S e abraza el bullicio a las horas sentado en la hirviente noche, mil carcajadas fugitivas del pecho, temerosas cuelgan al viento. Olorosos cigarrillos agonizan calcinados por el vicio ciego, humeantes sus vidas se esfuman embriagando de hedor el espacio. Hay copas y botellas sin risa se elevan y vacían sus entrañas arrancando alaridos bestiales que rasguñan la calma de los otros. La música despierta las ganas y a bailar la gente acompaña, esculpe alegría en sus fases y a sus cuerpos ata y desata.

Da las doce el viejo reloj, los ruidos se esconden temerosos sólo disparos y campanadas suenan envolviendo al frío silencio. Una voz exclama retorciendo el mutismo.

¡Brindemos por el año que muere

y por el que está naciendo!

elevando su copa al firmamento.

 

Chocan copas en el aire

Rasgando su cristalina piel

Detrás brotan las palabras

Colgadas en alas del tiempo.

 

Risas y sollozos peregrinan

danzan a la par alegría y tristeza,

el turno llega a mí, algo cansado,

escapa mi voz enfebrecida y digo:

 

¡Brindo por la ilusión y el amor

que abrigan cuerpo y alma!

 

¡Por mi vida, ensueños, mi mundo!

En resumen, mujer, brindé por ti.