Dos Teorías: La Metodología de los Programas de Investigación y los Paradigmas
Por: Claudia Tamariz García y Ana Cecilia Espinosa Martínez
El paradigma científico tradicional ha alcanzado los límites de su utilidad en la gran mayoría de las áreas del saber, y se impone la necesidad e hallar otro”
Miguel Martínez Miguélez
Según hemos analizado en artículos anteriores, la ciencia posee una estructura interna teórico-práctica que permite su funcionamiento: Nos referimos al aparato conceptual y las teorías que constituyen la ciencia aceptada en un momento histórico determinado que guía su desarrollo y la forma que toma el quehacer científico.
Esto es lo que se ha dado en llamar paradigma epistémico.
Pero para entender más profundamente los elementos que conforman la estructura interna de la ciencia, es necesario analizar con mayor detalle cómo trabaja la ciencia moderna y, para ello, hemos incursionado un poco en las diferentes teorías que explican sus mecanismos de funcionamiento y progreso, sus métodos de trabajo y las reglas que determinan qué es ciencia y qué no lo es, nos referimos a las grandes metodologías científicas, no entendidas como reglas mecánicas para resolver problemas científicos, sino como:
“…un conjunto de reglas, rigurosamente interrelacionadas, mucho menos mecánicas, que permiten la evaluación de teorías ya elaboradas” (Serrano, 1980:118).
Teorías que explican la racionalidad de la ciencia.
Hasta el momento, hemos revisado dos teorías de la racionalidad científica en artículos anteriores: el inductivismo en la ciencia y la teoría del falsacionismo.
En este nuevo número, presentamos a ustedes dos nuevas teorías: la metodología de los programas de investigación y la teoría Kuhniana: los paradigmas.
Iniciemos...
La Metodología de Programas de Investigación
Esta es la metodología propuesta por Imre Lakatos y sus principales tesis son las siguientes:
La unidad básica para hacer ciencia no es una teoría o un conjunto de ellas sino un programa de investigación con un núcleo aceptado por convenio y por tanto irrefutable, al menos provisionalmente, y con una serie de reglas metodológicas que marcan los caminos que se deben evitar (heurística negativa) y los que se deben seguir ( heurística positiva ), todo con un plan preconcebido.
Para ser más específicas desglosaremos este párrafo:
1) el punto de partida de la ciencia no es una hipótesis falsable o una observación sino un programa de investigación, entendido como “...una estructura que sirve de guía a la futura investigación tanto de modo positivo como de modo negativo” (Chalmers, op.cit. :115).
2) Este programa al que se refiere Lakatos está compuesto por un núcleo central formado por las hipótesis teóricas más generales que constituyen la base a partir de la cual se desarrolla el programa. Alrededor de este núcleo central se teje siempre un cinturón protector de “hipótesis auxiliares” que complementan al núcleo y que son, por ejemplo, las condiciones iniciales para la investigación, los enunciados observacionales...
Por ejemplo, en la teoría copernicana el núcleo de la misma serían los supuestos de que la Tierra y los planetas giran alrededor del sol inmóvil y que la Tierra gira sobre su eje. Mientras que el cinturón protector de esta teoría lo formarían los epiciclos que Copérnico y otros científicos como Kepler agregaron para justificar órbitas circulares de los planetas.
La característica esencial del núcleo central es que se vuelve infalsable por la decisión metodológica de los científicos: es un elemento convencional (aceptado por convención), de manera similar a la aceptación por convención que hacen los falsacionistas de los enunciados singulares para falsear teorías universales.
Así, cualquier contradicción o insuficiencia en un programa de investigación se atribuirá, no a un error en el núcleo central, sino a alguna parte del cinturón protector.
3) Otra característica de los programas de investigación es que incluyen una metodología que marca los caminos a evitar o heurística negativa y aquellos que se deben seguir, heurística positiva.
La heurística negativa de un programa estipula que no se pueden rechazar ni modificar los supuestos básicos subyacentes del programa, esto es, su núcleo central.
“La heurística negativa de un programa consiste en la exigencia de que durante el desarrollo del programa el núcleo siga sin modificar e intacto. Cualquier científico que modifique el núcleo central se apartará de ese determinado programa de investigación” (Ibidem. :116-117)
La heurística positiva, en cambio, se refiere a lo que los científicos sí deben hacer, que consiste concretamente en completar el núcleo central para que sea capaz de predecir y explicar hechos reales, esto es, son sugerencias o indicaciones de cómo refinar el cinturón protector para hacerlo menos refutable.
Un programa de investigación tiene mérito si:
Posee un alto grado de coherencia que conlleve a la elaboración de un programa definido para la investigación futura; y
Conduce al descubrimiento de fenómenos nuevos , al menos de vez en cuando.
La ciencia avanza por una competencia entre programas de investigación rivales , concretamente cuando los programas de investigación progresivos sustituyen a los regresivos o degenerativos.
Los programas de investigación pueden ser progresivos o degenerativos, según consigan o no conducir al descubrimiento de fenómenos nuevos
“Se dice que un programa de investigación es “progresivo” en tanto su desarrollo teórico anticipe su desarrollo empírico, es decir, en tanto que siga prediciendo con algún éxito hechos nuevos (...); es “paralizante” si su desarrollo teórico se rezaga con respecto a su desarrollo empírico, es decir siempre que no ofrezca mas que explicaciones post-hoc bien sea de descubrimiento casuales, o bien de hechos anticipados por y descubiertos en un programa rival (...). Un programa de investigación “supera” a un rival si explica progresivamente más que éste, en cuyo caso el rival puede ser eliminado” (Lakatos, op.cit. :466).
En otras palabras:
Un programa es progresivo cuando es capaz de predecir nuevos hechos antes de que estos ocurran.
Un programa es degenerativo cuando va a la zaga de los hechos y sólo los explica a posteriori.
Existe, según Lakatos, un problema para juzgar cuándo un programa ha degenerado o cuándo uno de dos programas rivales ha conseguido una ventaja decisiva sobre el otro, pues existen programas aparentemente degenerativos que de un momento a otro, por alguna ingeniosa modificación de su cinturón protector, entran en una fase progresista, pero esto puede ocurrir después de siglos. Así pues, sólo en retrospectiva se puede juzgar si un programa degeneró y fue sustituido por otro.
“Ninguna ventaja a favor de una de las partes puede nunca considerarse absolutamente concluyente. Nada hace nunca inevitable el triunfo de un programa. Ni tampoco hay nada que haga inevitable su derrota” (Ibidem. :467).
Las investigaciones dentro de un programa se realizan sin prestar atención a las aparentes falsaciones de los enunciados observacionales.
Lo que para Popper son falsaciones a las teorías, para Lakatos son sólo anomalías que el científico anota y deja de lado pero que no acaban con el programa de investigación en tanto este mantenga su heurística positiva. Se le da así oportunidad al programa para que haga efectivo su potencial, construya su cinturón protector y se ponga a prueba.
El programa de investigación procede, entonces, de manera teórica aún cuando aparentemente la realidad lo contradiga y, una vez estructurado, procede a comparar la teoría con datos observacionales, pero serán las confirmaciones y no las falsaciones las que cobren capital importancia para el investigador.
De hecho, aunque la naturaleza refute la teoría el ingenio humano se las arregla para que la teoría se defienda durante largo tiempo, aún si es falsa.
Sólo cuando la heurística positiva se debilita y el programa entra en una fase degenerativa, se empieza a prestar atención a las anomalías.
El historiador que se inclina por esta metodología buscará en el pasado programas de investigación rivales y cambios progresivos y degenerativos que decidirán cuál de ellos se impondrá sobre el otro.
No buscará experimentos cruciales que refuten teorías sino que, detrás de los grandes experimentos, percibirá una guerra oculta entre dos programas de investigación.
II. Los Paradigmas
Continuando la visión de la ciencia como una estructura integrada, Thomas S. Kuhn estableció otra metodología sustentada en un concepto central, el de paradigma, en el carácter revolucionario que atribuye al progreso científico y en un enfoque novedoso, el de las características sociológicas de las comunidades científicas
Thomas Kuhn
La visión de Kuhn sobre la racionalidad de la ciencia se describe en los siguientes puntos:
Aunque Kuhn es físico de formación, su trayectoria le llevó a interesarse profundamente en la historia de la ciencias, lo que marca su visión de la actividad científica, ya que su teoría trata de ajustarse a la situación histórica, tal como él la veía.
En ello se asemeja a Lakatos, pues tanto uno como otro exigen que sus concepciones filosóficas resistan las críticas de la historia de la ciencia.
La imagen que tiene Kuhn de cómo progresa una ciencia puede esquematizarse de la siguiente manera:
Pre-ciencia. La ciencia se inicia con una actividad desorganizada y diversa: pre-ciencia o ciencia pre-paradigmática.
Ciencia Normal. Esta actividad desorganizada se estructura y dirige cuando la comunidad científica se adhiere a un solo “paradigma”, que está compuesto por los supuestos teóricos generales, las leyes y sus técnicas de aplicación que adopta una comunidad para hacer ciencia. Quienes se adhieren a un paradigma practican lo que se llama ciencia normal.
Crisis. La comunidad científica desarrollará y articulará el paradigma al tratar de acomodarlo al comportamiento de algunos aspectos del mundo real tal como se revelan a través de los resultados de la experimentación. Pero al hacerlo aparecerán dificultades, aparentes falsaciones que se pasarán por alto, a menos que se incrementen y el paradigma entre en crisis.
Revolución Científica. Esta crisis se resuelve cuando surge un nuevo paradigma que se gana la adhesión de un número cada vez mayor de científicos, hasta que se abandona el paradigma original. Este cambio constituye una revolución científica.
Nueva Ciencia Normal. El nuevo paradigma lleno de promesas guía la nueva actitud científica y la forma de hacer otra vez ciencia normal.
Nueva crisis. Hasta que aparece una nueva crisis seguida de una nueva revolución.
En su obra original, La Estructura de las Revoluciones Científicas , Kuhn no define lo que es el paradigma y en cambio parece atribuirle diferentes significados, tantos que Margaret Masterman llega a contar 21 significados de tal término (Masterman, 1975); sin embargo, en una edición posterior el autor agrega unas posdata en la que intenta aclarar ciertos términos e ideas como respuesta a las críticas hechas a su pensamiento y ahí revela que el término paradigma es utilizado en su obra, en dos sentidos:
“Por una parte, significa toda la constelación de creencias, valores, técnicas, etc., que comparten los miembros de una comunidad (científica) dada” (Kuhn, 1997:269) y que él considera que es el sentido sociológico del término.
Este paradigma es el elemento que comparten los miembros de una comunidad científica y que da unanimidad a sus juicios profesionales, se trata de un concepto mucho más amplio que el de teoría o conjunto de teorías pues está compuesto por diferentes elementos, como son:
Las generalizaciones simbólicas , que funcionan en parte como leyes y en parte como definiciones de los símbolos que muestran (Por ejemplo: v= d/t)
Creencias en modelos particulares (por ejemplo: las partículas de un gas actúan como bolas de billar en movimientos al azar) que proporcionan al grupo analogías y metáforas permisibles “Y al hacer esto ayudan a determinar lo que será aceptado como explicación y como solución de problemas; a la inversa ayudan en la determinación de la lista de enigmas no resueltos y en la evaluación de la importancia de cada uno” (Kuhn, op.cit. :283). Para Kuhn esto es lo que se ha interpretado como paradigma metafísico.
Valores. Que, por una parte, están referidos a las predicciones (deben ser exactas, de preferencia cuantitativas...) y, por otra, se aplican al juzgar teorías enteras: deben permitir formular y solucionar enigmas, deben ser sencillas, coherentes y probables. También existen otros valores referidos a la relación de la ciencia con la sociedad: aquella debe ser útil a ésta.
Modelos o ejemplares. De aquí surgió originalmente el término paradigma y se refiere a soluciones concretas a problemas que se convierten en ejemplares para enseñar al científico a solucionar enigmas. Este elemento del paradigma sociológico es también el segundo sentido que le da Kuhn a la definición de paradigma.
Esta matriz disciplinar funciona como una ideología a través de la cual los miembros de la comunidad entienden el mundo y resuelven problemas.
El segundo sentido del término paradigma forma parte del primero y se refiere a “...las concretas soluciones de problemas que, empleadas como modelos o ejemplos, pueden reemplazar reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la ciencia normal” (Ibidem. :269).
Kuhn afirma que, al contrario de lo que se cree normalmente, un aspirante a científico, en su etapa de formación, no aprende el conocimiento científico a partir de conocer la teoría o ley (por ejemplo f=ma) y algunas reglas para su aplicación y de ahí poder resolver cuanto problema se le presente, sino que aprende a partir de una practica frecuente de resolver problemas basado en ejemplos anteriores de cómo hacerlo, que le van dando la pauta de cómo aplicar la ley.
Al principio esta práctica de resolución de problemas le permite conocer cosas nuevas sobre la naturaleza, al cabo de un tiempo, “...el estudiante descubre una manera de ver su problema, como un problema que ya había encontrado antes. Una vez captada la similitud, percibida la analogía entre dos o más problemas distintos, puede interrelacionar símbolos y relacionarlos con la naturaleza de las maneras que ya han resultado efectivas antes” (Ibid. 290), entonces la teoría, f=ma, empieza a convertirse en un instrumento que informa al estudiante de las similitudes que debe buscar, las circunstancias en que puede verse la situación, su Gestalt.
“La resultante capacidad para percibir toda una variedad de situaciones como similares, como sujeto para f=ma o para alguna otra generalización simbólica es, (...) lo principal que adquiere un estudiante al resolver problemas ejemplares...” (Ibid.:290). Al cabo de un cierto tiempo este aprendiz de científico aprende a contemplar las situaciones en la misma Gestalt que el resto de la comunidad científica: “...ha asimilado una manera de ver las cosas, comprobada por el tiempo y sancionada por su grupo” (Ibid.:290).
Esto significa para Kuhn que en la ciencia el aprendizaje de solución de problemas no radica en conocer la ley o teoría y aplicarla automáticamente sino que, a partir de ejemplares de cómo resolver ciertos problemas, se aprende a ver situaciones como similares a aquel, se compara una situación con otra ejemplar a la que se le aplica una determinada ley o teoría científica, por lo que la nueva situación también cae bajo la aplicación de la misma ley.
“...una de las técnicas fundamentales por las que los miembros de un grupo, ya sea toda una cultura o una subcomunidad de especialistas dentro de ella, aprenden a ver las mismas cosas cuando se encuentran ante los mismos estímulos, es al verse ante ejemplos de situaciones que sus predecesores en el mismo grupo ya habían aprendido a ver como similares y como diferentes de otras especies de situaciones” (Ibid.:296).
Pero la adquisición de estos ejemplares o paradigmas, nos dice Kuhn, no implica la adquisición de las reglas científicas y la capacidad de aplicarlas, lo que se adquiere es una forma inconsciente de percibir la realidad respaldada por un grupo. Y es que la percepción la entiende el autor como algo previo a la interpretación que sería este concienciar la aplicación de la regla, cuando la adquisición del paradigma sólo implica aprender a ver la realidad de una determinada forma.
Para Thomas Kuhn una ciencia madura está regida por un solo paradigma , que establece las normas necesarias para legitimar el trabajo dentro de la ciencia que rige. El paradigma coordina y dirige la actividad de “resolver problemas” dentro de la comunidad científica.
Así, lo que distingue a la ciencia de lo que no lo es, es la existencia de un paradigma capaz de apoyar la tradición de una ciencia normal.
Kuhn define ciencia normal como una: “...actividad basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior” (Ibid. :33).
En otras palabras: la ciencia normal es la actividad realizada por una comunidad científica, regida por un determinado paradigma, que tiene un carácter histórico. Esta actividad consiste fundamentalmente en resolver problemas, para lo cual el paradigma proporciona los medios de solución: leyes y supuestos teóricos, forma de aplicarlos, instrumentos y técnicas, prescripciones metodológicas...
Los científicos, afirma Kuhn, son profundamente conservadores, así que una vez adoctrinados en un paradigma se dedican a resolver cuestiones que refuerzan y amplían la vigencia del paradigma, no a cuestionar su validez.
De ahí que si se produce un fracaso en la resolución de un problema éste se atribuye a un error del científico y no del paradigma. Para Kuhn los problemas que se resisten a ser resueltos son anomalías del paradigma (no falsaciones a la manera Popperiana) , por lo que simplemente se dejan de lado, a menos que el número de anomalías crezca.
Dentro de la ciencia normal los aspirantes a científicos son formados en el paradigma dominante (que a decir de Martínez incluye : una red de conceptos a través de los cuales los científicos ven su campo, una red de creencias teóricas o metodológicas que permiten la selección, evaluación y crítica de temas, problemas y métodos y una red de compromisos entre los miembros de la comunidad científica (Martínez, op.cit)) para que resuelvan “problemas normales” con “experimentos normales”. Gran parte de este conocimiento es tácito y, por ello, un científico normal será inconsciente en gran parte de la naturaleza precisa del paradigma en el que trabaja y, por supuesto, jamás debe cuestionarlo.
La ciencia normal cumple una función esencial en el quehacer científico pues proporciona la oportunidad de que los científicos, trabajando dentro de un paradigma cuyos fundamentos no se cuestionan, efectúen el duro trabajo teórico y experimental necesario para que el paradigma se compagine con la naturaleza.
Gracias a la confianza en el paradigma los científicos no se enzarzan en discusiones inútiles sobre supuestos y métodos fundamentales, sino que dedican sus energías a resolver problemas detallados que presenta el paradigma. Por ello la ciencia normal debe ser acrítica.
Para Kuhn, aunque un paradigma resuelva incógnitas y tenga aplicaciones prácticas no significa que refleje de manera más exacta la realidad, pues la realidad es incognoscible en sí y las proposiciones son verdaderas o falsas dentro del contexto de un determinado paradigma, por ello Kuhn rechaza la falsación popperiana.
Decíamos que para Kuhn los problemas que se resisten a ser resueltos son anomalías dentro del paradigma que deberán dejarse de lado; sin embargo, si el número de anomalías crece entonces puede llegar a producirse una crisis .
La anomalía es o una falsedad o un problema que debería tener solución y no la tiene o un resultado importante pero no deseado o una contradicción o un absurdo que provoca el paradigma al llevarlo demasiado lejos. Pero no se trata de algo extra-paradigmático, sino que debe surgir del interior del mismo paradigma.
La crisis provocada por este tipo de anomalías puede llevar al reemplazo del paradigma, pero esto ocurre, no con cualquier crisis, únicamente con aquella que afecte los fundamentos mismos del paradigma dominante y que se resiste a ser eliminada por la ciencia normal.
La anomalía también resulta grave si se considera importante en relación con alguna necesidad social apremiante (Chalmers pone el ejemplo de la necesidad de reformar el calendario en tiempos de Copérnico, lo que llevó a rechazar la astronomía ptolemaica). El número de anomalías también es un factor determinante de crisis.
Margaret Masterman dice al respecto: “La anomalía conduce a la crisis (...) cuando, por ejemplo, la complejidad de la teoría crece más rápidamente que su exactitud; o cuando el área de dificultades aumenta, en lugar de disminuir, hasta que los propios fundamentos del paradigma son puestos en entredicho, o cuando unos cuantos científicos que no son miembros del grupo, provistos de un punto de vista muy diferente y una nueva y rudimentaria técnica, consiguen resolver con facilidad el principal problema causante de las dificultades, de modo que todo el paradigma actual, junto con todos sus compromisos, derivaciones y suposiciones, empieza a verse como un sueño” (Masterman, op.cit. :190).
De hecho, si se estira mucho el paradigma éste corrompe al científico produciendo inconsistencias conceptuales, absurdos, falsas expectativas, desorden, complejidad y confusión. Dice Masterman que antes se echaba la culpa del colapso de las teorías a que la naturaleza presentaba fenómenos nuevos a los que dejaba de responder la teoría. Con Kuhn este colapso de teorías se atribuye a que tras ellas hay un paradigma que restringe drásticamente sus dominios y, aún así, sus defensores intentan estirarlo para que abarque dominios no contemplados donde la analogía ya no responde. De hecho a la crisis sigue un periodo de inseguridad profesional en la comunidad científica. Los científicos normales comienzan a entablar discusiones, tratando de defender su paradigma desde argumentos filosóficos.
La gravedad de la crisis aumenta, como vimos en la cita de Masterman, si aparece un paradigma rival que, de acuerdo a Kuhn, siempre será diferente e incompatible con el viejo.
Cuando los mismos científicos normales pierden la confianza en su paradigma, entonces sobreviene una revolución.
La Revolución Científica corresponde al abandono de un paradigma por otro, no por un científico, sino por la mayor parte de la comunidad científica.
Si la ciencia se mantuviera como ciencia normal ésta se vería atrapada en un solo paradigma y no progresaría más allá de él.
“Un paradigma entraña un determinado marco conceptual a través del cual se ve el mundo y en el cual se describe, y un determinado conjunto de técnicas experimentales y teóricas para hacer que el paradigma se compagine con la naturaleza. Pero no hay ninguna razón a priori para esperar que un paradigma sea perfecto o sea el mejor de que se dispone” (Chalmers, op.cit. :140).
Por tanto, la ciencia debe contener dentro de sí la manera de pasar de un paradigma a otro mejor, esa es la función de las revoluciones, pues todos los paradigmas serán inadecuados para compaginarse de forma perfecta con la naturaleza. Por ello tras la crisis viene el paso revolucionario.
Una de las características de la etapa de crisis previa a una revolución científica es la existencia de dos paradigmas en conflicto que luchan por controlar el trabajo científico, a esta etapa Masterman la llama ciencia con dos paradigmas. Finalmente, en una revolución científica, el nuevo paradigma es respaldado por la comunidad científica y el anterior es eliminado.
Chalmers asegura que, según Kuhn, no existe ningún argumento puramente lógico que demuestre la superioridad de un paradigma sobre otro y que impulse a los científicos a cambiar de paradigma. Esta decisión del científico dependerá más de factores sociales y psicológicos que de factores lógicos: la simplicidad de la teoría, su conexión con alguna necesidad social, su capacidad para resolver un determinado tipo de problemas...
Pero, en su posdata a la edición de 1995, Kuhn se defiende de quienes le acusan de afirmar que en la elección que hacen los científicos de paradigmas nuevos priva la irracionalidad, pues argumenta que en el debate que se entabla entre dos paradigmas en pugna, efectivamente no se puede decir que uno vence sobre el otro por argumentos lógicos pues ambas posturas parten de significados y reglas distintas que les impiden seguir el mismo proceso lógico para arribar a la misma conclusión . El problema radica en que existen diferencias de base, desacuerdos en las premisas que sustentan ambas posturas, por lo que la discusión no debe tratar de demostrar que el otro se equivoca, sino tratar de persuadirlo para que cambie de paradigma y esto, dice Kuhn, no tiene nada de irracional. “En esta tesis (...) no hay nada que implique que no hay buenas razones para quedar persuadido o que tales razones a fin de cuentas no son decisivas para el grupo” (Kuhn, op.cit. :304). Estas “buenas razones” funcionan como valores.
Pero, dice Kuhn, no hay ningún procedimiento sistemático que lleve a los individuos de un grupo a tomar la misma decisión. “En este sentido es la comunidad de los especialistas, que no sus miembros individuales, la que hace efectiva la decisión (...) Lo que debe comprenderse (...) es el modo en que un conjunto particular de valores compartidos interactúan con las experiencias particulares que comparte toda una comunidad de especialistas para determinar que la mayoría de los miembros del grupo a fin de cuentas encuentren decisivo un conjunto de argumentos por encima de otro” (Ibidem. :305)
Además, para Kuhn sí existe un “buena razón” para que una comunidad deseche un paradigma y adopte otro: su efectividad para resolver enigmas.
Afirma Kuhn que los científicos son fundamentalmente unos “resolvedores de enigmas” y así: “Aunque los valores que a veces despliegan, de elección de teorías se derivan también de otros aspectos de su trabajo, la demostrada capacidad para plantear y para resolver enigmas dados por la naturaleza es, en caso de conflicto de valores, la norma dominante para la mayoría de los miembros de un grupo científico” (Ibid. :312).
De acuerdo al esquema Kuhniano la ciencia actual no es un conjunto de verdades acumuladas, sino un proceso de sustituciones donde una “verdad” sustituye a otra diferente aunque, para ser más fieles a la teoría de este autor, él no considera que las teorías puedan coincidir ontológicamente con la naturaleza: “...la idea de una unión de la ontología de una teoría y su correspondiente “verdadero” en la naturaleza me parece ahora, en principio, una ilusión; además, como historiador, estoy impresionado por lo improbable de tal opinión” (Ibid. :314).
Recordemos, además, que de acuerdo a este esquema no hay forma de demostrar la superioridad objetiva de un paradigma sobre otro.
Kuhn ha sido acusado de relativista por este motivo, además de que se le ha criticado de no creer en el progreso científico, pero él afirma que esto es falso y su argumento del científico como “resolvedor de enigmas” apoya su postura ya que la ciencia “avanza” no porque se acerque más a la “verdad” sino como instrumento que funciona mejor para resolver enigmas. Históricamente hablando ha habido una evolución de teorías que son mejores resolviendo enigmas.
“La alternativa de Kuhn al progreso acumulativo que es la característica de las concepciones inductivistas de la ciencia es el progreso a través de revoluciones” (Chalmers, op.cit.:140).
Como hemos visto, Kuhn introduce un elemento novedoso al atribuirle un importante papel a las características sociológicas de las comunidades científicas.
En palabras del autor: “...una comunidad científica consiste en quienes practican una especialidad científica (...) los miembros de una comunidad científica se ven a sí mismos, y son considerados por otros como los hombres exclusivamente responsables de la investigación de todo un conjunto de objetivos comunes, que incluyen la preparación de sus propios sucesores. Dentro de tales grupos la comunicación es casi plena, y el juicio profesional es, relativamente, unánime” (Kuhn, op.cit. : 272).
En otras palabras: “Las comunidades (científicas) son las (...) productoras y validadoras del conocimiento científico” (Ibidem. :274).
Es la comunidad la validadora de la actividad científica y descalificadora de aquello que no sea ciencia por no ajustarse al paradigma: “...un paradigma no gobierna un tema de estudio, sino, antes bien, un grupo de practicantes” (Ibid. :276).
Y en tanto el quehacer de los practicantes de la ciencia es guiado por un paradigma de ellos depende el curso normal de la ciencia, pero también su progreso revolucionario a través del abandono de un paradigma y la adopción de otro nuevo: “...tanto la ciencia normal como las revoluciones son actividades basadas en comunidades” (Ibid. :276). G
Bibliografía :
Chalmers, Alan F. (1998) ¿Qué es esa cosa llamada Ciencia? Una valoración de la naturaleza y el estatuto de la ciencia y sus métodos. Edit. Siglo XXI. 21va. Edición. México. 245 pp.
Lakatos, Imre. (1975) “La Historia de la Ciencia y sus Reconstrucciones Racionales” en La Crítica y el Desarrollo del Conocimiento. Lakatos, Imre y Alan Musgrave (editores). Actas del Coloquio Internacional de la Ciencia celebrado en 1965. Ediciones Grijalbo. Colección Teoría y Realidad Londres.
Masterman, Margaret. (1975). “La Naturaleza de los Paradigmas” en La Crítica y el Desarrollo del Conocimiento. Lakatos, Imre y Alan Musgrave (editores). Actas del Coloquio Internacional de la Ciencia celebrado en 1965. Ediciones Grijalbo. Colección Teoría y Realidad Londres.
Kuhn, Thomas S. (1997) La Estructura de las Revoluciones Científicas . Breviario del fondo de cultura económica. 13ª impresión. México 320 pp.
Margaret Masterman hace un análisis del término paradigma en el sentido kuhniano y concluye que se le puede tomar en tres sentidos: un sentido sociológico, como éste que especifica Kuhn; un sentido metafísico y un sentido de paradigma como artefacto.
Kuhn sugiere en su posdata cambiar el término paradigma, en este sentido, por el de “matriz disciplinaria” como una estructura que engloba diferentes elementos ordenados, que son posesión común de quienes practican una disciplina particular.
Este sería para Masterman el sentido de paradigma artefacto para resolver rompecabezas, pues se trata de artefactos reales utilizados analógicamente en otros casos: “...su paradigma es una representación concreta de algo, A, que se emplea analógicamente para describir otra cosa concreta, B...” (Masterman,op.cit.:184). Pero también se convierte en un metaparadigma o paradigma metafísico, desde el momento en que se convierte en una forma de ver la realidad.
Afirma Kuhn que si los debates sobre la elección de paradigmas tuvieran la forma de pruebas lógicas o matemáticas, las premisas y reglas de inferencia serían las mismas para ambos bandos, por lo que si existen diferencias entre ellos eso se debe a que alguno de los dos ha cometido un error en su razonamiento y lo único que hace falta es rastrear el error a lo largo del proceso hasta dar con él, no quedando otra alternativa al bando equivocado sino reconocer que erró. |