Contribución de la Universidad a la reproducción de la ideología dominante

Por: Claudia Elena Tamariz

En el papel que desarrollen nuestras universidades modernas en el mundo actual se han puesto grandes esperanzas y con ello estoy de acuerdo. No obstante, la universidad puede ser un espacio para muchas cosas, incluso para la reproducción. Razón por la cual considero importante revisar la situación que en torno a esta situación se da en ella, a fin de estar alertas a la problemática que ello suscita y a fin de que la universidad – y quienes en ella participan- no olvide y retome el papel creativo, propositivo y de construcción de la realidad social, que le corresponde.

Estoy al tanto de la crítica que reciben los autores que aún en nuestros días escriben sobre las teorías de la reproducción. Se les tacha de utilizar discursos pasados de moda y hay quienes incluso señalan la muerte de las ideologías en nuestro tiempo, por lo que una revisión del quehacer universitario desde esta perspectiva les resulta arcaica. Esta postura es respetable pero no la comparto.

En este artículo me gustaría exponer algunas ideas en torno al siguiente problema: La contribución de la educación universitaria a la reproducción de la ideología dominante.

•  Presentación : Definición del problema.

La educación universitaria en México sufre de una crisis aguda, tanto, que cada vez nos resulta más difícil poder establecer bien a bien cuáles son los fines para los que fue creada.

Actualmente, la universidad se ha convertido en servidora de sectores sociales particulares , y no de la sociedad en general. Tal actitud la ha divorciado no sólo de los problemas de las mayorías, sino que ha contribuido a acrecentarlos al no prestarles atención.

Por otra parte, al considerarse casi servidora única de la industria y convertirse en la capacitadora y certificadora de la “mano de obra calificada”, la educación universitaria ha limitado su campo de acción, resignándose sólo a cubrir las necesidades que le son planteadas por el sector productivo y olvidándose del carácter propositor y orientador que le corresponde; de su papel de innovación y creación social. De esta forma, antes que contribuir a la transformación de la sociedad para un beneficio común de quienes la integran, perpetua el estado de cosas que justifican el beneficio y la satisfacción de las necesidades de grupos sociales minoritarios.

Sabemos que la solución a este problema no es sencilla ni está en manos de unos cuantos, por lo menos no de los cuantos que aun teniendo la oportunidad de contribuir a solucionar dicho problema no lo han hecho ni lo harían por que no sirve a sus intereses, por ello, creemos que es momento de re-conocer cuáles son los fines de la universidad y cuál es el papel que ésta debe jugar dentro de la sociedad actual a fin que pueda -a través de todos aquellos que participamos en la educación en general y la universitaria en particular, maestros, alumnos y autoridades- olvidar su ceguera y dejadez ante los problemas sociales a los que le corresponde contestar.

  Así, el problema que aquí tratamos es de todos conocido :

  La educación, en general, pero especialmente la universitaria, ha tendido a reproducir los esquemas económicos, sociales y políticos que aseguran la manutención y el beneficio de grupos minoritarios en detrimento de las mayorías, contribuyendo así a preservar las condiciones de desigualdad social, cuando la finalidad de la educación universitaria es la transformación del entorno para el beneficio del grupo social en su conjunto. 

Concretamente, en México, se trata de la reproducción de un sistema económico capitalista-dependiente, cuyo fin es impulsar el desarrollo del país dentro de un esquema capitalista de globalización.

La forma en que pretendemos abordar la comprensión de este problema y su probable solución, será a través de un análisis de las diferentes teorías sociológicas que sobre este respecto se desarrollan: las teorías de la reproducción, y también sobre las teorías que van más allá e intentan el augurio de una posible resistencia ante la imposición de pautas culturales específicas. Abordaremos también el papel que en este contexto juegan la práctica docente y el currículum oculto, y terminaremos analizando cuáles son los fines de la universidad y cuál es el papel que ésta debe jugar en la sociedad actual.

En concreto, dentro del presente ensayo, destacamos cuatro líneas a seguir:

1. Un análisis, desde el punto de vista de las teorías de la Reproducción, del papel ideológico que juega la educación en la sociedad, fuertemente influida por la estructura económica del sistema.

2. Las teorías que justifican las manifestaciones de resistencia y rechazo a estas prácticas educativas determinadas por la ideología hegemónica (Teorías de la Resistencia)

3. Un análisis de lo que es y significa el currículum oculto y la práctica docente y cómo se manifiesta, a través de ellos, una ideología determinada. y

•  Un re-conocimiento de los fines de la universidad y de su papel en la sociedad.

Los primeros dos incisos serán desahogados en este primer ensayo, quedando la cuestión del currículum oculto y el reconocimiento de los fines de la universidad en la sociedad como material para un siguiente artículo.

II. Desarrollo del ensayo

1) Teorías de la Reproducción.

Como herramienta de análisis nos apoyaremos en las Teorías de la Reproducción como formas de análisis social de la educación de cuño marxista, que consideran a la educación como elemento de una formación social históricamente determinada y como una subestructura dentro de una estructura más vasta que la incluye y desde la cual se explica su desarrollo.

Las Teorías de la Reproducción parten de ver a la realidad social como una totalidad, desde la cual la explicación y comprensión de un fenómeno concreto, exige que éste se analice desde su relación dialéctica con el resto de las partes de esa totalidad.

Esta realidad social como un todo, se constituye por la unidad dialéctica de la infraestructura económico-social y la superestructura político-ideológica. Dentro de este esquema, y formando parte de la superestructura político-ideológica, encontramos el fenómeno educativo, por lo que éste es definido por el resto de las estructuras sociales, a la vez que las define.

Para la Teoría de la Reproducción, la educación es una forma de socialización con base en las necesidades de las clases dominantes, para mantenerse y reproducirse como tales. Se trata de una socialización para la renovación del sistema vigente.

“La socialización se convierte así en el conjunto de actos y creación de mecanismos conducentes a moldear a los individuos de una sociedad dada, para renovar las situaciones que hacen posible la reproducción del sistema capitalista existente”

Este hecho niega que la acción educativa sea neutral o efectuada por un conjunto humano armónico con intereses comunes, como lo afirmaba Durkheim.

La Teoría de la Reproducción es una crítica al papel de la escuela en la sociedad capitalista, y como tal, afirma que la escuela, dentro de este sistema, tiene como funciones:

•  La formación de la fuerza de trabajo

•  La inculcación de la ideología burguesa, esto a través de dos vías:

•  La educación superior para la burguesía

•  Una educación acorde con las necesidades de la producción para el proletariado

De esta manera, la educación en general y la escuela en particular juegan un importante papel en la reproducción de las relaciones sociales de producción y, a través de ellas, la clase dominante define y transmite a los demás su modelo de individuo y de sociedad.

“La definición de los modelos sociales y culturales de la clase dominante se llevan a cabo a través de la imposición hegemónica del saber burgués, universalizando sus contenidos y omitiendo deliberadamente otros modelos de hombre y de sociedad”

Así pues, en el capitalismo la educación es el conjunto de actos y el establecimiento de mecanismos para moldear a los miembros de la sociedad con el objeto de reproducir el sistema capitalista existente.

Para profundizar más en lo que son las Teorías de la Reproducción hemos retomado la clasificación que de ellas hace Jurjo Torres Santomé, que las divide en tres posiciones:

1) La reproducción social

2) La teoría de la correspondencia

3) La reproducción cultural

1.1 La Reproducción Social

Luís Althusser, iniciador de la Teoría de la Reproducción y principal representante de esta postura, retomando a Marx, afirma:

“...hasta un niño sabe que una formación social no sobrevive más de un año si no reproduce las condiciones de producción al mismo tiempo que produce”

Siguiendo a Marx, Althusser afirma que toda formación social proviene de un modo dominante de producción, en el cual se ponen en marcha fuerzas productivas bajo relaciones de producción determinadas. Y para que esta formación social exista y se mantenga, es necesario, al mismo tiempo que se produce, reproducir las condiciones que la hacen posible, es decir, reproducir:

•  Las fuerzas productivas, y

•  Las relaciones de producción.

Como factor importante en la reproducción de la fuerza de trabajo y de las relaciones de producción en el sistema capitalista, Althusser ubica a la educación.

Las fuerzas productivas se componen de los medios de producción, que tienen sus propios mecanismos de reproducción, y la fuerza de trabajo, la mano de obra, que se reproduce en el sistema capitalista mediante el salario, como medio material que le permite cubrir sus gastos elementales (alimento, vestido, techo), para regresar a la empresa todos los días. Pero, como dice Althusser:

“...no basta asegurar las condiciones materiales de reproducción de la fuerza de trabajo para que ésta se reproduzca como tal. La fuerza de trabajo disponible debe ser “competente”, es decir, capaz de participar en el sistema complejo del proceso de producción(...) la fuerza de trabajo debe estar (diversamente) calificada y, por tanto, reproducida como tal”

Y la forma en que el régimen se asegura esta reproducción calificada de mano de obra, es a través, sobre todo, del sistema educativo capitalista.

“A diferencia de lo que ocurría en las formaciones sociales esclavistas y feudales, la reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo tiende (...) a asegurarse ya no “en el montón” (aprendizaje en la producción misma) sino más y más fuera y aparte de la producción: mediante el sistema educacional capitalista ...”

Pero para Althusser, la reproducción de la fuerza de trabajo no sólo exige reproducir su calificación, sino también su sumisión al orden establecido, función que también recae en el sistema educativo, a través de la inculcación de la ideología del grupo dominante.

En palabras de Althusser, la reproducción de la fuerza de trabajo exige también “...la reproducción de su sumisión a la ideología dominante, y una capacidad de los agentes de la explotación y de la represión para manipular la ideología dominante a fin de asegurar también “por la palabra” la dominación de la clase dominante”

Y más adelante dice: “... en los modos y bajo los modos de sometimiento ideológico se asegura la reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo”

Para Althusser la escuela como institución que asegura la reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo y su sumisión al statu quo , a través de la ideología, constituye uno de los aparatos ideológicos del Estado, de hecho, el más importante.

La clase dominante, nos dice, ejerce su hegemonía a través del poder del Estado y con los aparatos del Estado , entendiendo éstos como : “...instituciones que cumplen una función que concierne al poder”

Para Althusser existen dos tipos de aparatos del Estado :

•  Los represivos. Entre los que se encuentran el gobierno, el ejército, la policía, los tribunales...

•  Los ideológicos. De los cuales podemos mencionar la religión, la familia y, por supuesto, la escuela, entre otros.

Sobre estos últimos, Althusser nos dice: “ Llamamos aparatos ideológicos del estado a cierto número de realidades que se presentan al observador bajo la forma de instituciones precisas y especializadas”

Las diferencias entre los aparatos represivos del estado y los aparatos ideológicos del estado (AIE, como los llama Althusser) son:

•  Sólo existe un aparato represivo del estado, como un todo organizado, cuyos miembros están centralizados bajo un solo mando: la política de los representantes políticos de las clases dominantes. En cambio, existen múltiples AIE, que son relativamente autónomos.

•  El aparato represivo del estado está en manos del Estado, mientras que, en su mayoría, los AIE son entidades privadas.

•  “Lo que distingue los AIE del aparato (represivo) del estado es esta diferencia fundamental: el aparato (represivo) del estado “funciona con violencia” mientras que los aparatos ideológicos del estado funcionan con ideologías

Pero el autor hace, al respecto, una precisión: todo aparato del estado, sea represivo o ideológico funciona con violencia e ideología, pero los primeros son preponderantemente represivos, aunque también conllevan un fundamento ideológico. Althusser pone el ejemplo de los cuerpos policiacos que manejan una ideología para asegurar su propia cohesión y reproducción.

Así mismo, los AIE funcionan de forma preponderantemente ideológica, pero en forma secundaria, son represivos, aunque se trate de una represión suave y disimulada y para casos extremos. Un ejemplo son las sanciones, exclusiones y selecciones del sistema educativo.

Mediante esta doble función, represiva e ideológica de los aparatos de estado, se reproduce, no sólo una fuerza de trabajo sumisa al orden establecido, sino también las relaciones de producción, asegurando, de esa manera, la reproducción del sistema.

“Todos los aparatos ideológicos del estado, cualesquiera que sean, concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, de las relaciones capitalistas de explotación”.

A pesar de la diversidad de AIE´s, lo que los convierte en una unidad es la ideología según la cual funcionan, una ideología única y unificadora: la ideología de la clase dominante, que se debe reproducir a los grupos sociales a través de estos aparatos, el más importante de ellos: la escuela.

En palabras de Althusser: “...la burguesía ha situado como aparato ideológico número uno, es decir dominante, al aparato escolar (educacional) que, de hecho, ha reemplazado al antiguo aparato ideológico dominante: la iglesia (el de las formaciones económicas feudales) Incluso se puede agregar: la pareja escuela/familia ha reemplazado a la pareja iglesia/familia”

Para Althusser, la escuela renueva las relaciones de producción existentes, no a través de la coerción, sino a través de la introyección de la ideología de la clase dominante.

Esta introyección de la ideología por la escuela se efectúa a través de dos medios:

•  Los contenidos educativos

•  Las prácticas escolares

Así, la idea es acoger a los niños de todas las clases sociales en una época en que son maleables, e inculcarles las habilidades requeridas por el sistema, envueltas en la ideología dominante.

“La escuela recibe a los niños de todas las clases sociales desde los jardines infantiles y desde ese momento –les inculca durante muchos años- los años en que el niño es más “vulnerable” y está aprisionado entre el aparato ideológico familiar y el escolar- “saberes prácticos” tomados de la ideología dominante (el idioma materno, el cálculo, la historia, las ciencias, la literatura) o simplemente la ideología dominante en estado puro (moral, educación cívica, filosofía)”

Posteriormente esos individuos acogidos por la escuela se integraran al sistema productivo y a un nivel determinado de la estructura económica y cultural de la sociedad, según las exigencias de la calificación laboral.

Los más se quedarán en el nivel económico y cultural más bajo, unos cuantos continuarán por otros tramos de la escuela para convertirse en los recursos humanos destinados a puestos de mandos pequeños y medios y sólo una minoría llegará a la cima del sistema educativo, convirtiéndose en los agentes de explotación.

Cada uno de estos grupos aceptará sus condiciones, pues estará imbuido del componente ideológico que justifica el papel que debe desempeñar en la sociedad de clases.

Para Althusser, el sistema educativo desempeña un papel dominante porque: “...no hay ningún aparato ideológico del estado que mantenga durante tantos años una audiencia obligatoria (y...a veces gratuita), 5 ó 6 días a la semana a razón de 8 horas por día, con la totalidad de los niños...”

Esta ideología que atiende a intereses de clase está encubierta por una ideología que representa a la escuela como neutral, desprovista de ideología y donde los maestros son respetuosos de la libertad y conciencia de los estudiantes y de sus padres.

Althusser afirma que en la mayoría de los casos los maestros desconocen su papel como reproductores de la ideología dominante, aunque admite que hay excepciones, que existen maestros, que en condiciones desfavorables, luchan contra la ideología hegemónica y contra el sistema con: “...las pocas armas que pueden encontrar en la historia y en el saber que “enseñan”

Bajo una perspectiva similar, Antonio Gramsci, dentro de su teoría del Bloque Histórico, ubica a las instituciones educativas en el nivel de la superestructura, concretamente formando parte de la Sociedad Civil, como uno de los aparatos con los que el grupo dominante ejerce una hegemonía cultural y política, a través de ideología.

Para Gramsci, el establecimiento de una hegemonía por parte de la clase dominante es en sí una relación educativa, pues el Estado en la sociedad capitalista se convierte en un Estado educador, cuya finalidad es crear y reproducir un tipo de civilización y de ciudadano.

“La hegemonía se condensa cuando logra crear un “hombre colectivo”, un “conformismo social” que adecue la moralidad de las masas a las necesidades del aparato económico de producción y, por ende, elabore nuevos tipos de individuos. El objetivo, para cada sociedad, es lograr que “el individuo se incorpore al modelo colectivo”

En este contexto, la escuela es la gran organizadora de la parte formativa del Estado, es decir, la organizadora de la elaboración de un consenso en la sociedad.

Para Gramsci la educación es también socialización, pues se trata “... de una lucha contra la naturaleza para dominarla y crear al hombre adecuado a su época.”

Pero este proceso pretende crear un conformismo social, pues se busca: “...elevar a la gran masa de la población a un determinado nivel cultural y moral, nivel (...) que corresponde a las necesidades del desarrollo de las fuerzas productivas y por consiguiente a los intereses de las clases dominantes”

En el pensamiento de esta corriente, especialmente en Althusser, se percibe a la escuela como una caja negra “...donde en realidad no pasa nada, todo sigue una linealidad perfecta; no existen auténticas posibilidades para analizar y modificar esos objetivos y contenidos de la educación.”

En otras palabras, se concibe a la escuela como pasiva, sus integrantes nada pueden hacer para modificar las estructuras de la producción y sus relaciones desiguales. Admiten que puede haber cierta resistencia interna, pero ella no basta para cambiar las determinaciones económicas sobre la superestructura y, concretamente, sobre la ideología que domina el aparato escolar.

Para hacer surgir una ideología distinta de la hegemónica, que transforme la realidad, hace falta cambiar antes las estructuras de la producción. Sólo esto podría producir cambios en las instituciones educativas.

El pensamiento de Althusser cae en “...un determinismo de base económica”

1.2 La Teoría de la Correspondencia .

Samuel Bowles y Herber Gintis en 1981 elaboran la Teoría de la Correspondencia, de cuño althusseriano, pero en la que dan un paso adelante para analizar lo que ocurre al interior de esa caja negra que es la escuela, al encontrar correspondencia entre las prácticas que aquí se realizan, con las que se llevan a cabo en las industrias.

Ya en los años sesentas Philip W. Jackson, con su libro “La Vida en las Aulas” había establecido una correspondencia similar, e incluso fue el primero en emplear el término currículum oculto , al referirse a las modalidades organizativas y las rutinas que privan en las escuelas y a través de las cuales, las instituciones educativas convierten en obvio y natural para los alumnos una serie de rutinas, un ritmo y un ambiente que son indispensables para laborar en las fábricas.

“De esta manera, mediante la “monotonía cotidiana” el alumno aprende a saber mantener el orden, a disputarse la atención del profesorado o de cualquier persona investida de autoridad, a aceptar las sanciones contra las “trampas”, a someterse a la programación de las actividades de acuerdo con las demandas del reloj, a ser evaluado constantemente, a subordinarse ante los que detentan el mando, a ser paciente, a tolerar las frustraciones, etc. (...) Estos aprendizajes son imprescindibles para operar en las cadenas de producción industrial...”

A pesar de su análisis, Jackson pasa por alto la explicación ideológica y política de este currículum oculto, para mantener una sociedad clasista. De hecho, este autor no se inscribe dentro de las teorías de la reproducción porque no considera que se trate de la reproducción de las relaciones de producción a nivel económico y por su falta de crítica a la injusticia que subyace a esta realidad.

Por el contrario, su postura es funcionalista, por cuanto considera estos aprendizajes como necesarios para que se perpetúe, de forma acrítica e irreflexiva, el modelo actual de sociedad.

Serán Bowles y Gintis quienes retomen este currículum oculto bajo una perspectiva política, como un recurso para la reproducción de las relaciones sociales de producción del sistema capitalista.

Estos autores buscan los nexos que unen al ámbito escolar con otros ámbitos sociales, especialmente los derivados de las estructuras económicas capitalistas. Y parten de una severa crítica a las posturas liberales en torno a la educación, posturas como la de John Dewey el movimiento de la Escuela Democrática y el de la Escuela Meritocrática y Tecnocrática, que sostienen, como objetivos de la educación formal:

•  La función integradora de la escuela, que permite a los alumnos desarrollarse para integrarse plenamente a la sociedad y contribuir a su progreso (Dewey)

•  El favorecer una sociedad más igualitaria, pues a partir de la educación, los individuos pueden superar el nivel socioeconómico en el que les tocó nacer.

•  El estímulo al desarrollo individual de cada persona, al impulsar su desarrollo en los ámbitos cognitivo, emocional, físico, estético y moral, para contribuir a su realización personal.

El presupuesto para que estos objetivos se alcancen es que se democraticen las estructuras de la escuela.

Este pensamiento liberal es apoyado por una postura meritocrática y tecnocrática, según la cual todos los seres humanos son iguales por nacimiento y las diferencias sociales y económicas pueden ser contrarrestadas por los méritos personales.

“...es el esfuerzo personal, los logros de cada persona, y por tanto los niveles educativos alcanzados, los que determinen en última instancia el horizonte de las aspiraciones individuales. Son los méritos individuales, fruto del esfuerzo personal, los que van a decidir el acceso a la estructura ocupacional (...) siguiendo este planteamiento teórico, si buscamos una sociedad más igualitaria tendremos que preocuparnos de garantizar una igualdad de oportunidades, en este caso, ofrecer la posibilidad o mejor, la obligatoriedad de la educación para todos los ciudadanos y ciudadanas”

Desde este punto de vista, la escuela resulta un árbitro neutral.

Para Bowles y Gintis esta visión liberal de la escuela, y los modelos que resultaron de ella, fueron un fracaso, pues ellos sostienen, como seguidores de Althusser, que la educación en la sociedad capitalista es una de las principales herramientas que sirven para reproducir este modelo y sus desigualdades.

  Nuevamente, para estos detentores de la teoría de la reproducción, la escuela va a ser un medio de socializar e integrar a los individuos a una sociedad capitalista, y concretamente, a una determinada estructura ocupacional.

“La intención prioritaria de los procesos de enseñanza y aprendizaje en los colegios e institutos es preparar a los alumnos y alumnas para que el día de mañana, como futuros trabajadores y trabajadoras, puedan integrarse sin mayores conflictos en el interior de la estructura jerárquica que define el modelo de relaciones laborales de la economía capitalista. Relaciones de desigualdad entre unos miembros y otros...”

Pero no sólo se trata de integrarlos a un modelo ocupacional determinado, sino que, como este modelo resulta desigual - sea en función de la posición que se ocupa con respecto a la propiedad de los medios de producción, sea en función del nivel jerárquico de cada puesto -, la escuela tiene también la función de eliminar la posibilidad de conflictos por una toma de conciencia de los individuos, de su posición de clase. Así, las instituciones escolares tienden a disfrazar la naturaleza política y económica de las diferencias de clase, justificando estas diferencias por el esfuerzo y méritos personales de los individuos, desde su vida escolar.

Así, pareciera que la escuela es un medio para seleccionar “por sus méritos” , es decir por el nivel escolar alcanzado, a las personas, para ubicarlas jerárquicamente en la estructura ocupacional, pero en realidad el esquema funciona al revés, es el mercado, la propiedad y las relaciones de poder que definen al sistema capitalista, quienes determinan la posición socioeconómica de un individuo y los niveles de desarrollo educativo que puede alcanzar, lo que en última instancia le da una posición en la estructura ocupacional.

Para Bowles y Gintis estas funciones de la escuela se llevan a cabo, más que por los contenidos curriculares, a través del currículum oculto de Jackson es decir, las normas que rigen la vida en las aulas y las experiencias cotidianas en estas instituciones , que se manifiestan gracias al trabajo de docentes y alumnos, y más concretamente a las relaciones sociales que se establecen en el aula y que se corresponden con las que existen en las fábricas.

Ellos sostienen que: “El sistema educativo ayuda a integrar a la juventud al sistema económico, creemos, a través de la correspondencia estructural entre sus relaciones sociales y las de la producción. La estructura de las relaciones sociales de la educación no sólo acostumbra al estudiante a la disciplina en su puesto de trabajo, sino que desarrolla los tipos de comportamiento personal, formas de presentación propias, imagen de sí mismo, e identificaciones de clase social que son ingredientes cruciales de la idoneidad para el puesto. Concretamente, las relaciones sociales de la educación –las relaciones entre administradores y maestros, maestros y estudiantes, estudiantes y estudiantes y estudiantes y su trabajo- son una réplica de la división jerárquica del trabajo.”

La escuela reproduce los valores, normas, habilidades, conductas y hasta el ambiente de las empresas, para que los alumnos aprendan a aceptar y a vivir con tales imperativos culturales, sociales y económicos, que determina el modo de producción capitalista.

Para Bowles y Gintis estas diferencias entre grupos y clases sociales en la escuela va a determinar un tipo de educación diferenciada: “La instrucción escolar no será la misma para todos los alumnos y alumnas, no sólo dentro de un mismo centro educativo, puesto que diferentes especialidades académicas van a conformar diversos conocimientos y destrezas técnicas, y por tanto, van a hacer posible el poder aspirar a salidas profesionales distintas el día de mañana.”

E incluso determinan la existencia de diferentes opciones de centros escolares, algunas de las cuales estarán canceladas para los individuos de extracción socioeconómica baja. Se refieren concretamente a las escuelas privadas, que poseen un importante poder social, político y económico, donde se prepara a los individuos para ocupar puestos clave en el sistema económico-político, pero que exigen cuotas altas para el acceso y la permanencia en ellas. De esa manera se establece una segregación decisiva, no sólo para el ingreso a una formación de élite, sino, a partir de ello, a ciertos puestos de poder en la estructura ocupacional, para determinados sectores sociales.

La formación en las escuelas públicas y privadas es muy diferente, afirman los autores: “...los colegios a los que acceden en mayor medida los miembros de la clase trabajadora (...) se rigen en su interior por sistemas organizativos que hacen más hincapié en el control conductual y en el acatamiento a reglas... (preparándoseles) para puestos de trabajo inferiores.”

Mientras que en las escuelas privadas se favorece la participación del estudiantado, la supervisión es menos directa, existe mayor democracia interna, en fin, se les forma para que a futuro ocupen puestos de control del sistema.

Es importante destacar que para estos autores, la función de correspondencia de la escuela con la empresa no es impulsada deliberadamente por el cuerpo docente, como parte de un plan consciente y maquiavélico para someter a los alumnos a las determinaciones de la estructura económica. Generalmente los maestros no tienen conciencia de su papel en el sistema (Althusser). Este juego de relaciones escolares, sus normas, en fin todo lo que conforma el currículum oculto de la escuela, lo es, precisamente, porque es difícil de captar, y por tanto, de cuestionar.

De ahí que para Bowles y Gintis, como lo es para Althusser, la solución a este problema no puede proceder de la misma superestructura, esto es, de una resistencia interna de los protagonistas del proceso educativo: maestros y alumnos. Sino que la solución está a nivel de la estructura, en la destrucción de las relaciones de producción que determinan la desigualdad entre clases: la modificación de la estructura socioeconómica permitirá una modificación de la superestructura ideológica, esto es, la construcción de un nuevo sistema educativo que favorezca la igualdad social.

El determinismo de los autores los lleva a posturas políticas radicales, cambios revolucionarios que pueden incluso ser violentos. Pero nuevamente cierran la puerta a una postura distinta de maestros y alumnos, a la posibilidad de una práctica docente contrahegemónica y liberadora.

1.3 La Reproducción Cultural.

Serán Pierre Bordieu y Jean Claude Passeron quienes, en los años setentas, inicien lo que será la teoría de la reproducción cultural o de la violencia simbólica , como algunos la llaman, debido a que parten del supuesto de que la división de clases que caracteriza a toda sociedad humana, se mantiene y perpetúa a través de la violencia simbólica.

Para su teoría, Bordieu y Passeron parten de una realidad que en los años setentas había llamado la atención a diversos analistas: el fracaso escolar y la deserción eran, en porcentaje, mucho más altos entre la población de escasos recursos, mientras que aquellos estudiantes provenientes de familias de clases socioeconómicas más altas, tendían a avanzar más en los niveles escolares, concluyendo estudios universitarios.

La teoría de la violencia simbólica busca explicar esta desigualdad en los éxitos y fracasos escolares, que parecen estar marcados por la clase de origen de los estudiantes.

En principio, Bordieu radica el problema en la formación cultural que de entrada traen los alumnos dependiendo de su estrato socioeconómico, y que es adquirido en la familia y el medio en que se desarrollan. Afirma que la escuela capitalista, que se dice democrática porque pretende brindar iguales oportunidades a todos los alumnos, parte, de base, de una estructura desigual, no sólo económica, sino también cultural, que la escuela tiende a acentuar. Y es que el sistema formal de enseñanza, que se dice neutral, trata a todos los individuos de la comunidad estudiantil como iguales, a pesar de que de hecho, son desiguales.

“El resultado de una propuesta escolar que no asuma claramente que los alumnos y alumnas no llegan a los centros escolares como tabula rasa , sino que son personas que ya recibieron en su familia y en su entorno, vía (...) una educación (...) no formal, por una parte, un cierto capital cultural, y por otra, unas expectativas y actitudes acerca de lo que es y qué esperar de la cultura, va a estar contribuyendo decisivamente a la reproducción de las actuales relaciones de clase y de la estructura de clase correspondiente.”

Bordieu afirma que la función de reproducción social de la escuela se lleva a cabo a través de su función de reproducción cultural. La escuela transmite un capital cultural que no es otra cosa que la visión del mundo de las clases sociales poderosas, que se impone a las demás como la cultura característica de esa sociedad, pero que en el fondo legitima los intereses de la clase que la impone.

Esta que se considera “la cultura” del grupo social, aunque está a disposición de todo el mundo, sólo pueden apropiársela quienes poseen los códigos adecuados para ello, que generalmente son las clases altas.

“...percibir y poseer los bienes culturales que se encarnan en códigos simbólicos cifrados y misteriosos (lenguaje literario-científico-filosófico-pictórico-musical, etc.), presupone la posesión de instrumentos intelectuales y de sensibilidad para poder descifrarlos”

Se trata de conocer y dominar los códigos que permiten apropiarse de estos bienes culturales, códigos que difícilmente poseen aquellos cuya condición socioeconómica sólo les permite acceder a una cultura marginal, por lo que poseen códigos simbólicos diferentes e instrumentos intelectuales poco desarrollados.

Esta es la cultura que se enseña en los centros escolares, y el dominio de los códigos para entenderla no puede adquirirse a través de aprendizajes elementales, requiere de “...un conocimiento metódico, prolongado y sistemático que proporcionan las instituciones educativas superiores, organizadas con ese fin y cuya acción tendrá mayor éxito en función de la concordancia entre los modelos lingüísticos-culturales de la transmisión familiar y el escolar.”

Esto significa que la probabilidad de alcanzar estos niveles superiores será mayor para las clases dominantes, que son las que poseen una cultura familiar equiparable a la que se imparte en la escuela, puesto que son las que imponen su cultura como “la cultura”.

En cambio: “La discordancia entre el modelo lingüístico cultural familiar y el escolar es causa (...) de la autoeliminación de gran parte de los niños de las clases más desfavorecidas culturalmente, incapaces de descifrar la progresiva complejidad del código simbólico escolar por su déficit cultural inicial”

Así pues, la concordancia o discordancia entre la cultura de la casa y la de el sistema escolar (que es la impuesta por la cultura dominante) determinará en gran parte la posición que el niño ocupará en la escuela. Mientras exista concordancia, el niño tendrá las herramientas intelectuales para apropiarse de la “alta cultura” que se le ofrece y, por tanto, sus posibilidades de permanecer en la escuela y avanzar hacia niveles superiores de escolarización serán mayores, como mayores serán sus posibilidades de ocupar puestos mejores en la estructura económica.

“Bordieu sostiene que las diferentes clases y grupos sociales difieren en la naturaleza de su socialización primaria, la que tiene lugar en el marco familiar, y esto es lo que condiciona las posibilidades de apropiación del capital cultural que ofrecen las instituciones escolares y, por consiguiente, lo que explica que las distintas clases (...) sociales tengan que ir abandonando el sistema de enseñanza según el grado de la distancia de sus culturas familiares y de clase y la que ofrece la institución escolar, la de las clases dominantes.”

De esa manera se distribuye el capital cultural entre las clases, “favoreciendo a los favorecidos y desfavoreciendo a los desfavorecidos”, y se perpetúa una estructura clasista sustentada en una reproducción cultural que favorece una reproducción social desigual.

Ahora bien, la forma en que se impone la cultura hegemónica en las escuelas es, según los autores, a través de una violencia simbólica, que consiste en imponer significados como legítimos, al mismo tiempo que se oculta que se trata de una imposición.

Para comprender cómo manejan los autores este elemento, retomaremos a Torres Santomé, que expone la teoría de Bordieu bajo 5 proposiciones principales:

•  La violencia simbólica

•  La acción pedagógica

•  La autoridad pedagógica

•  El trabajo pedagógico, y

•  El sistema de enseñanza.

La escuela, nos dice Bordieu, es la instancia donde prevalece la violencia simbólica , “...en cuanto impone, a través de un poder arbitrario, una arbitrariedad cultural”

La violencia simbólica se basa en relaciones de fuerza, que se dan gracias a que existe en el seno de la sociedad capitalista, una clase social que tiene el poder para imponer arbitrariamente su modelo cultural, y una clase dominada que sufre dicha imposición.

Esta imposición arbitraria de la cultura de las clases dominantes, esta violencia simbólica, se ejerce directamente mediante la acción pedagógica, que se lleva a cabo entre los muros de la escuela o fuera de ella .

“Esta acción se etiqueta como violenta puesto que se ejerce en una relación de comunicación donde las interrelaciones son de tipo desigual; existe una clase o un grupo social que tienen mayor poder y que lo utilizan para realizar una selección arbitraria de cultura e imponerla a los más desfavorecidos.”

El concepto de autoridad pedagógica lo emplea Bordieu para disimular y ocultar esta imposición de la cultura dominante. Gracias a la autoridad pedagógica que tienen las instituciones educativas y sus agentes, estos pueden transmitir la arbitrariedad cultural como válida y obligar al alumnado a aceptarla como tal e interiorizarla mediante un sistema de recompensas y castigos.

Para lograr esta inculcación de la cultura dominante, las instituciones educativas requieren ejercer un trabajo pedagógico de cierta duración, que socialice a los alumnos, creando en ellos un “hábitus”, entendido éste como: “...el producto de una interiorización de los principios de la cultura dominante, de sus categorías de percepción y de apreciación de la realidad,... (que) va a tener efectos reproductores”

Si este “hábitus” es transferible, es decir, puede engendrar prácticas que sigan los principios de la cultura dominante en el mayor número de campos, entonces el trabajo pedagógico habrá sido eficaz.

Algo que facilita la formación del “hábitus” y su acción duradera, es la legitimación del trabajo pedagógico , es decir la tarea de las escuelas, que hará que su producto sea valorado (la cultura dominante) e incluso los individuos se interesen en continuar adquiriéndolo, al mismo tiempo que desprecien otras formas culturales distintas de la que se considera legítima.

Para que la escuela legitime su trabajo pedagógico, el sistema de enseñanza debe autorreproducir las condiciones institucionales para su existencia. Para ello forma a sus agentes o profesionales de la reproducción, capacitados para realizar un trabajo pedagógico específico y reglamentado. Profesionales que, por supuesto, aceptan los valores y la misión del sistema al que sirven su cultura.

Para Bordieu y Passeron, el currículum oculto es el medio más eficaz para garantizar esta autorreproducción del sistema, al establecer rutinas irreflexivas a seguir por los maestros (cultura rutinizada)

Para estos autores, la arbitrariedad cultural que apoya los intereses de una clase social, se oculta tras una máscara de neutralidad.

Igual que con las otras teorías de la reproducción, para la teoría de la reproducción cultural los agentes que participan en el proceso educativo son determinados por las estructuras a las que sirven, son entes pasivos y manipulables, sin posibilidad de resistencia y contestación.

  Citas Bibliográficas

Particularmente me refiero al sector productivo.

Salamón, Magdalena. Panorama de las Principales Corrientes de Interpretación de la Educación como Fenómeno Social p.17

Salamón, Magdalena. Op. Cit. p.17

Althusser, Louis. La Filosofía como Arma de la Revolución Cuadernos de Pasado y Presente No.4. p.97

Ibidem. P.100

Ibidem. P. 101

Ibidem. P. 102

Ibidem. P.102

Salamón, Magdalena. Op. Cit. p.17

Althusser, Louis. Op. Cit. p.109

Ibidem. P.110

Ibidem. P.117

Ibidem. P.117

Ibidem. P.118

Ibidem. P.119

Ibidem. P.119

Portantiero, Juan Carlos. “Antonio Gramsci. La Hegemonía como Relación Educativa” en Ibarrola Nicolín, María de. Las Dimensiones Sociales de la Educación. SEP. P.44

Ibidem. P49

Ibidem. P.48

Torres, Santomé, Jurjo. El Currículum Oculto Ediciones Morata. P.58

Ibidem. P.59

Ibidem. P.62

Ibidem. P.67

Ibidem. P.68

Bowles, S. y Gintis, H. La Instrucción Escolar en la América Capitalista. La Reforma Educativa y las Contradicciones de la Vida Económica. Ed. Siglo XXI. P.175. Citado por Torres Santomé, Jurjo. Op. Cit. p.69

Torres Santomé, Jurjo. Op. Cit. p.71.

Ibidem p.72

Torres Santomé, Jurjo. Op. Cit. p.90

Salamón, Magdalena. Op. Cit. p.21

Ibidem. P.22

Ibidem. P.22.

Torres Santomé, Jujo. Op. Cit. p.96.

Salamón, Magdalena. Op. Cit.. P.23

Torres Santomé, Jurjo. Op. Cit. P.93

Ibidem. P.93


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NO. 16