LA DISCIPLINARIEDAD EN LA CIENCIA: SUS CARACTERÍSTICAS

Por: M.C.E. Claudia Tamariz y M.C.E. Ana Cecilia Espinosa Martínez

“Un hombre que sólo conoce su propia ciencia, ni siquiera esa ciencia conoce.”
Alfred North Whitehead

El presente artículo, tiene como propósito resumir las características de la disciplinariedad en el terreno científico como concreción del paradigma fragmentador del conocimiento en la ciencia para, a partir de esa caracterización, en posteriores ensayos, realizar una contrastación entre ésta y sus alternativas unificadoras a saber la ínter y la transdisciplinariedad, que constituyen los intentos más actuales de unificación del conocimiento en el terreno científico. Esta situación nos permitirá determinar la pertinencia o no de la disciplinariedad en el espectro de la investigación y de la ciencia y, más tarde, de su posible continuidad en el modelo universitario que propondremos.

Concepto de disciplina

Aunque el fenómeno que nos interesa revisar como concreción del paradigma fragmentador de la ciencia es el de la disciplinariedad, nos abocaremos primero a definir el término disciplina, en tanto que le antecede.

Para Ezequiel Ander-Egg, la disciplina “es una forma de pensar sistemáticamente la realidad -conforme a las exigencias del método científico-, desde un recorte o fragmentación que se hace de la realidad” (Ander-Egg,1994:25).

Esto implica, por un lado, que las disciplinas representan parcelas de lo real y, por otro, que el estudio de esas parcelas es de carácter científico, sistemático. Así, en esta definición encontramos dos rasgos que distinguen a las disciplinas, su carácter fragmentario o su limitación a un conjunto de problemas específicos, y su sistematicidad.

John Ziman, por su parte, nos dice que “El conocimiento científico es una representación del mundo (...) Lo que se enseña en una disciplina científica es algún aspecto de esta representación, “un mapa” de alguna región local de objetos o fenómenos” (Ziman, 1985:52).

Nuevamente en esta definición encontramos las características destacadas por Ander-Egg: las disciplinas son conocimientos científicos que concentran su atención en una serie de problemas específicos. Sin embargo, Ziman aclara que el conocimiento científico es una representación del mundo y que, particularmente, una disciplina representa un mapa de una parte de la realidad y no su totalidad, con lo que rescata el carácter parcelario del que hablaba Ander-Egg, pero además destaca el hecho de que dicho mapa no es la realidad en sí, en toda su riqueza y totalidad, sino precisamente una representación de ella.

Con este último orden de ideas coincide Miguel Martínez Miguélez pues señala que “...toda disciplina representa sólo algunos aspectos de sus referentes, y, además, sólo de una manera hipotética, incompleta y simbólica...” (Martínez, 1999:17), pero que ésta y no otra es la única forma posible en que la teoría refiere objetos reales de la manera más objetiva y verdadera posible: “...ninguna teoría pinta o retrata directamente un sistema real, porque toda teoría se construye con conceptos, los cuales sólo refieren algunos aspectos, considerados relevantes, de las realidades verdaderamente existentes. Toda disciplina intenta representar la realidad, aunque tal representación no puede ser sino hipotética, indirecta y parcial, pues todo conocimiento humano es incierto, inexacto y limitado” (Martínez, op.cit. :17). Lo que a nuestro juicio pone de relieve la provisionalidad del conocimiento o el logro de verdades científicas del presente, como las llama Martínez.

Otra acepción de lo que son las disciplinas la encontramos en Heinz Heckhausen para quien éstas implican una constante indagación científica especializada, indagación que implica la generación de nuevos conocimientos que desplazan a los antiguos (Heckhausen, 1979).

Aquí, el autor sugiere dos nuevos rasgos distintivos de las disciplinas: la tendencia a la especialización y la búsqueda continua de nuevos conocimientos que tienden a reemplazar a los anteriores, lo que denota el carácter dinámico y provisional de los conocimientos científicos y los convierte, no en verdades absolutas, sino en verdades del presente, por lo que coincide con la última idea que citamos de Martínez.

Guy Palmade, por su parte, opina que al hablar de disciplina se hace referencia al “Conjunto específico de conocimientos que tiene sus características propias en el terreno de la enseñanza, de la formación, de los mecanismos, métodos y materias” (Palmade, 1979:21).

Como puede apreciarse, Palmade propone una connotación diferente del término, que es la de ubicar a las disciplinas también dentro del ámbito de la enseñanza. Ubicación con la que concuerdan varios autores, entre ellos Immanuel Wallerstein quien señala que según el Oxford English Dictionary, la disciplina es descrita como “...una rama de la enseñanza o educación; un departamento de enseñanza o conocimiento; una ciencia o arte en su aspecto educativo” (Wallerstein en Giddens, et.al. 1987:401).

En los conceptos anteriores podría parecernos que se insiste, en un principio, en la reproducción del conocimiento o al menos en su difusión y no en su producción, pero, como bien apunta Wallerstein, y también como ya lo han señalado otros (Heckhausen), “el concepto de disciplina no puede por menos que estar relacionado con el proceso de producción del conocimiento” (Wallerstein en Giddens, et.al. op.cit. :401). Así, con este último comentario, Wallerstein reafirma el aspecto de la producción del conocimiento en las disciplinas, pero además añade el de su reproducción y difusión a través de la educación.

Otros autores conceptualizan a las disciplinas desde el punto de vista de la didáctica.

Así por ejemplo, el diccionario de las ciencias de la educación apunta que al hablarse de disciplinas de enseñanza se hace referencia al “contenido que de una ciencia se señala como objeto de enseñanza-aprendizaje (...) Un término didáctico referido a la organización que se hace de una ciencia para su enseñanza. Por tanto, es una construcción intelectual cuyos límites son arbitrarios. De su carácter de disciplina científica derivan sus rasgos esenciales de coherencia interna y sistematicidad de los contenidos” (Diccionario de las Ciencias de la Educación, 1996:141).

Finalmente citaremos a Burton Clark quien reconoce en las disciplinas un sentido académico, pero también científico, pues para él las disciplinas académicas son un vehículo recién desarrollado de la ciencia moderna, a las que concibe como “...un campo particular del conocimiento que se diferencia(...) del resto por las preguntas de investigación que plantea(...) y las habilidades técnicas que ha(...) adquirido para responder a esas preguntas” (Clark, 1997:39).

Hasta aquí podemos concluir que:

• Existen dos grandes acepciones del término disciplina:

a) Aquella que la ubica en el campo fundamentalmente científico, como hace el primer grupo de autores que analizamos, y
b) Una más que inscribe a las disciplinas en el ámbito académico o educativo, como lo hace el segundo grupo.

• Una disciplina es un saber que abarca un conjunto de conocimientos de un ámbito específico, agrupados de modo sistemático. Por lo que se distingue por su carácter especializado y científico.
• Esas ramas del saber son también objetos de enseñanza-aprendizaje. De modo que pueden organizarse para ser enseñadas.

• Las disciplinas son cuerpos productores o generadores de conocimientos que se aplican a la búsqueda constante de nuevos saberes que superen a los antiguos.

• Los conocimientos obtenidos mediante las disciplinas (y la ciencia en general) tienen un carácter de verdad provisional y no absoluta.

• La serie de conceptos que emplean las diferentes disciplinas para construir sus teorías representan un mapa de una región de la realidad, pero no el territorio en su totalidad, es decir, no la realidad en toda su complejidad y riqueza.

A partir del análisis anterior y retomando las ideas de ambos grupos de autores, nosotras consideramos que los dos sentidos empleados del término disciplina son correctos y nos manifestamos, al igual que lo hace Heinz Heckhausen, a favor de aglutinar en una sola definición ambas acepciones del término, pues proveen una descripción más completa del mismo. De modo que para efectos del presente trabajo, el término disciplina deberá ser entendido como sinónimo de ciencia, pero con el significado adicional de actividad de enseñanza.

Así, al hablar de disciplina, referimos que se trata tanto del estudio científico de parcelas específicas de la realidad, como de la organización de esa ciencia para ser enseñada, ya que normalmente las aplicaciones prácticas, cuya búsqueda tienen como obligación las disciplinas, tienden a expresarse en alguna actividad profesional o en alguna tecnología, sea para la reproducción de los cuadros de científicos, sea para que dichos conocimientos constituyan los contenidos de carreras profesionales aplicadas. Pero además, también porque “...la ciencia es ciencia debido a que los resultados de la investigación tienen que ser necesariamente comunicados públicamente. La comunicación (o enseñanza) es una parte sustancial del proceso de clarificación del pensamiento científico y por tanto de la ciencia misma” (Heckhausen, 1979: 89,90).

Ahora bien, algunos criterios en función de los cuales se pueden distinguir las distintas disciplinas incluyen, según autores como Heckhausen y Ezequiel Ander-Egg, los siguientes:

a) El dominio material de las disciplinas. Comprende el o los objetos en los que se basa la disciplina. En función de este criterio las disciplinas se sobreponen unas a otras, por lo que difícilmente se distinguen por los campos materiales u objetos que estudian. (Por ejemplo: la psicología, la fisiología, la anatomía y la antropología estudian al hombre)

b) El dominio de estudio de las disciplinas. Son subconjuntos del objeto de estudio, fenómenos de un mismo objeto material, que son estudiados por una disciplina. Es la perspectiva desde la cual se considera el dominio material (objeto formal). Por ejemplo, el comportamiento (incluyendo la vida mental del hombre) es el dominio de estudio de la psicología; mientras que las propiedades anatómicas, químicas y físicas de las funciones corporales que mantienen vivo a un organismo, son el dominio del estudio de la fisiología.

c) El nivel de integración teórico de las disciplinas. Este es el criterio más importante que distingue a una disciplina. Se trata de la construcción teórica que hace la disciplina para explicar los fenómenos empíricos que son su dominio material. Representa, pues, “su nivel de integración teórica a través de conceptos fundamentales y unificadores” (Ander-Egg,1994:25).

d) Los métodos de las disciplinas. Una disciplina desarrolla métodos, con dos finalidades: 1. Para apresar los fenómenos que son parte de su dominio material; y 2. Para transformar los fenómenos observables en datos más específicos que pueden manejarse ( por ejemplo, reglas de interpretación). Se considera que cuando una disciplina ha desarrollado sus propios métodos, entonces alcanza su autonomía. Para que el método sea apropiado a la disciplina se requiere, primero, que sea adecuado a la naturaleza del objeto de estudio para que proporcione información esencial, y segundo, que haya una correspondencia inductiva entre las aplicaciones concretas del método y las leyes que se formulan al nivel de integración teórica.

e) Los instrumentos de análisis de las disciplinas. Estos instrumentos se generalizan para muchas disciplinas con objetos de estudio diversos. (Pueden incluirse estrategias lógicas, razonamientos matemáticos, construcción de modelos...)

f) Aplicaciones prácticas de las disciplinas. Las disciplinas difieren en lo que se refiere a sus posibilidades de aplicación y utilización práctica en la actividad profesional. “La obligación de encontrar aplicaciones, tiene siempre un fuerte impacto sobre el modo en que la organización, la investigación y los currícula de estas disciplinas se estructuran en las universidades” (Heckhausen, op.cit.:93).

g) Contingencias históricas de las disciplinas. Toda disciplina es producto de un devenir histórico y se encuentra siempre en transición, pero algunas avanzan rápidamente y otras parecen haber agotado sus posibilidades de evolución. Las razones históricas que hacen que una disciplina se desarrolle más o menos rápido, no se deben sólo a la lógica interna de la disciplina también influyen aspectos sociales, externos a la ciencia, como son la opinión pública, las ideologías políticas, las condiciones económicas, entre otras.

En resumen, las disciplinas son cuerpos de conocimiento científico, plausibles de organizarse sistemáticamente para ser enseñados, que se encargan del estudio de fragmentos específicos de la realidad -dichos fragmentos constituyen el dominio material u objeto de la disciplina- y de la búsqueda continua de conocimientos nuevos que desplazan a los antiguos, sobre la materia particular de que se ocupan. Otros factores que determinan a las disciplinas son: el ángulo según el cual consideran el dominio material, el nivel de integración teórica que alcanzan, los métodos y procedimientos que construyen y emplean para captar los fenómenos, sus instrumentos de análisis y las aplicaciones prácticas de la disciplina expresadas en alguna actividad profesional o tecnología. Son determinantes también: la lógica interna de la disciplina, y los factores externos que han influido en ella.

La disciplinariedad en la ciencia: sus características.

En anteriores artículos, hemos visto que la fragmentación del conocimiento, la atomización de la ciencia, es un fenómeno que se da en el ámbito científico debido a factores internos de la propia ciencia, entre los que ubicamos:

• El paradigma clásico que se caracteriza por buscar la objetividad del conocimiento, recurrir a la experiencia sensible, postular el determinismo de los fenómenos, emplear la lógica formal y la matematización de las teorías, recurrir a la verificación experimental y, finalmente, postular la posibilidad de separar el todo en partes para su estudio. De lo que se desprende una concepción determinista y mecanicista del mundo cuyo comportamiento obedece a leyes eternas e inmutables que el hombre puede conocer, lo que le permite prever acontecimientos futuros y le otorga cierto control sobre la naturaleza, situación que a su vez le posibilita emplearla a su favor; una tendencia a buscar, a través de cadenas causa-efecto, no el por qué de las cosas sino el cómo; una concepción empirista del conocimiento que considera factible conocer al objeto sin intervención del sujeto; el uso de la matemática y la lógica como garantía de rigor y de un conocimiento correcto y la idea de que para conocer el mundo éste puede y debe fragmentarse en tantas partes como sea necesario, finalmente la suma de lo que caracteriza a las partes caracteriza al todo.

• La racionalidad científica: La racionalidad es una característica y una forma de pensamiento heredada del mundo griego que se convierte, en la modernidad, también en un distintivo de la ciencia, al ser retomada y difundida con especial fuerza por la sociedad occidental moderna que considera al modo científico de conocer como el modo de conocimiento por excelencia y ve en la racionalidad el procedimiento lógico y el instrumento que facilita la comprensión y permite llegar a la verdad. El privilegio en Occidente de ambas, ciencia y racionalidad, se traduce en una visión del mundo como susceptible de cosificarse, ordenarse y dividirse, de manera que para conocerlo es necesario el empleo de un procedimiento y un modo de pensamiento analítico, lógico, sistematizador, y objetivo; situación que favorece la atomización del conocimiento, al buscar éste apegarse a tales características. Esta racionalidad es manifiesta en el método de trabajo de la ciencia que es experimental, inductivo y analítico. Por lo que tiende a dividir y desmenuzar para conocer. La racionalidad se hace patente en la ciencia en tanto que ésta se aboca a la postulación de leyes para explicar cómo se comportan los fenómenos, construye sistemas lógico axiomáticos, busca la objetividad en el conocimiento y posee una visión abstracta, sistemática, analítica y cuantitativa, producto en gran parte de su tendencia a la matematización, características todas, como hemos visto, del paradigma clásico positivista.

Pero esa fragmentación en la ciencia no es sólo producto de factores internos, sino que también es fruto de factores externos, es decir, de situaciones que la determinan desde fuera: los factores sociales, que desde nuestro punto de vista incluyen:

• Los vínculos de la ciencia con la estructura económica: es decir, su alianza con los intereses particulares de los grupos y sectores económicos dominantes, lo que le otorga un fuerte carácter utilitario al ligarla con la producción a través de la tecnología y al condicionar dichos grupos dominantes los temas seleccionados por la comunidad científica para producir conocimiento. La ciencia se convierte en la sociedad moderna en una fuerza productiva y en una herramienta política importantísima, situaciones que contribuyen a la parcelación del conocimiento en tanto que, al aliarse ésta al sistema económico dominante que promueve la división del trabajo, la ciencia tiende, por un lado, a responder a las necesidades de producción de investigación del sistema generando nuevos y numerosos conocimientos, particularmente en las áreas del saber que responden efectivamente sus demandas y, por otro lado, tiende a especializarse lo que genera a su vez la necesidad de una nueva forma de organización de los mismos en compartimentos diferenciados, como reflejo de esa división del trabajo y ese crecimiento. Esta situación conduce, como vimos en el capítulo anterior, al privilegio de unas áreas de conocimiento por sobre otras y a la exploración de nuevos campos del conocimiento que en ocasiones terminan por convertirse en nuevas disciplinas.

• Su papel en la ideología social: La ciencia es también un arma poderosa desde el terreno de las ideas. Como modo de pensamiento y conocimiento validado por la sociedad moderna, ella contribuye a fomentar y edificar la imagen del mundo promovido por el sistema capitalista, que es un mundo que camina hacia el progreso. El sistema, que como hemos analizado, se caracteriza por distribuir desigualmente la riqueza y por tanto generar desigualdades socioeconómicas entre los individuos y las naciones, se apoyará en el empleo de la racionalidad científica para respaldar y justificar sus acciones en el manejo de los asuntos sociales que llevarán, supuestamente al logro de ese progreso material ilimitado, blandiendo la bandera de que el uso de ese conocimiento (científico), cuya eficiencia ha sido probada, puede garantizar el bien común, aunque en realidad lo que respalda son los intereses de una minoría. La ciencia contribuye, pues, desde el esquema de pensamiento dominarte a reforzar el sistema, es decir, llega a convertirse en el instrumento ideológico de los grupos en el poder.

Ambos factores, (internos y externos), llevaron a la ciencia a incrementar la producción y el volumen de los saberes, a la especialización del conocimiento y en última instancia a su atomización en diferentes ciencias, con lo que se perdió la unidad del conocimiento; es decir, llevan al fenómeno de la disciplinariedad en la ciencia.

La disciplinariedad se caracteriza:
a) Por la conversión de las ciencia en ciencias y su organización en diversas disciplinas, producto de la conversión del objeto genérico de conocimiento (la realidad) en objetos; del crecimiento y desarrollo, en cuanto a volumen, del conocimiento científico; de la relación ciencia-capitalismo y del propio paradigma de trabajo de la ciencia y la comunidad científica. Y es que la aglutinación de los saberes en un solo compartimento no sólo se hace imposible cuando éstos se multiplican de manera importante, sino que se vuelve impráctico a la hora de emplearlos. El conocimiento se fragmentó entonces y tuvo que organizarse en ramas de saberes autónomos, configurando el nuevo proceso de formación de las ciencias, que en delante serían independientes y diferenciadas.

b) Por su inclinación hacia la formulación y reformulación constante del actual cuerpo de conocimientos. Todas las disciplinas buscan la forma de avanzar en el conocimiento de su campo. No pretenden estatizarse, sino que se abocan a explorar nuevos horizontes y vertientes. Intentan extender y expandir los límites de su acción disciplinaria. Esta actitud las lleva a poner a prueba sus propuestas (principio de verificación), a actualizarlas y modificarlas. De este modo las disciplinas producen nuevos conocimientos a la vez que mejoran, depuran y superan aquellos con los que ya cuentan. Y es que, como vimos en la definición de disciplina, los conocimientos obtenidos a través de ellas y de la ciencia en general, tienen un carácter de verdad provisional y no absoluta, por lo que están en constante generación y reformulación.

c) Por su tendencia a la especialización. A fin de ahondar en el conocimiento, de estudiar más profundamente fenómenos de muy diversa índole, las disciplinas se ven en la necesidad de especializarse en materias cada vez más específicas, tomando como objetos de estudio a fenómenos muy concretos. Esta delimitación posibilita el conocer a profundidad el recorte de la realidad y los fenómenos de que se ocupa, lo que a su vez permite producir saberes más puntuales y exactos y, por tanto, un posible modo de predecir fenómenos, controlarlos o aprovecharlos. Las disciplinas ya no se ocupan pues del estudio de la realidad en general, sino de un fragmento, un recorte de ella y a menudo de un conjunto de problemas específicos de ese fragmento.

En síntesis, la división de la ciencia en ciencias o su configuración en saberes científicos especializados, en materias determinadas o cuerpos formales de estudio y explicación de fenómenos particulares de la realidad, constituye la disciplinariedad. Dicha disciplinariedad representa la culminación del paradigma fragmentador que hemos abordado, con el que definitivamente se pierde la visión unitaria del saber.G


BIBLIOGRAFÍA

• Ander-Egg, Ezequiel (1994) Interdisciplinariedad en Educación. Edit. Magisterio del Río de la Plata. Buenos Aires. 93 pp.

• Diccionario de las ciencias de la Educación. (1996) Edit. Aula Santillana 3ra reimpresión. México.
• Heckhausen, Heinz (1979) “Disciplina e Interdisciplinariedad”, en: Interdisciplinariedad. Problemas de la enseñanza y de la investigación en las universidades. Apostel, Leo et.al. Biblioteca de la Educación Superior ANUIES. México. pp. 89-99
• Giddens, Anthony, et. al. (1987) “Análisis de los sistemas mundiales”, en: La Teoría Social Hoy. Alianza Editorial. Madrid. pp. 399-417
• Martínez, Miguélez, Miguel (1997) El Paradigma Emergente. Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica. Edit. Trillas. 2ª edición. México. 263 pp.
• Martínez, Miguélez, Miguel (1998) La Investigación Cualitativa Etnográfica en Educación. Manual teórico-práctico. Edit. Trillas. 3ª edición. México. 175 pp.
• Martínez, Miguélez, Miguel (1999) La Nueva Ciencia. Su desafío, lógica y método. Edit. Trillas. México. 271 pp.
• Palmade, Guy. (1979) Interdisciplinariedad e Ideologías. Narcea ediciones. España. 232 pp.
• Ziman, John (1985) Enseñanza y aprendizaje sobre la ciencia y la sociedad. Fondo de Cultura Económica. México. 243 pp.