PONENCIA: NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA EDUCACIÓN

Por: Cesáreo Torres Ceja

Cierto día escuché circunstancialmente la conversación de dos ancianos que sentados a la sombra de un árbol comentaban, inspirados por la presencia de un adolescente que pasaba frente a ellos, llamando por su teléfono celular:

–Qué esperanzas que en nuestros tiempos pudiéramos hacer cosas como esa, en nuestra juventud, nosotros no teníamos ese tipo de aparatos, ni en sueños; tampoco teníamos computadoras, ‘ni interné', ni cámaras de televisión, ni copiadoras... Lo único que teníamos eran radios de baterías....

–¡Ah, pero teníamos amigos, amigos con quien platicar por las tardes, jugar al póker, al dominó o simplemente escuchar radio novelas como ‘Chucho el roto', mientras tomábamos un café de olla o un té de canela!

–Sí, teníamos amigos con quien platicar, hoy creo que los muchachos sólo platican a través de esos aparatos.

–¡Qué tiempos aquellos!

Se tenían algunas cosas valiosas, pero se carecía de otras. Parece que el costo beneficio, le viene al hombre como la semilla al jitomate.

Hoy podemos fácilmente afirmar que existen dos tipos de organizaciones: por un lado las organizaciones modernas que se caracterizan por su racionalidad, efectividad y eficiencia y que combinan perfectamente su personal con sus recursos y satisfacen así las necesidades sociales de manera más eficaz que las agrupaciones humanas.

 

Y, por otro lado, las células sociales como los hogares, círculos de amigos, comunidades, entre otros, y que por su propia condición ni siquiera se les acepta ya como sociedad sino más bien, como agrupaciones humanas (Amitai,1992)


Aunque es cierto que siempre ha habido cambios, nadie puede negar que hoy hay más cambios, que son más rápidos, más profundos y que generan una sensación de pérdida de control y de incertidumbre respecto al futuro. Parece como si hoy todo fuera provisional, como si nada fuera permanente y estable. Así, vienen ocurriendo los cambios sociales emergidos de nuevos valores, de nuevas necesidades de servicio, de nuevas exigencias que obligan a la segmentación extrema de los mercados, porque éstos, siendo cada vez más globales, tienen al mismo tiempo, necesidades más diferenciadas. Estos cambios sociales reflejan la existencia de una nueva división del trabajo con base en el conocimiento de aquellos que ‘saben cómo' y los que ‘no saben', creando una ruptura entre países diseñadores y países ejecutores de los diseños. Los cambios tecnológicos por su parte, están en una vía de aceleración creciente, como el ordenador personal, que está afectando nuestras vidas, modificando valores como el ocio o el tiempo libre.

De la unión entre el ordenador y el teléfono apareció el internet, el mayor fenómeno social de finales de siglo. La sociedad virtual, la sociedad de la información, en la que se rompen las barreras del tiempo y del espacio para las relaciones humanas, las transacciones comerciales, la compra de servicios, el propio trabajo, la asistencia sanitaria y la educación, hacen imprevisible el impacto de los cambios. Nadie, de momento, puede saber con absoluta certeza hacia dónde vamos y cuál será su impacto sobre las empresas, las comunidades, las instituciones diversas y nuestras propias vidas.

Por ello, la pregunta que debemos plantearnos es:

¿qué podemos hacer ante un entorno turbulento?

Por principio de cuentas, si no hacemos nada, no significa que no pase nada; pues mientras estamos parados, otros estarán pensando cómo obtener beneficio de la indecisión y la espera.

Los entornos de cambio son momentos de grandes oportunidades, pues la mejor actitud es afrontar el cambio transformando, adaptando modelos, estructuras y formas de hacer, adaptando paradigmas y experiencias; aplicando metodologías que eviten en lo posible errores y fallos.

Existe la obligación y la necesidad de que las cosas del hacer se hagan bien, porque no habrá nada tan importante para una organización o para una persona, que transformar y transformarse, ya que de ello va a depender su supervivencia.

Compañeros maestros, jóvenes estudiantes, qué bueno que las nuevas tecnologías están a nuestro alcance, aprovechemos ese recurso que por existir en nuestro tiempo nos pertenece, pero recordemos que la información, por abundante que sea, no es conocimiento, pues éste exige además, esfuerzo, atención, rigor y voluntad. La información necesita de detección, selección, organización, clasificación, conocimiento y aplicación. G

 

Armando Martínez Solís, moderador de la Mesa Redonda sobre TIC´S en educación, parafraseando a profesor Cesáreo Torres señaló que ante el gran auge e impacto que ha tenido la tecnología en nuestra sociedad, la respuesta apropiada no es detenerla, sino amoldarse a ella.

Fuentes consultadas:

•  Amitai, Etzione (1992) Organizaciones modernas. Uthea. México.

 


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NO. 25