INTELIGENCIA Y CREATIVIDAD: ¿SER INTELIGENTE ES SER CREATIVO?

Por: Elizaveta Martínez Mendoza

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a creatividad sólo florece en una atmósfera de libertad”
C. Rogers

El fenómeno de cómo el humano conoce

No existe verdadero conocimiento sin el asombro, dijo Aristóteles. Y así propuso que la inteligencia no sólo obedece a la lógica sino a procesos psicológicos complejos.

Actualmente este tema se presta a otras interpretaciones. Vivimos en la era tecnológica, donde la técnica es lo primordial y además es el elemento que actuales gobiernos del primer mundo quieren enraizar en los países del mal llamado Tercer Mundo; esto es en nuestros países de América Latina.

Para llegar a la inteligencia, ante todo, debemos experimentar la percepción. Acto seguido, adquirimos conocimiento. Aquí es donde podemos decir que llegamos a ser técnicos, es decir, sabemos algo, pero no lo podemos crear, podemos darle mantenimiento a máquinas, pero no podemos crear una. Para este siguiente paso necesitamos recurrir a la pregunta ¿Por qué? Y responder, o mejor dicho, buscar la respuesta, apegándonos a la realidad; a lo que los filósofos, en la antigüedad, se dedicaban: a encontrar reglas y estructuras que permitieran a la inteligencia seguir un orden que los llevara a la verdad.

Es hasta el siglo XIX cuando la psicología empuja hacia bases para el estudio metódico de los procesos mentales como el de la memoria y la percepción, recuperando la idea de la inteligencia como objeto de investigación experimental. El objetivo es conocer los procesos internos del pensamiento y no sólo el mecanismo de estímulo-respuesta.

Hoy son varias ciencias las que estudian el fenómeno de cómo el humano conoce: la psicología, la comunicación, la cibernética, la biología. Actualmente los modelos cognoscitivistas de la inteligencia, insisten en ver el desarrollo de las habilidades intelectuales como un proceso de aprendizaje que empieza desde la percepción y en donde una gran cantidad de variables como edad, contexto cultural, escolaridad, etcétera, deben tomarse en cuenta.

Así, existen por lo menos 4 grandes factores que se pueden proponer como explicativos de la inteligencia:
– factores genéticos y biológicos como la estructura orgánica que heredamos.
– Factores sociales que implican los estímulos que recibimos de los demás en los ambientes en donde nos desarrollamos: el hogar, la escuela, el trabajo y los grupos sociales, en general.
– Factores personales como la automotivación, la decisión, el gusto por los retos.
– Entrenamiento de habilidades mentales a través de ejercicios especialmente diseñados.

Un poco de historia

La creatividad existe desde los albores de la humanidad, pero como tema científico y filosófico surge a principios del siglo XX. (Espíndola Castro J. L. s/f)

A finales del siglo XIX, los primeros psicólogos estudiaron el pensamiento humano. Las investigaciones se hacen en torno a la percepción y el efecto de los estímulos: la memoria, la velocidad de respuesta a los estímulos del medio ambiente, etcétera.

Francis Galton, primo de Darwin, pensaba que una persona era más inteligente si rápidamente respondía a los estímulos.

Francisco José Gall y Pablo Broca creyeron que la capacidad intelectual de las personas dependía de las formas craneales o bien del tamaño del cerebro respectivamente. Las ideas de Broca se entremezclaron con las darwinistas y de ahí la idea de que ciertas razas eran “mas inteligentes” que otras. Se suponía que el volumen cerebral promedio era mayor en relación a la masa total promedio del cuerpo. Entonces los europeos salían más favorecidos que los negros.

Los cráneos se medían con municiones de plomo y se pesaban en una báscula. Pero, es el doctor Bidet, en Francia, quien termina con estas suposiciones y ve que estas pruebas no tenían validez científica. El hacía tests para medir la inteligencia de los infantes basándose en las tareas que deben ejecutar los niños de acuerdo a sus edades.

Nace entonces el I. Q., o coeficiente de inteligencia, el cual servía para predecir el éxito o fracaso escolar de los pequeños y después de los adolescentes y de los adultos. Su empleo se tergiversó, porque fue utilizado en Estados Unidos para menospreciar o descalificar a grupos sociales marginados o a los inmigrantes.

Comenzando el siglo XX se desarrolló la idea de que la inteligencia no se constituía de un solo factor, sino que estaba constituida de múltiples orientaciones, de acuerdo a investigaciones como: Thurstone, Guilford y Gardner.

A mediaos del siglo XX se pensó en la creatividad como una forma distinta de inteligencia. Guilford la cataloga en su modelo como “pensamiento divergente” en contraposición de un “pensamiento convergente”.

En 1900, el doctor Ribot, escribe una obra en francés sobre lo cual él denomina “la imaginación creadora”, donde señala que la creatividad es una actividad compleja que depende de factores emocionales, intelectuales e inconscientes (influencia del psicoanálisis). Describe cuáles son las principales etapas que recorre el pensamiento creativo y las que desarrolla el niño en su maduración. Propone que existe una imaginación plástica, una imaginación difluente de tipo impreciso y evocativo; una imaginación numérica, mística, científica y otras. En general, habla de una imaginación espontánea e intuitiva y otra analítica y reflexiva. La imaginación es parte esencial del acto creativo o a la inversa.

Después de Ribot, un variado número de investigadores, sobre todo norteamericanos se abocan al estudio de la creatividad. Los pioneros son:

1. Wallace: en la década de los 30, establece las fases por las que atraviesa el proceso creativo: preparación, incubación, iluminación y realización. Durante la incubación, el inconsciente trabaja sin que nos demos cuenta hasta que de pronto nos llega lo que denomina la iluminación.
2. Kubie. Todavía hasta nuestros días algunos tienden a pensar que los creativos o creadores obedecen a procesos psicóticos. Kubie demostró la falsedad de esto, ya que la creatividad exige flexibilidad y consideración de la realidad, para transformarla. La creatividad se da en una zona intermedia, en el subconsciente, en donde lo racional y lo irracional se conjugan de manera fructífera.
3. Torrance. Con sus estudios demostró que los ezquizofrénicos pueden tener grandes fantasías, pero no creatividad.
4. Jean Piaget. Es el fundador de la teoría genética de la inteligencia. No se dedicó específicamente al tema de la creatividad, sino fomentó el constructivismo, es decir, la necesidad de que el alumno inventara o reinventara el conocimiento, en lugar de aprenderse de memoria conocimientos sin significado.
5. Guilford. Populariza en la década de los 50 el término “creatividad” y la relaciona con la inteligencia. Concibe a la inteligencia como producto de cuatro variables: la materia; las operaciones que se realizan; y los resultados que se obtienen de la aplicación. Dentro de las operaciones se encuentran la convergente y la divergente. Esta última se relaciona con la creatividad.
6. Jackson. Ambos grupos, estudiantes con un alto I. Q. y alumnos con alta creatividad, pueden alcanzar altos logros académicos, aunque los estudiantes creativos lo logren con métodos distintos. Mientras que los estudiantes I. Q. no necesariamente son creativos.
7. Taylor. Profundiza en las dimensiones de la creatividad, en los niveles de profundidad: nivel expresivo, productivo, de originalidad, renovador y supremo. Así, la creatividad es la máxima capacidad inteligente.
8. Torrance. En la década de los 70, estudia el desarrollo de la creatividad en los niños especialmente en ambientes educativos, analizando las causas que reprimen la creatividad y las características del niño creativo. Llega a la conclusión que estos niños son reprimidos tanto por los maestros como por los compañeros de clase.
9. lowenfield. Se distinguió por sus trabajaos de investigación con niños, aplicando actividades pictórico-plásticas. Toma en cuenta a Guilford. Sugiere cuatro tipos de factores: sensitividad para los problemas, variabilidad, movilidad y originalidad. Y cuatro capacidades personales: redefinición de los problemas, análisis, síntesis y coherencia de la organización. Observa que los niños creativos se adaptan rápidamente a los ámbitos inesperados y operan sobre ellos (movilidad); también que tienden a cambiar constantemente las funciones de los materiales y recursos con los que trabajan.

Recetario

Cerramos este artículo, sumándonos a las propuestas del autor Espíndola Castro J. L. sobre el tema de la creatividad y la inteligencia:

- Todos en una u otra medida somos creativos, pero tendemos a enfocar esta habilidad de acuerdo a nuestras inclinaciones e intereses.

- A veces lo que hay detrás de nuestras excusas es una cierta pereza y otras, el miedo a realizar cosas diferentes; así, nuestras vidas se desenvuelven en lo rutinario, en hacer siempre las mismas cosas. En muchas ocasiones la rutina o los temores frenan nuestro potencial creativo y nos impiden tener más logros en la vida.

-La fantasía y los absurdos son muy importantes en nuestras vidas porque nos permiten salir de lo cotidiano.

Carl Ally (fundador de Ally & Gargano, una de las agencias de publicidad más innovadoras de Madison Avenue, Nueva York) contestó así a la siguiente pregunta: ¿Qué cualidades diferencian a la persona creativa?
“La persona creativa siente curiosidad por conocerlo todo: la historia de la antigua Grecia, los conocimientos matemáticos en el siglo diecinueve, la jardinería, los lenguajes de programación de cuarta generación, la enseñanza asistida por ordenador, ... No sabe cuando, de este complejo conglomerado de ideas, surgirá una nueva idea. Puede ser dentro de una hora, de un mes o la próxima primavera. Pero indefectiblemente tiene fe en que emergerá una nueva idea.”

Von Oech, Roger
- El conocimiento, por sí solo, no determina el nivel de creatividad de la persona.
- Todos conocemos personas que saben mucho, pero que carecen de creatividad… quizás porque no han aprendido a contemplar sus conocimientos desde nuevas perspectivas.
- El pensamiento creador requiere una actitud y un planteamiento que despierte su curiosidad por encontrar nuevas ideas y elaborar conocimientos y experiencias.
- Cambiando de perspectiva y jugando hábilmente con nuestros conocimientos y experiencias, podemos hacer lo ordinario extraordinario y lo insólito cotidiano.
- Piense diferente al resto de la gente. Empiece por encontrar nuevas facetas a las cosas más comunes de la vida ordinaria.

Albert Szent-Gyorgyi

- Inventar es encontrar nuevas aplicaciones para las cosas ordinarias.G

Bibliografía
• De la Torre, Saturnino (1999) Creatividad y formación. Trillas. México. 217pp
• Espíndola Castro J. L. (s/f) Creatividad, estrategias y técnicas.
• Rodríguez Estrada, Mauro (1985) Psicología de la creatividad. Manual de seminarios Vivenciales. Pax. México. 134pp.
• Sefchovich, Galia (2001) Creatividad para adultos. Trillas. México. 169pp.
• Waisburd, Gilda (2000) Creatividad y transformación. Teoría y técnicas. Trillas. México. 310 pp.