Ponencia: Para qué investigar
Por: Armando Martínez Solís
Antes que hacer relucir las causas y razones por las cuales se debiera investigar, bueno sería primero definir qué es investigar.
Una investigación es un proceso sistemático, organizado y objetivo, cuyo propósito es responder a una pregunta o hipótesis y así aumentar el conocimiento y la información sobre algo desconocido.
Una vez que ya contamos con la definición la otra constante sería ¿Qué es lo que se investiga?, y para ello me voy a apropiar de las palabras de Xavier Zubiri; premio Santiago Ramón y Cajal a la investigación. Éste expone lo siguiente:
Evidentemente investigamos la verdad, pero no una verdad de nuestras afirmaciones, sino la verdad de la realidad misma. Es la verdad por la que llamamos a lo real, realidad verdadera. Es una verdad de muchos órdenes: físico, matemático, biológico, astronómico, mental, social, histórico, filosófico, etcétera.
Pero, ¿Cómo se investiga esta realidad verdadera? La investigación de la realidad verdadera no consiste en una mera ocupación con ella, ciertamente es una ocupación, pero es mucho más que eso; es una dedicación. Investigar es dedicarse a la realidad verdadera. Dedicar significa mostrar algo de entrega es hacer que la realidad verdadera configure nuestras mentes. Vivir intelectivamente, según esta configuración, es aquello en que consiste lo que se llama profesión. El investigador profesa la realidad verdadera.
Esta profesión es algo peculiar. El que no hace sino ocuparse de estas realidades, no investiga: posee la realidad verdadera o trozos diversos de ella. Pero el que se dedica a ella tiene una cualidad en cierto modo opuesta, no posee verdades, sino que, por el contrario, está poseído por ellas.
En la investigación se va de la mano de la realidad verdadera, se es arrastrado por ella, y este arrastre es justo el movimiento de la investigación. Esto me hace recordar la célebre frase de San Agustín: “Busquemos como buscan los que aún no han encontrado, y encontremos como encuentran los que aún han de buscar”
La realidad es abierta y múltiple, y lo es por lo menos en dos aspectos.
En primer lugar, porque hay muchas cosas reales, cada una con sus caracteres propios. Investigar las notas o caracteres propios de cada orden de cosas reales es justo lo que constituye la investigación científica, lo que constituye las distintas ciencias. Ciencia es investigación de lo que las cosas son en la realidad.
Pero, en segundo lugar, lo real es múltiple, no sólo porque las cosas tienen muchas propiedades distintas, sino también por una razón más; porque lo que es abierto es su propio carácter de realidad.
Mientras las ciencias investigan cómo son y cómo acontecen las cosas reales, la filosofía investiga qué es ser real. Ciencia y filosofía, aunque distintas, no son independientes. Es menester no olvidarlo. Toda filosofía necesita de las ciencias; toda ciencia necesita una filosofía. Son dos momentos unitarios de la investigación, pero no son idénticos.
Decía Platón a un joven amigo principiante en filosofía “Es hermoso y divino el ímpetu ardiente que te lanza a las razones de las cosas, pero ejercítate y adiéstrate mientras eres joven en estos esfuerzos filosóficos, que en la apariencia para nada sirven y que el vulgo llama palabrería inútil; de lo contrario la verdad se te escapará de entre las manos”. Platón se dedicó a este esfuerzo durante toda su larga vida. Algunas veces se sentía desanimado. En cierta ocasión escribió: Apeireka ta onta skopon , “quedé desfallecido escudriñando la realidad
Investigar nos sirve para detectar y controlar las causas que originan accidentes con el fin de evitar la repetición de uno igual. En cuestión de fenómenos que dañen, en cierta forma las estructuras o estabilidad sociales, nos ayuda a aprender del suceso, y a partir de éste determinar riesgos, a la prevención de futuras réplicas. Principalmente nos ayuda a la solución de problemas, ya que ese suele ser su objetivo en primera instancia, la solución de problemas.
Dice E. Barrul “Cualquier disciplina que pretenda ser científica necesita hechos, más hechos, un montón de hechos. De nada sirven las teorías, las hipótesis, las intuiciones, las elucubraciones sin hechos. Las disciplinas científicas se distinguen de las demás por contrastar sus teorías con los hechos. En ciencia, los hechos siempre tienen la última palabra, aunque a veces cueste reconocerlo. Las teorías científicas no se seleccionan por ser bonitas, lógicas, agradables,…, sino única y exclusivamente por su capacidad de explicar el mayor número de hechos conocidos. Por el contrario las disciplinas no científicas no necesitan hechos, les basta la simple creencia.”
Este individuo define ciencia como la unión entre teoría y hechos o entre hechos y teoría, como más se prefiera.
Los físicos, astrónomos, químicos, biólogos, médicos..., siempre andan detrás de los hechos llegando, incluso, hasta límites insospechados. Esto no significa que las teorías no tengan importancia, ni mucho menos. Un cúmulo de hechos solos no son más que un estorbo.
Los físicos están continuamente observando materiales, cómo se comportan, cómo se modifican sus propiedades según las condiciones a las que se someten. Por su parte, los biólogos coleccionan hechos con la mayor naturalidad. Unos tienen pegado el ojo al microscopio y los otros a la cámara de video. Los médicos en cambio no pierden oportunidad para experimentar con los hechos, es decir con nosotros, quienes nos convertimos en sus pacientes, tanto vivos como muertos.
Y así entre las otras disciplinas se efectúa la investigación mediante el mero análisis de hechos, en el ramo histórico, pues el análisis de los mismos son base para el alcance de resultados, puesto que la historia se conforma por sucesos que reclaman importancia y vienen a plasmarse en los archivos de vida de un pueblo, ser vivo, situación…
Pero, existen ramas o disciplinas de estudio que buscan la cientificidad y se encuentran con obstáculos diversos, pues no tienen la posibilidad de observar los hechos que tratan de comprender y explicar. Y lo más curioso o raro es que las limitantes no se conciben por impedimentos técnicos, sino por trabas morales y judiciales. En definitiva, hay una disciplina que tiene prohibido observar su objeto de estudio, y que esto viene a convertirse en su pena de encarcelamiento. Me refiero a la psicología.
Pero, ¿Por qué la psicología no tiene tal libertad a diferencia de las otras ciencias y disciplinas de estudio, de observar los hechos, de llevar a cabo la observación de su objeto de investigación? La respuesta a esta interrogante es y se concluye de la manera más simple. La sacrosanta privacidad que habita libremente detrás de las puertas de las banquetas y andadores, es por desgracia la tapadera de inmensas cantidades de violencia, opresión, agresión, manipulación, crueldad, terrorismo, y no me refiero al concepto que está de moda hoy en día, el hecho de poner bombas y masacrar a una población de inocentes, sino al mero terrorismo psicológico; por otro lado se haya el hurto, despotismo, maquiavelismo, sadismo, entre otras miles de situaciones que se viven dentro de los hogares, del seno familiar que hace que las calles parezcan limpias de ello. E. Barrul dice “ el día que se abran las puertas de la intimidad familiar al conocimiento científico ( no a los circos mediáticos de los reality show ) empezaremos a comprender quiénes somos en verdad.
Un buen maestro me dijo algún día “ La familia, la escuela, un pequeño grupo social, no viene a ser más que la representación en micro de nuestra macro sociedad” esto nos lleva en cierta forma a establecer que como país vivimos alarmados ante cuestiones de violencia, discriminación, abuso de poder… Un claro ejemplo es el hecho de que lamentamos y demandamos el mal trato que reciben nuestros compatriotas mexicanos en las tierras estadounidenses, pero, ¿acaso no hace lo mismo parte del pueblo mexicano con los guatemaltecos que emigran hacia nuestra tierra?. En Chiapas los hacen trizas y esto pocas veces aparece en los medios, ¿Por qué? Pues, porque no es conveniente mostrar el doble juego, mártir y verdugo.
Para eso nos sirve investigar, para medir situaciones y problemas de cualquier ramo, dígase éste económico, político, de salud, social... Llegar a la raíz del problema, para a partir de ahí establecer posibles soluciones, soluciones que lleven a una mejora y que ayuden a evitar la repetición de tales sucesos.
Para la elaboración de una investigación, no bastan las ganas, pues se tiene que tener un capital cognitivo de referencias al objeto de investigación, por muy mínimo que éste sea, será básico como raíz principal de la investigación. La investigación requiere dar seguimiento a ciertas metodologías, es decir a métodos o procesos que fijan el desarrollo paso a paso de una investigación.
Existen enfoques diversos para llevar a cabo tal actividad tales como el enfoque positivista o empirista-positivista. Este enfoque viene a imitar el método de las ciencias naturales, es decir a la concepción de que los fenómenos sociales, al igual que los naturales, responden a leyes universales, incambiables.
Y por otro lado se haya el enfoque crítico, que viene más a adaptarse a la sociología y mantiene una postura radicalmente distinta al enfoque mencionado con anterioridad, pues este convierte al investigador en un activista, y no en un mero observador neutral.
Ahondar en las circunstancias suele ser el punto de partida de una investigación, y creo que para ello sirve la actividad investigativa, mas suelen presentarse trabas ideológicas que llevan, y que han llevado a la sociedad a perder ese encanto por lo desconocido, y ha venido a convertirlo en un temor hacia ello.
El determinismo y la legitimación personal de las verdades suelen ser causa de que no se investigue y de que el individuo diga: ¿Para qué investigar? Pues para éste ya prácticamente todo esta dicho.
Por otro lado se haya como obstáculo o barrera ideológica al absolutismo procreado por el status social, es decir a no cuestionar lo que dice el maestro, el doctor, el ingeniero… A la aceptación de una realidad como verdadera. La no-búsqueda por el origen de las cosas; en fin estas y otras circunstancias que vienen a limitar, a obstaculizar la práctica investigativa. Creo que es necesario proponer como otra posible causa a no investigar o a quedarse a medias, como dice el vulgo, al rigor que exigen ciertas metodologías, al hecho no de ver al método como una herramienta, sino como algo esencial y estricto de seguir. Al método como herramienta, el investigador le puede otorgar flexibilidad, inclusive al igual que diversos investigadores, inventar su propio método. El investigador se casa quizá con la investigación, en cierta forma, pero no con las herramientas a usar para llevarla a cabo.
Para finalizar expongo: La investigación le ha servido al ser humano para transformar su entorno, preservarlo, rescatarlo, e inclusive destruirlo, pero veámosle el lado positivista de que investigar nos sirve para dar solución a problemas. La realidad es algo que nos han inyectado como bonito, inclusive como lo más abominable, de distintos modos. Pero, ¿en realidad es así?
“ Investíguenlo ”.
Ángel Armando Martínez Solís es estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación del Centro de Estudios Universitarios Arkos, participa activamente como ponente en las distintas mesas redondas de la institución. Desarrolla trabajo de poesía, presentado en el evento denominado Noche de Juglares organizado por el Depto. de Cultura de la ciudad y el taller literario el tintero.
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