Los derechos humanos en México

Ponencia participante en el 7° Evento de Mesas Redondas:

“Los derechos humanos en México”

Por: Berta Leticia Dueñas Aréchiga

Estudiante de 2ndo cuatrimestre de la Lic. en Derecho

  L os derechos humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona; cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos derechos, establecidos en la constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el estado.

Todos estamos obligados a respetar los derechos humanos de las demás personas. Sin embargo, según el mandato constitucional, quienes tienen mayor responsabilidad en este sentido, son las autoridades gubernamentales, es decir, los hombres y mujeres que ejercen la función de servidores públicos.

Partiendo de este contexto, nos damos cuenta que es aquí, donde más se transgreden los derechos de las personas, y me atrevería a decir, que la mayoría de los aquí presentes, hemos sido objeto, si no directamente, sí a través de algún familiar, de la mala atención de algún servidor público. Esto es lo mínimo que quizá hemos experimentado, porque los abusos que a diario se comenten son incontables, y van desde una desatención, hasta delitos de verdad lamentables, como son golpes, abusos sexuales y hasta asesinatos.

¿Quiénes son los grupos más vulnerables a este tipo de abusos? Los grupos o comunidades que por circunstancias de pobreza, origen étnico, estado de salud, edad, género o discapacidad, se encuentran en una situación de mayor indefensión para hacer frente a los problemas que plantea la vida y no cuentan con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas. La vulnerabilidad coloca a quien padece, en una situación de desventaja, en el ejercicio pleno de sus derechos y libertades.

Ponente: Bertha Dueñas Aréchiga

Sin embargo, esto no es privativo de esos grupos, pues hemos visto y escuchado de casos muy diversos. Lo que sí reconocemos es que pareciera que personajes altamente ligados a la política, el ejército y personas de gran capacidad económica, fuesen intocables, aún, tratándose de verdaderos rufianes.

¿Qué es lo que está haciendo nuestro gobierno al respecto?

Durante el último año, el gobierno mexicano ha llevado a cabo una serie de medidas que a los ojos de la opinión nacional e internacional, indicarían la voluntad del gobierno para dar pasos que ayuden a poner un alto a las violaciones de los derechos humanos. A pesar de lo anterior, y a más de un año de que el gobierno mexicano dio a conocer el Programa Nacional de Promoción y Fortalecimiento de los Derechos Humanos, la alarmante situación de estos derechos en México, es reconocida como grave por diferentes mecanismos intergubernamentales de derechos humanos.

La persistencia de las ejecuciones y desapariciones, la frecuencia de la tortura, las detenciones arbitrarias, la perpetuación de la impunidad, la falta de independencia del poder judicial, la corrupción de los órganos de procuración de justicia, las recientes reformas penales que restringen aún más las garantías individuales... Todo esto nos lleva a darnos cuenta que lo que hasta ahora se ha hecho, resulta muy poco para tanto rezago en esta materia.

En su reciente visita a México, la alta comisionada para los derechos humanos señaló que “en México se transgreden los derechos humanos en los niveles más básicos. Todavía queda camino largo que recorrer para que la impunidad, los problemas de impartición de justicia, la exclusión de los grupos indígenas, la actividad de los grupos paramilitares, y los ataques para quienes están al frente de organismos defensores de los derechos humanos dejen de existir.”

Por lo anterior, propongo:

•  Difundir los derechos de los ciudadanos.

•  La creación de un sistema judicial independiente, en el cual se respete rigurosamente la presunción de inocencia de los detenidos y que incluya el establecimiento de una carrera profesional para los jueces.

•  La destitución de impartidores de justicia corruptos.

•  La creación de cuerpos policíacos profesionales, que operen sin impunidad y que tengan una real capacidad de investigación

•  Asegurar una defensa adecuada para las personas de escasos recursos, aumentando el número de defensores de oficio.

Y por último, y para mí lo más importante, apostarle todo a la educación, porque una persona conocedora de sus derechos, será menos vulnerable a todo tipo de abusos.

REVISTA
NO. 21