El modelo Educativo Disciplinario

Por: Ana Cecilia Espinosa Martínez

  En el número anterior, en el artículo la disciplinariedad en la educación , hablamos de la forma en que el “bang” disciplinario de la ciencia alcanzó a la educación actual, y de cómo particularmente la educación de nivel superior de nuestros días tiene sustento en esta forma de organización . Pues bien, en este nuevo ensyo nos abocaremos a definir la estructura de lo que aquí denominamos el modelo educativo disciplinario e indicaremos cuáles son, en términos genéricos, sus rasgos característicos. Esto nos permitirá más tarde, valorar las ventajas y desventajas que presenta el modelo y sus posibilidades de mejora o necesidad de modificación.

El modelo educativo disciplinario: Definición y estructura

  Cuando hablamos del modelo educativo disciplinario nos referimos a la fragmentación y organización de los contenidos de la enseñanza en áreas del conocimiento diferenciadas. Así, cuando decimos que el modelo disciplinario en la educación emula al modelo disciplinario de la ciencia significamos que aquél retoma esa visión fragmentada del conocimiento, esa organización compartimentalizada de la ciencia en ciencias y construye sus propuestas educativas también de modo compartimentalizado, organizando la formación como la suma de áreas de estudio diversas (matemáticas, física, historia, geografía, lingüística, por ejemplo, en el caso de la educación básica y media básica).

Particularmente, en el nivel universitario, esto se concreta en la formación de especialistas en una materia determinada y, por tanto, en la tendencia de las instituciones de educación superior a organizar sus planes y programas de estudio en torno al análisis de un área específica del conocimiento, es decir, de una disciplina científica -natural o social- (física, economía), tecnológica (ingenierías, administración, contabilidad) o humana (filosofía, arte). Planes y programas que se encuentran integrados por contenidos pertenecientes a distintas subdivisiones de la disciplina que se fija como carrera y por aquellas otras disciplinas que se consideren referentes necesarios para la comprensión de la disciplina particular de interés para ese plan de estudios, o de sus subdivisiones.

Así, para la formación en una disciplina (biología) o subdisciplina (biología marina, por ejemplo), se estructura un plan de estudios, conformado por una tira de materias o asignaturas cuyo contenido es ya una parte o una rama específica de la disciplina objeto principal de enseñanza-aprendizaje, ya algún contenido de otro campo del conocimiento relacionado con aquél, o que constituye un antecedente para su comprensión.

Entonces, el plan de estudios está integrado por las denominadas asignaturas, cada una de las cuales implica un conjunto de contenidos seleccionados de una disciplina del conocimiento. Contenidos que, al menos de intención, se eligen en función de los saberes y antecedentes que el estudiante necesita para su formación en la disciplina particular en la que ha de graduarse.

Esta tira de materias queda a su vez dividida en ciclos que abarcan un número determinado de las mismas.

Las materias se organizan para cada ciclo según su grado de complejidad y se establecen políticas de seriación, de modo que la acreditación de determinadas materias sólo es posible si se han respetado dichas políticas.

Las diferentes asignaturas que conforman el plan de estudios son analizadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de modo aislado, a manera de sistemas autónomos, cerrados respecto del resto de las materias que integran el plan. Como hilos separados de una madeja que no encuentran un patrón ni un objetivo para entretejerse. De igual modo, cada ciclo parece ser autónomo, como si los conocimientos no tuvieran mayor relación unos con otros que pertenecer a un mismo ciclo o plan.

Sobre este particular, Carlos Ornelas nos aporta su concepto de “estructura tubular”:

“En la educación superior de la América Latina hay una orientación profesionalizante marcada, con una estructura curricular rígida, que en otros trabajos he denominado tubular (...) los estudiantes ingresan a la universidad y escogen una carrera que está compuesta por materias aisladas, organizadas en ciclos, generalmente en semestres, y hay que cursar las asignaturas en forma seriada, semestre tras semestre. Cada ciclo forma un círculo cerrado que se empalma sobre otros para completar ocho o 10 semestres. Estos círculos forman un tubo vertical cerrado...” ( Ornelas, 1995:136).

Hasta aquí podemos decir que se trata de un modo de organizar la educación que se caracteriza por:

•  Mantener fidelidad al concepto de disciplina científica como criterio de ordenación curricular.

•  Formar un corpus cerrado en el que cada asignatura aporta una dimensión específica a la formación del individuo, por ejemplo las matemáticas ayudan al desarrollo en el sujeto, de las operaciones simbólicas y abstractas, el dibujo a mano alzada ayuda al dominio y coordinación de movimientos motores finos (necesarios por ejemplo para el trazo de planos para el arquitecto).

Autores como Morris Bigge, Margarita Panza, Porfirio Morán Oviedo, Carolina Pérez Juárez y Ángel Díaz Barriga, coinciden en que la psicología que funda este tipo de organización de los conocimientos es la disciplina mental o la teoría de las facultades , surgida desde antes del siglo XX. Esta teoría considera que el estudio de diversas materias ejercita en sí mismas las capacidades intelectuales. Así, las asignaturas se ordenan lógicamente, las definiciones preceden a las ilustraciones; las clasificaciones científicas a la familiarización con los objetos que representan.

“La (teoría de la) disciplina mental (...fue) desarrollada antes del siglo XX; pero sigue ejerciendo una gran influencia en las escuelas de la actualidad. (...) La “disciplina mental” (...) significa que el aprendizaje consiste en disciplinar o adiestrar la mente” (Bigge, 1996:23) .

“Los criterios para la organización en las materias en el plan de estudios se apoyan en los supuestos de la disciplina mental. Esta teoría psicológica sostiene que la naturaleza del contenido de las materias ejercita por sí misma las facultades mentales. Se piensa incluso que mientras más difícil es el contenido, mejor formación en las facultades superiores habrá. De ahí que los planes de estudio por materias se distribuyan en bloques semestrales que son pasos indispensables para que se conduzca el aprendizaje, obedeciendo a una secuencia lógica” (Pansza, et. al. 1994:153,154).

•  El contenido, metodología, proceso didáctico..., se define independientemente del conjunto por cada asignatura, es decir, de forma aislada, separando la problemática, dentro de cada apartado, del resto.

Nosotras consideramos que esta división del conocimiento en la escuela en compartimentos diferenciados (denominados en el ámbito académico como asignaturas) es en sí un modo de parcelar la realidad, y que dicha parcelación encuentra sustento en la lógica del paradigma positivista de la ciencia, que se ha expuesto en el capítulo tercero.

Con esta postura coincide Ángel Díaz Barriga quien considera que “...la estructuración por asignaturas (...) constituye una forma particular de fragmentar la realidad. Sus premisas epistemológicas se encuentran ligadas al positivismo: el desarrollo de la ciencia evoluciona a partir de la segmentación de un objeto de conocimiento, de su formalización y del estudio de sus principios y leyes” (Díaz, 1997:48).

Rasgos característicos y desventajas del modelo educativo disciplinario

Consideramos también que el abordaje fragmentado-disociado de los conocimientos en la educación:

•  Es nocivo:

•  En tanto que dificulta la comprensión y relación de los conocimientos entre sí, lo que a su vez obstaculiza una visión más integral y completa del conjunto de problemas que se presentan en un objeto de estudio; y restringe las posibilidades de comprender que cada fenómeno o cada información, se explica y adquiere su significado último en función de la totalidad de la que forma parte, y no de su existencia como ente aislado. (Ver figura 1)

•  Contribuye a poner en un mismo plano elementos de distinto valor, generando una percepción falsa o al menos incompleta de la utilidad y aplicación de los diversos conocimientos para la resolución o interpretación de problemas.

•  Propende a una visión pasiva del individuo en los procesos de conocimiento y educativo, en lugar de aceptar la acción epistemológica del sujeto, lo que le asigna un carácter más bien de acumulador de información que de posible constructor de la misma.

•  Es artificial:

•  En tanto que no sólo dificulta la comprensión y relación de los conocimientos entre sí, sino incluso de la realidad misma, al proporcionar un mapa que no se adecua a sus características principales: unidad y dinamismo.

Y además:

• 

Promueve la formación de especialistas en una materia muy específica.

•  Fomenta una forma de pensamiento reduccionista, elementalista, simplificada en contraste con un tipo de pensamiento relacional, holístico que permita captar a los fenómenos en un marco de integridad. Recordemos que esta forma de pensamiento holística, según argumentamos en otros capítulos, es una capacidad real de la mente humana y conforma uno de los argumentos de las tendencias del nuevo paradigma en la ciencia, con el cual estamos de acuerdo.

  La explicitación de cada uno de los incisos que caracterizan al modelo educativo disciplinario tendremos será el material para futuros ensayos.

Sabemos que existe una tendencia a considerar científico sólo aquello que cae dentro del estrecho sentido del paradigma positivista y que el “rango” de ciencias es restringido por algunos científicos sólo a las ciencias denominadas duras, como la física y las matemáticas, menospreciando la importancia y capacidad de otras disciplinas como la filosofía y la historia, por ejemplo. No obstante, para efectos de explicar el modelo educativo disciplinario, ensancharemos el concepto de disciplina hasta aquellas áreas del conocimiento particulares de que se ocupa un plan de estudios, particularmente de nivel superior, áreas o categorías del pensamiento y acción que pueden no ser bautizadas como científicas por algunos espacios académicos y de investigación, especialmente si se apegan al paradigma mencionado en las primeras líneas de este párrafo, pero que se identifican en las universidades como campos de estudio y aprendizaje o carreras.

Las carreras universitarias son estudios que se realizan después de haber terminado la educación media superior durante un determinado número de años (4 en promedio) dentro de una institución de educación superior, al final de los cuales se obtiene una titulación académica con la que se puede ejercer una profesión específica.


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NO. 14