresarios. Ya no se trata de un quehacer accidental, oculto en centros académicos y supeditado a fluctuaciones caprichosas del financiamiento público, sino que los científicos trabajan para las industrias civiles y militares y estas se inclinan a levantar laboratorios propios cuando materializan una apreciable escala de producción e integración económica” (Hodara, 1976:8)
De ahí que en la actualidad la investigación en estos países se divida esencialmente en :
Investigación fundamental, teórica o pura;
Aplicada;
De desarrollo
(Algunos autores agregan otras divisiones: investigación teórica orientada, tecnología fundamental, etcétera, que quedan integradas a estas tres o como un espectro de posibilidades entre éstas.)
La investigación teórica o fundamental es la que se realiza para tener conocimientos sobre el mundo que nos rodea. Según Enrique Leff: “...Es la actividad que permite la construcción de estructuras conceptuales que hacen posible la comprensión científica del mundo.” (Leff, op.cit.:138)
Es el extremo de investigación desprovista de un “fin utilitario”. Este tipo de investigación necesita más libertad de acción que loa investigación aplicada, debe ser creativa e inventiva, aunque no es totalmente libre, pues se liga a las posibilidades dela investigación y a los requerimientos de quien la financia.
En la mayor parte de las naciones desarrolladas, esta investigación se realiza en las universidades, integrándose al sistema educativo para formar a los graduados como auténticos investigadores. El hecho de que este tipo de investigación requiera de mayor de libertad de acción y que no esté tan íntimamente relacionada con requerimientos económicos, hace que ésta no se lleve a cabo en laboratorios industriales y que rara vez sea financiada por empresas. En cambio, son los institutos de enseñanza superior los encargados de realizarla y la mayor parte de su financiamiento corre a cargo del estado.
Dado que su fin es generar nuevos conocimientos y enriquecer el patrimonio universal del saber y que su desarrollo no depende de una planeación temática sino, muchas veces de la casualidad o de la habilidad del investigador para identificar problemas y buscarles solución ( la lógica del paradigma epistémico del momento), este tipo de investigación debe desarrollarse en foros donde la creatividad del científico y la calidad de su trabajo sean respetados y fomentados y donde sus descubrimientos sean discutidos en un foro abierto y libre. Este espacio ideal lo proporcionan loas instituciones de educación superior.
La Investigación Aplicada es aquella que se realiza para contribuir de forma directa e indirecta en la solución de un problema práctica, por tanto es estrictamente dirigida y requiere planeación, pues está condicionada por objetivos económicos.
La ciencia aplicada estudia, por una parte, las posibilidades de convertir la materia y los organismos en bienes de capital y de consumo. Se encarga de investigar los factores que afectan las propiedades de la materia y los comportamientos orgánicos de los seres vivos para, en un momento dado, modificar el medio ambiente con fines prácticos. Por otro lado, investiga cuáles son los procesos y métodos tecnológicos más adecuados para esta transformación. Así, determina, tanto el potencial productivo de los recursos naturales, como su transformación en bienes de consumo o de capital, la creación de procesos tecnológicos y métodos productivos. De esta forma: “El producto final de la investigación aplicada es el invento definido como el establecimiento o postulación de la factibilidad técnica de un proceso nuevo o mejor” (Herrera, 1981:139)
Tanto este tipo de investigación, como la de Desarrollo son en parte financiadas por el Estado, sobre todo en ciertas áreas básicas para la industria militar (aeronáutica, eléctrica, telecomunicaciones, etc.), pero se realizan sobre todo en laboratorios puestos por las empresas, que se dedican a proyectos de investigación dirigidos a la invención e innovación de un producto o de un proceso de producción que dé beneficios comerciales a corto plazo, y que protegen con patentes.
Entre la investigación fundamental y la aplicada se establece un intercambio continuo, pues la investigación dirigida busca aplicar los resultados obtenidos por la teórica para el impulso económico, y en muchas ocasiones los descubrimientos de la investigación aplicada resuelven problemas en el campo teórico o le marcan nuevos derroteros para dirigir hacia ellos las investigaciones. Esta estrecha alianza convierte incluso a la ciencia teórica en instrumento de desarrollo económico y la dirige a resolver problemas concretos.
La Investigación de Desarrollo es la continuación de la aplicada y está dirigida a convertir al invento (producto de investigación aplicada en innovación tecnológica, esto ocurre cuando se incorpora al sistema de producción. Para hacerlo se investiga si resulta una buena inversión, se estudia el mercado, se determinan los insumos y se investiga su eficacia técnica construyendo prototipos y plantas piloto.
Para muchos autores éste tipo de investigación y la aplicada son en realidad una sola, ya que, debido a su continuidad, generalmente se desarrollan conjuntamente.
En la actualidad, la separación entre la investigación fundamental y la aplicada ha ido desapareciendo, debido a que la necesidad de acortar el tiempo entre el conocimiento y su aprovechamiento para la producción, ha estrechado los lazos entre las universidades y las empresas.
De acuerdo a Hugo Aréchiga, en los países desarrollados la relación entre estas dos entidades, la una dedicada fundamentalmente a la investigación básica (para el autor, investigación científica) y la otra interesada en la investigación aplicada (para él tecnológica), se expresa a través de tres hechos.
Las universidades favorencen, mediante diversos esquemas, la participación de sus investigadores en las empresas, como consultores, accionistas o hasta propietarios. De esta manera, las universidades se convierten en incubadoras de empresas.
Por otra parte, las empresas han concientizado la necesidad de preparar al personal para darles la calificación que requieren para los procesos altamente tecnificados. De ahí que hayan empezado a introducir en su seno, programas educativos que han llegado a convertirse en universidades virtuales.
La forma más común de relación empresa-universidad, es aquella donde la segunda brinda a la primera el servicio de sus investigadores como asesores o de éstos y sus instalaciones para desarrollar proyectos concretos de investigación aplicada.
Este último rasgo ha provocado conflictos al interior de olas universidades, por considerar que este tipo de labores, entorpecen la investigación pura, que no debe guiase por intereses concretos, sino por la lógica misma del avance científico.
Recordando el análisis de Rolando García, Jean Piaget y Tomas S. Kuhn, sobre el paradigma epistémico de la ciencia, cabría preguntarse realmente hasta qué punto la ciencia evoluciona totalmente independiente de determinaciones sociales o económicas.
De cualquier manera, el acercamiento entre universidad y empresa en las naciones ricas, es promovido por ambas partes, ya que cada una obtiene un beneficio de esta alianza.
Por un lado, la universidad se beneficia con la formación de sus futuros profesionales en la solución de problemas concretos de la industria, además de allegarse recursos para subvencionar sus gastos. Por su parte, la empresa aprovecha de la universidad, a sus recursos humanos y sus instalaciones, ahorrándose el gasto de montar un laboratorio propio para sus proyectos, algunos de los cuales pueden resultar de alto riesgo. Además esta alianza le permite tener acceso a los conocimientos científicos de vanguardia, que pueden convertirse en proyectos rentables para la industria.
De cualquier manera, ambas instituciones “... aumentan su capital, tanto en lo económico como en lo intelectual”. (Aréchiga, 1995:61)
Dentro de la labor científico tecnológica de las naciones ricas encontramos, a cargo del estado, la elaboración de políticas científicas que orientan la labor de los investigadores para el bien de la nación.
Existen proyectos C-T benéficos para la economía capitalista, pero que resultan sumamente costosos y requieren de una planeación y programación de las actividades de investigación (el proyecto espacial, por ejemplo) Esta planeación queda entonces a cargo del Estado, a través de las llamadas políticas C-T.
También dentro de la política C-T de un país industrializado se incluye la previsión de los avances científico tecnológicos para que las grandes empresas anticipen su incorporación a los procesos productivos y planeen sus inversiones y ganancias globales.
Este impulso financiero e institucional a la investigación C-T con fines prácticos ha acumulado el conocimiento científico en los países industrializados, de tal manera que “...Estos han obtenido avances cuasimonopólicos que los convierten en un “mercado de vendedores” de tecnología en al ámbito mundial”.(Hodara, op.cit:9)
En efecto, el enorme desarrollo de la actividad C-T ehn estas naciones les ha llevado a convertirla en una mercancía que se intercambia entre países desarrollados o que se vende a países tercermundistas en condiciones desiguales.
DEPENDENCIA CIENTÍFICO TECNOLÓGICA
Este comercio desigual de ciencia y tecnología es lo que llamamos dependencia científico-tecnológica. Como hemos visto, las estrechas relaciones entre el sistema capitalista y la ciencia moderna, han producido varios fenómenos que persisten en la actualidad.
La alianza ciencia-tecnología
La incorporación total de ciencia y tecnología al proceso productivo; y
El impulso más vigoroso que se ha dado a la ciencia y a la tecnología en loa historia de loa humanidad.
Desde el momento en que la industria incorpora a sí ciencia y tecnología en un sistema en constante desarrollo, éste se convierte en un elemento insustituible del desarrollo económico de cualquier país. Por consiguiente, las naciones que carecen de él no pueden considerase desarrolladas.
“De este modo la ciencia y loa tecnología se convirtieron en un factor importante para la prosperidad delos países actualmente avanzados. Y la falta de conocimientos científicos y de medios tecnológicos se transformó igualmente en un factor poderoso para el atraso de los pueblos subdesarrollados” (Leite,1978:75)
Así, para que un país se inscriba entre los países desarrollados, necesita impulsar un sistema C-T autónomo y ligado a sus procesos industriales. En cambio, si una nación carece de él, se trata de un país subdesarrollado y dependiente.
Este papel relevante de ciencia y tecnología en el desarrollo económico de un país, ha sido aprovechado por la naciones ricas para imponer a las débiles un nuevo yugo. Como veremos más adelante, cuando los países pobres iniciaron un proceso de industrialización nacional, tras la Segunda Guerra Mundial, la dependencia hacia los desarrollados empezó a basarse, entre otras cosas, en las necesidades científico tecnológicas de las nuevas industrias subdesarrolladas, que en ese entonces requerían de innovaciones tecnológicas muy simples, pero que debían adquirir del exterior.
De esta manera, la ciencia y la tecnología, que han sido creadas por el hombre para facilitarle la existencia, creando condiciones adecuadas para su supervivencia y desarrollo, se han convertido en un arma de dominación hacia las naciones más pobres.
En boca de Almicar Herrera: “...la ciencia moderna –el instrumento más efectivo creado por el hombre para su liberación, a través de la comprensión y el pleno dominio del medio ambiente- aparece paradójicamente como una de las causas más directas de los problemas básicos que enfrentan las sociedades subdesarrolladas: la creación y el ensanchamiento continuo de la brecha que las separa de las sociedades avanzadas, y el afianzamiento del mecanismo de dependencia que es, en última instancia, el principal obstáculo que se pone a la desaparición de esa desigualdad. (Herrera, op.cit.14)
Ahora bien, hablando concretamente de Latinoamérica y México, la dependencia científico tecnológica de estas naciones ha pasado por varias etapas, que se corresponden con sus fases de crecimiento económico desde que lograron su independencia política. Fases a través de las cuales estos países se ha incorporado al capitalismo mundial en calidad de dependientes.
FASES EN LAS RELACIONES DE DEPENDENCIA C-T. EL CASO MEXICANO
PRIMERA FASE
Esta primera fase se ha dado en llamar “crecimiento hacia afuera” Durante ésta, la economía de estos países se orientó hacia la producción de materias primas para la exportación, a cambio de manufacturas. Esta economía se basó en la inversión extrajera y la explotación intensiva de mano de obra y no en innovaciones tecnológicas. De hecho no hubo demanda alguna de tecnología del exterior, a no ser a través de la importación de ciertos bienes de capital para la construcción de las primeras obras de infraestructura nacional destinadas a beneficiar los intereses externos (ferrocarriles, puertos, carreteras...)y destinada también a ciertas industrias manufactureras, muy simples dedicados al mercado interno. En consecuencia, no hubo, por parte del sector privado, interés alguno por aplicar innovaciones tecnológicas a la producción. El Estado, al servicio de los grupos dominantes, (propietarios de minas y petróleo y terratenientes extranjeros y nacionales, así como pequeños industriales y comerciantes) tampoco se interesó en ello.
Durante esta etapa no hubo, pues, ningún avance tecnológico significativo, ni importado ni creado.
MÉXICO EN LA PRIMERA FASE.
Esta forma peculiar de dependencia cobra auge en México en 1880 y durante todo el periodo que llamamos el Porfiriato.
“La incorporación de México a la economía internacional del capitalismo de la Segunda Revolución Industrial se consumó hacia 1880-1884 y se prolongó, cuando menos hasta la primera década del siglo XX. Esta incorporación significó una alteración en loa distribución y el aprovechamiento de los recursos, en la composición y estructura del aparato productivo, en las relaciones de dependencia respecto del exterior y en la organización del poder político.” (Leal, 1984:39)
El Porfiriato surge, no de manera espontánea y accidental, sino como resultado de un largo proceso de sedimentación de ajuste y adaptación de la economía nacional a las formar imperantes del capitalismo mundial. Este proceso parte desde los gobiernos liberales anteriores al gobierno de Porfirio Díaz, que guardan una relación muy estrecha de continuidad con éste. Continuidad dada por las formas que adopta la economía interna y que le son impuestas por las condiciones del sistema capitalista internacional.
Carlos San Juan Victoria y Salvador Velázquez nos dicen: “La continuidad de “los gobiernos liberales clásicos” y el Porfiriato, así como posteriormente entre “los gobiernos de la Revolución”, no es otra que la continuidad de un proyecto de nación capitalista dependiente.” (San Juan Victoria, 1983:279)
En este contexto, México no se constituyó como un país productor de tecnología, por el contrario, la importaba para algunos de sus procesos económicos, y así como existían desigualdades de desarrollo entre los sectores económicos y el país, igualmente la había en el grado de tecnificación entre unos sectores y otros.
Como nos lo marca Ciro Cardoso, “Mientras ciertos sectores sufrieron una modernización técnica impresionante –transportes y comunicaciones (ferrocarriles, telégrafos, etcétera); minería (en todas las etapas del proceso productivo); ciertas ramas industriales (surgimiento de un principio de industria pesada, importación de maquinaria altamente desarrollada, empleo de energía eléctrica); algunos aspectos de la agricultura de exportación (procesos de beneficio de los productos tropicales, en ciertos casos la irrigación)- otros permanecen casi inmóviles: así, la agricultura de granos volcada hacia el mercado interno, muchos sectores artesanales, etc.” (Cardoso, op.cit.:273)
Esto significa que gran parte de la tecnología avanzada en México estaba ligada a los sectores donde el capital extranjero dominaba. De tal manera que para 1910 las empresas extranjeras eran las que poseían tecnología de vanguardia, mientras que en el sector interno (con excepción de algunas industrias más modernas: textil, azúcar, tabacalera, de cemento y de papel) había un considerable retraso tecnológico.
Influida por la ideología Positivista que desde los círculos gubernamentales permeó las actividades intelectuales de la época, la actividad científica se redujo a dos tipos de trabajos.
Descripciones detalladas más o menos exactas de observaciones acerca de la flora, la fauna, los minerales y fenómenos meteorológicos de México, además de las características geográficas y constitución geológica del suelo, observaciones astronómicas, registros médicos, etcétera. Esto respondía, en gran parte, a las necesidades educativas y también a los intereses de los capitales extranjeros de conocer los recursos naturales del país.
Libros de texto que transmitían los conocimientos europeos en algunas disciplinas, para la educación.
En realidad nunca se llevó a cabo una verdadera labor de investigación científica en esta época debido a:
El nulo interés del régimen por impulsar la investigación autónoma
A que la ciencia, como parte del Positivismo, despertaba escaso interés en la juventud.
El interés del régimen porfirista por la ciencia estaba sustentado en las posibilidades que ésta le daba –dentro de los lineamientos positivistas- para mantener el status quo. Por ello, los conocimientos científicos eran sostenidos como base de la educación y de la política, pero no era necesario producirlos, los que se traían del extranjero bastaban.
SEGUNDA FASE
La segunda fase se caracteriza por una acelerada industrialización de los países subdesarrollados, a raíz de la depresión de la década de los 30's y la Segunda Guerra Mundial, pues estos acontecimientos encarecieron los precios de las manufacturas importadas, por lo que estas naciones se vieron en la necesidad de sustituir sus importaciones, (de ahí el nombre de esta fase “sustitución de importaciones”) impulsando la industria de manufacturas simples para el mercado interno.
Este hecho marca el principio de una nueva forma de intercambio económico con las naciones ricas, un intercambio aún desigual, caracterizado por la importación de bienes de capital y tecnología para la naciente industria. Estas importaciones son financiadas con lo que se recibe por la venta de materia prima.
Esta nueva forma de incorporación de las naciones pobres al capitalismo mundial responde a las necesidades mismas de evolución del sistema, pues la renovación tecnológica constante surgida de la demanda bélica y aplicada a procesos industriales, conlleva la necesidad de comercializar no sólo bienes de consumo, sin ahora también bienes de capital, producto de los avances tecnológicos y la tecnología misma, auque no la de vanguardia ni la incorporada a procesos productivos especializados y complejos, sino la más simple para las industrias de bienes de consumo que se desarrollan en las naciones dependientes.
En consecuencia, da comienzo una forma de dependencia tecnológica, agravfada por el hecho de que ninguno de estos países impulsa una investigación científico-tecnológica destinada a aplicarse en sus procesos productivos, y es que el naciente grupo industrial que se enriquece con las nuevas actividades económicas de estos países, basa el impulso de su sector en el proteccionismo estatal contra la competencia del exterior y no hace ningún esfuerzo serio por crear las condiciones necesarias para desarrollar su industria sobre las bases de un desarrollo C-T autónomo y rebasar así el mercado interno, impulsando las exportaciones.
El Estado, por su parte, es incapaz de dar este impulso, pues en su afán de sostener a la naciente industria contra la competencia del exterior, opta por levantar barreras arancelarias para proteger el sistema productivo nacional.
Ciertamente establece, especialmente hacia el final de esta etapa, una serie de políticas en materia de ciencia y tecnología, pero resultan más un discurso demagógico con fines ideológicos de lograr el consenso de la comunidad científica local, que en un esfuerzo honesto por establecer un sistema C-T coherente con las problemáticas nacionales.
En consecuencia: “Esta ineficacia del Estado, unida a la falta de una industria tecnológicamente progresista, explica tanto el escaso volumen de la investigación científica, como su desconexión con los problemas regionales” (Herrera, op.cit.:51)
A esta nueva fase en las relaciones de dependencia se aunó otro elemento: la entrada de empresas extranjeras a estos países. A pesar del surgimiento de industrias manufactureras simples, las condiciones de dependencia impidieron su expansión para rebasar los mercados internos; en consecuencia, la economía se orientó hacia el exterior para recibir industrias transnacionales que importan la tecnología requerida de sus matrices, sin preocuparse en impulsarla en el país de la filial.
En síntesis, durante esta segunda fase, la dependencia de los países pobres sigue estructurada sobre la base del papel de mercados pasivos y proveedores de materias primas y mano de obra barata para los centros de poder económico y científico-tecnológico.
MÉXICO EN LA SEGUNDA FASE
La Revolución Mexicana representó la actualización del modelo capitalista sostenido por el México porfirista, basada en el intercambio de materia prima agrícola y minera por manufactura, a un nuevo modelo que busca desarrollar la industria nacional para redefinir las formas de dependencia con el exterior. Se trata únicamente de un reacomodamiento dentro del sistema capitalista, no de un cambio de estructura económica y social.
Los primeros gobiernos establecidos tras la Revolución se propusieron impulsar un modelo industrial propio – prueba de ello es el establecimiento de un marco jurídico que lo sustentaba, en la Constitución, particularmente el artículo 123 -, pero la efervescencia revolucionaria y la inestabilidad política y social se los impidieron hasta los años 30´s, en que Lázaro Cárdenas da los primeros pasos firmes para ello y, sobre todo, con los posteriores gobiernos que inician el periodo denominado del Desarrollo Estabilizador.
Para llegar a este fenómeno hubo que pacificar por completo al país, consolidar el poder político en manos de nuevos sectores ligados a la economía industrial y aprovechar la coyuntura internacional que significó la crisis de 1929 y particularmente el ingreso de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. Durante ésta, México experimentó un rápido crecimiento de su capacidad industrial y pudo, entre otras cosas, expropiar el petróleo como un energético fundamental para su planta productiva.
Sin embargo, a partir de 1945, los Estados Unidos favorecen y apoyan esta industrialización, como una salida a la acumulación interna de capital, que se produce tras la recuperación de la crisis internacional, y que encuentra dónde invertirse en el extranjero. Así, nos dice Ruy Mauro Marini:
“... las facilidades que América Latina encuentra en el exterior para recurrir a la importancia de capital no son accidentales. Se deben a la nueva configuración que asume la economía internacional capitalista en el periodo de la posguerra. Hacia 1950, ésta había superado la crisis que le afectara a partir de la década de 1910, y se encontraba ya organizada bajo la égida norteamericana. El avance logrado por la concentración del capital en escala mundial pone entonces en manos de las grandes corporaciones imperialistas una abundancia de recursos, que necesitan buscar aplicación exterior. El rasgo significativo del periodo es que ese flujo de capital hacia la periferia se orienta de manera preferente hacia el sector industrial” (Marini, 1973:67)
Y más adelante nos dice: “La industrialización (...) corresponde asía a una nueva división internacional del trabajo, en cuyo marco se transfieren a los países dependientes etapas inferiores de la producción industrial, reservándose a los centros imperialistas las etapas más avanzadas... y el monopolio de la tecnología correspondiente. (Ibidem, 69)
Con este fin, los Estados Unidos conceden créditos y canonjías a países que, como el nuestro, podían garantizar cierta estabilidad política. Los créditos son utilizados para favorecer la infraestructura del país y para garantizar la paz social a través del gasto social: construcción de escuelas, hospitales, carreteras, etc., que, por otro lado, eran elementos esenciales para mantener el nuevo estilo político populista de los gobiernos post-revolucionarios.
En nuestro país este proyecto de crecimiento denominado Desarrollo estabilizador abarca desde los gobiernos de Miguel Alemán y hasta el de Luis Echeverría.
Durante estos gobiernos, (durante el de Cárdenas se sentaron las bases) el país adquirió una fisonomía diferente a la que había tenido durante la primera mitad del siglo: Grandes inversiones en infraestructura auguran la nueva época de la industrialización mexicana. El Estado paternalista apoya sin condiciones a la naciente industria: se fomenta la alianza de clases como ideología para establecer el consenso de la clase obrera y el Estado se erige como árbitro en las relaciones obrero-patronales, se cierran las fronteras a la entrada de productos del exterior que puedan competir con los nacionales, se establecen múltiples controles económicos, las industrias que están al borde de la quiebra son compradas por el gobierno que las convierte en Paraestatales. El Estado también se encarga del control de las industrias extractivas y de materias primas fundamentales. El trabajo en el campo es menospreciado y se inician las grandes migraciones a la ciudad. El gasto público es financiado por las inversiones extranjeras y el crédito externo.
Durante el gobierno de López Mateos (1958-1964) encontramos el punto álgido de este modelo de desarrollo. La inversión pública ha consolidado un equilibrio social, basado en la estabilidad monetaria, fuentes de empleos, crédito barato, ventajas en la inversión nacional y extranjera, etc. Creándose un círculo vicioso de créditos, inversión pública, estabilidad político-social, condiciones para nuevos créditos..., que fueron creando el espejismo del milagro mexicano.
Sin embargo, el espejismo terminó cuando la dificultad para obtener créditos externos se hizo cada vez más evidente y en 1968 se desató una crisis cuando la clase media intelectualizada reclamó participación en una estructura política petrificada desde los años 30. A ello siguió la gran crisis del dólar en los setentas, que ahogó cada vez más la situación económica del país, situación que se vio agravada por los fuertes gastos del gobierno para sostener una política populista que le permitiera recuperar la credibilidad después del 68.
En 1976 tuvo lugar el fin del Desarrollo Estabilizador . Una crisis política ante el cambio de gobierno, una devaluación de la moneda después de 25 años de paridad fija y, en general, una falta de oportunidades para las clases en ascenso, evidenciaron el fin del milagro mexicano .
De 1976 a 1981 esta situación podrá ser sostenida gracias al petróleo. Ante el fracaso del modelo mexicano, que fue incapaz de generar las divisas necesarias para sostenerse, y ante la necesidad de las naciones desarrolladas de encontrar abastecedores de petróleo, como una alternativa para romper el monopolio de la OPEP que regula la extracción y el precio del energético, México recibe fuertes sumas del extranjero para explotar los mantos petroleros del Istmo y del Golfo. Lo que significó el incremento de nuestra deuda externa de 30, 000 millones en 1976 a 100,000 millones en 1981 y el convertir el petróleo en el principal producto de exportación.
Por un periodo más breve que el anterior se mantuvo un nuevo espejismo: el boom petrolero, que permite al Estado mexicano hacer nuevamente fuertes inversiones en el sector público, que generan empleos y bienestar al país. Sin embargo, a partir de 1981 México y Venezuela, al no estar sujetos a las bases de extracción de la OPEP, inundan al mundo con sus exportaciones petroleras, saturando la oferta y, en consecuencia, desplomando el precio del energético (en 1976 el precio del barril era de 35 dólares, en 1981 pasa a ser de 17 dólares y en 1984 de 12.05 dólares)
TERCERA FASE
En la década de los 80´s, el capitalismo dio un nuevo giro con el impulso al modelo Neoliberal, impulsado por Ronald Reagan y Margaret Tatcher. Sus características concretas son:
El modo de producción, la organización del trabajo y los mercados sufren cambios a raíz de lo que Roberto Rodríguez llama, Tercera Revolución Industrial, que afectan al orden económico internacional.
Debido a la incorporación de tecnología muy sofisticada en los procesos de producción, que implica el uso de nuevos materiales y formas de energía, la introducción de la informática en todos los procesos, la introducción de nuevos procesos de gestión, etc., se producen tres efectos:
Se internacionaliza la organización laboral, estableciéndose una división internacional del trabajo donde ciertos países (los desarrollados) se especializan en las labores industriales que implican el manejo de tecnologías sofisticadas y en la investigación C-T que mejorará los procesos y productos, mientras que otras naciones (las subdesarrolladas) se abocan a sectores de la producción que requieren, antes que tecnología especializada, mano de obra: las maquiladoras.
El valor de las mercancías y su ventaja sobre otras, va estar dada por la tecnología que incorpora y por los recursos humanos altamente calificados que trabajan en su producción. “La incorporación de conocimientos científicos a procesos y productos – mediante tecnologías desarrolladas por la vía de investigación y desarrollo o por la vía de adaptación y reconversión- ha tendido a situarse en la posición de principal fuerza productiva.” (Rodríguez: 73).
Esto significa que la capacidad tecnológica autónoma se constituye como una de las principales variables que determinan la posición de un país en el orden económico mundial. Igualmente, esta capacidad tecnológica influye fuertemente en la formación de cuadros especializados para la producción (profesionales, técnicos, administradores, etcétera). Lo manifiesta la necesaria vinculación producción, ciencia y tecnología y sistema educativo.
Dadas las condiciones laborales internacionales y la fuerte competitividad de los bienes, basada en la tecnología que incorporan, el mercado para estos ha tendido a volverse mundial. La globalización es otra de las características de esta nueva modalidad del sistema capitalista, donde los países pobres y ricos han tendido a derribar a sus barreras arancelarias y comerciar con el mundo.
Ello significa para los países pobres, romper con su economía cerrada y sostener una industria de exportación que base en gran parte su competitividad en el desarrollo de tecnología autónoma incorporada a su sistema productivo. Esta apertura global del mercado ha tendido por razones económicas y políticas, a la formación de bloques económicos regionales, como una forma de integración zonal de mercados.
El otro aspecto esencial del Neoliberalismo es la crisis del modelo de Estado interventor en la economía (desarrollado a partir de la crisis del 29 y la Segunda Guerra Mundial), al impulsar un modelo que trata de revivir el dejar hacer, dejar pasar, que se caracteriza por permitir que la economía se rija por las libres fuerzas del mercado y que sean leyes de la oferta y la demanda las que determinen las necesidades de producción en cuanto a tipo y cantidad, la división internacional del trabajo y, por supuesto, la distribución de la riqueza, y por tanto la desigualdad. “La ideología Neoliberal propone el establecimiento de condiciones para la operación del mercado de libre concurrencia en calidad de ordenador central de toda la actividad económica (tesis del mercado como regulador económico), y recomienda la marginación del Estado de sus funciones de rectoría económica (tesis del Estado mínimo) (Ibidem 75).
Dentro de este modelo de libre competencia sin rectoría del Estado, no hay mucha oportunidad de las empresas grandes y pequeñas frente a los grandes monopolios, que terminan dominando el mercado.
Este esquema de dominio de los grandes sobre los pequeños, se repite a nivel de las relaciones entre países ricos y pobres, pues es la doctrina que justifica que las economías poderosas reordenen el mundo y continúen la explotación económica de las subdesarrolladas.
Según Roberto Rodríguez, en la realidad la participación del Estado en el ámbito macroeconómico se fortaleció, pero su participación se redujo en el renglón del gasto social.
MÉXICO EN LA TERCERA FASE
Hacia fines de los años sesentas y a lo largo de los siguientes 15 años el modelo de desarrollo económico mexicano conocido como desarrollo estabilizador se agotó y trajo como consecuencia una crisis sociopolítica, que durante los posteriores gobiernos trató de solucionarse sin éxito.
Como consecuencia, durante los gobiernos de Miguel de la Madrid y especialmente de Carlos Salinas de Gortari, el Estado mexicano abandona el esquema económico de sustitución de importaciones y adopta como alternativa de crecimiento nacional un proyecto de anexión al mercado mundial, con el que tratará de financiar la recuperación y extensión interna de la economía, a partir de incrementar las exportaciones y promover la entrada de capitales externos.
Esta política marca el fin de la etapa populista de gobierno, en la que la economía nacional se caracterizaba por un Estado interventor, proteccionista y paternalista.
Así, a un modelo económico de sustitución de importaciones, caracterizado por un sistema de proteccionismo generalizados, un fuerte control financiero, una tendencia anti-importadora, una política de exenciones fiscales para estimular la planta productiva, una enorme cantidad de regulaciones legales, un mercado doméstico cautivo y una falta de competencia internacional, entre otras, que se traducía en un nulo interés por impulsar la investigación C-T para incorporarla a los procesos productivos; le sustituye otro modelo industrial, basado en la desregulación jurídica, en la competitividad productiva, en la promoción de la inversión extranjera, en la apertura comercial, en los precios libres, en la eficiencia laboral, en la privatización de empresas públicas, en la menor participación del Estado en la economía, en la intervención del sector privado en el financiamiento de la infraestructura, en el acceso abierto a todos los mercados y en la globalización de la economía para integrarse al nuevo orden económico mundial, entre otros.
Las razones con las que el nuevo Estado mexicano impone este viraje es la idea de que una sociedad no puede actuar de forma independiente y sobrevivir fuera de los nuevos procesos de globalización económica y de la división internacional del trabajo que impone la nueva reestructuración capitalista; y que de resistirse a entrar en el proceso de cambio mundial acabaría marginándonos internacionalmente a través de la suspensión de créditos, la nula inversión de capital extranjero, el retraso tecnológico, las presiones externas y la recesión productiva.
En realidad, asistimos nuevamente a un viraje en el modelo económico nacional provocado por las necesidades de redefinición de las relaciones de dependencia con el exterior, provocadas por la evolución del sistema capitalista mundial.
“La sociedad mexicana abandona, de esta manera, la etapa de los proyectos proteccionistas coordinados por el Estado e inicia una nueva fase de existencia dirigida por las leyes de mercado” (Esteinou, 1993:50)
El nuevo modelo de desarrollo ya no lo conduce el Estado, sino el mercado.
La filosofía neoliberal en México, según Esteinou, se concreta en diez principios centrales, los primeros dos son los básicos, los subsiguientes se derivan de ellos:
La economía funcionará mejor mientras menos intervenga el Estado. La economía estatal debe limitarse a los servicios básicos, como vigilancia, bomberos, etc. y dejar lo demás a la inflación.
La inflación es causada por el déficit público y la excesiva emisión de moneda respecto de la producción. Así que el gobierno debe gastar sólo lo que recibe vía impuestos, derechos y aprovechamientos y restringir el dinero en circulación. Ello automáticamente detendrá la inflación.
Las empresas paraestatales son ineficaces, por lo que deben privatizarse
Los subsidios deben desaparecer.
El paternalismo gubernamental hacia obreros, empleados, campesinos y en general hacia los trabajadores, es la causa de la crisis actual, por tanto debe darse marcha atrás a ese tipo de política.
La existencia de leyes y reglamentos exagerados inhiben la acción de las leyes del mercado, provocando falta de inversión, deterioro económico, fuga de capitales y carencia de iniciativa privada. Deben ser eliminadas o reducidas las reglamentaciones para activar la economía.
Toda inversión es buena, por lo que no debe ponerse trabas a la entrada de capitales extranjeros en cualquier sector y proporción.
No deben existir controles de precios pues producen el efecto contrario (aumentos en los índices generales de precios al consumidor), por tanto, debe permitirse que los precios se fijen de acuerdo a las leyes de la oferta y la demanda.
En vista de que todos los países son interdependientes e iguales, debe permitirse el flujo de capitales, comercio y tecnología, sin trabas arancelarias a la importación y exportación.
Las negociaciones y renegociaciones sobre deuda externa deben ser bilaterales y no a partir de acuerdos multilaterales entre varios países, pues la situación de cada nación es diferente.
Siguiendo esta filosofía, los gobiernos neoliberales se empeñaron en la tarea de transformar las estructuras de gobierno y de administración, estableciendo otras más adecuadas al nuevo modelo, así por ejemplo: se vendieron gran parte de las paraestatales, se abrieron puertas a la inversión extranjera, se suprimieron subsidios, se restringió el financiamiento interno, se liberalizó el comercio exterior, se desprotegió a la industria nacional, etc., en una palabra, se ha dado marcha atrás a la política económica y social que caracterizó a los gobiernos mexicanos desde la Revolución.
En un esquema como el presente, donde nuestro país ha ingresado al sistema globalizador de mercado, se enfrenta a la necesidad de impulsar una industria, interna y de exportación competitiva, para no ser engullido por las grandes economías desarrolladas que ahora tienen libre entrada de mercancías e inversión en el país.
En el siguiente artículo analizaremos las condiciones concretas de ciencia y tecnología en México, a partir de la llamada fase de “Sustitución de importaciones” y hasta el Neoliberalismo, y cómo se lleva a cabo en el interior de las universidades; sin embargo, es evidente que, como país subdesarrollado, las condiciones de dependencia económica también determinan una dependencia C-T que, a la fecha, no se ha podido superar.
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