“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive, es ponerlo a nivel de su tiempo, con lo que podrá salir a flote sobre él...” (José Martí)
Los salones uno, dos y tres de aquel vistoso hotel de puerto de Vallarta eran testigos y cómplices de la solemne despedida de decenas de graduados, quienes con una confrontación de emociones entre la alegría y la tristeza miraban el fin del principio de una larga jornada de dulzuras y sinsabores que el tiempo a veces nos prepara con tanto empeño. Ese sábado se revestía de gloria con oscura toga y birrete, quedaría marcado en los corazones y memorias de muchos presentes sin duda.
Padres, amigos, maestros y familiares acompañaban la realización académica de algún ser querido y especial, aquella mañana tan igual como el agua de una fuente, tenía un matiz muy personal, distinto al de sus demás hermanos días.
Un grupo de militares al ritmo de tambor y trompeta, mientras enarbolaban la bandera nacional mexicana, expiraban con fulgoroso ahínco las perfectas notas de uno de los himnos más bellos del mundo, el mexicano. Era así como daba inicio aquella ceremonia acompañada del suave rumor de un piano que hacía sonar Enrique Flores con determinante maestría. El Centro de Estudios Universitarios Arkos entregaba a la población vallartense y al mundo una nueva generación de profesionistas para el mejoramiento y aprovechamiento de lo que tiempos difíciles y definitorios demandan. El recinto albergaba las esperanzas humanas celosamente, y lo haría por un par de horas más. Cada uno de ellos destinados a distinto camino, pero la meta en todos era la misma, ser mejor.
Fotografía: Guillermo Arnoldo Galindo, Egresado de la Lic. en Derecho, habló a nombre de la generación 2003-2006.
El presidium se engalanaba por grandes personalidades en el ámbito de la educación, en la liga del desarrollo de personas. Entre ellos coordinadores de las distintas carreras, directivos del CEU Arkos, y padrinos de la generación, de entre los cuales destacaban: Lic. Blanca Esthela Rodríguez, madrina de la generación de la Licenciatura en Derecho grupo “B”, M. en C. E. y subdirectora académica Ana Cecilia Espinosa, Lic. Martín García Valle, coordinador y padrino de la Licenciatura en Administración de Empresas Turísticas, Dr. Francisco Javier Villagómez, delegado regional del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y padrino de la generación 2003 – 2006 de la licenciatura en derecho grupo “A”, en representación al padrino de la Licenciatura en Contaduría hizo acto de presencia el Lic. José Guadalupe Pelayo, el Director del CEU Arkos Ing. Eduardo Espinosa Herrera.
Miembros del Presidium durante el Acto Académico.
Uno a uno fueron presentados, tras lo cual se procedió a la entrega de galardones a los mejores maestros, de acuerdo a la selección que los mismos graduados hicieran por su empeño y entrega en la difícil jornada de la ilustración. Cada grupo eligió a uno:
De la Licenciatura en Derecho grupo “B”; la Lic. Blanca Esthela Rodríguez Juárez.
Por la Licenciatura en Derecho grupo “A”; el Dr. Francisco Javier Villagómez
De la Licenciatura en Contaduría; el Lic. Jorge Luís García Bernal
Por la Licenciatura en Administración; el Lic. Martín García Valle.
Acto seguido y dirigido por el joven maestro de ceremonias se prosiguió al solemne mensaje del padrino que hablaría a nombre de todos los demás padrinos de la generación 2003-2006, misión que sustentó el Lic. José Guadalupe Pelayo, quien iba en representación del Lic. Francisco Javier Bravo, padrino de la generación de la Licenciatura en Contaduría. Expresando su satisfacción y agradecimiento por tan honroso objeto, e invitando a los egresados a seguir luchando hasta la conquista de sus respectivas glorias.
El maestro de ceremonias incrustaba algunas frases, que en sus tiempos de lucidez expiraran y plasmaran pensadores en las hojas de la historia. Evocando a José Martí que decía “El maestro es un domador del cuerpo, un domador del alma, un domador de la palabra, un olvidado de sí mismo que nada quiso ser para serlo todo, pues fue maestro, sembrador de hombres”, y así como a él rememoraba a otros, y de los cuales no podemos omitir esa que señalaba Claude Saint Simon “La educación es una segunda existencia dada al hombre, es la vida moral; tan apreciable como la vida física”.
El acto continuó su curso con la entrega de diplomas a los nuevos licenciados en Administración de Empresas Turísticas. Uno a uno fueron subiendo al entarimado, saludando a los miembros del presidium y recibiendo su reconocimiento, mientras el padrino o alguna otra personalidad les acomodaba el fleco del birrete. Finalmente se posicionaban bajo el podium para la foto del recuerdo, la fotografía de su generación.
Fotografía: Egresados de la Lic. en Derecho, generación 2006.
Las felicitaciones llegaron a ellos armadas de abrazos, calidas palmadas y otros gestos afectuosos. Tras pasar a sus respectivos lugares, el maestro de ceremonias invitó a los egresados de la Licenciatura en Contaduría a pasar y ejecutar el mismo ritual.
Así llegaba a su fin el primer bloque de entrega de diplomas, pero no la ceremonia. Ésta tenía seguimiento con la cesión de reconocimientos a los estudiantes con mejor promedio, galardón otorgado gracias a su febril desempeño académico, a su destacamento profesional. Los premiados fueron:
De la Licenciatura en Administración de Empresas Turísticas generación 2003-2006, Ramírez Chávez Yoshyra y Torres Larios Josefina; de la Licenciatura en Contaduría, misma generación, Medina García Laura Cristina y Navarro Ocampo Anayeli. Por la Licenciatura en Derecho grupo “A”, Montaño Mancilla Sara Bertha y del grupo “B” de la misma licenciatura, Ocampo Rodríguez Lidia Karina. Estos fueron los nombres impregnados en aquellos fragmentos de árbol muerto, inmortalizándose en ellos.
El segundo bloque de cesión de diplomas daba inicio según palabras del conductor del programa académico, con los egresados que representarían la décimo octava generación de la Licenciatura en Derecho.
Era con este grupo con quien concluía la entrega de diplomas, con el que se cerraba una etapa productiva del Centro de Estudios Universitarios Arkos, la universidad vallartense, que sin duda ya está cultivando sus aulas con nuevas semillas, en espera de madurez y ser cosechadas.
La entrega de premios había acabado, pero el ceremonial aclamaba al egresado que hablaría a nombre de todos sus homólogos, y tan sentida tarea correspondía a Guillermo Arnoldo Galindo Sahagún, quien en su expiración manifestaba que aquello no era el fin, sino el comienzo real de sus vidas como profesionistas, agradeció a sus familiares, maestros y compañeros e invitó a sus semejantes a que no fuese esa la ultima vez que se reunían, sino que esa despedida significara un nudo mas fuerte en sus relaciones afectuosas, en sus vidas profesionales. “Tan sentido mensaje, merece una canción igual” dijo el joven conductor, al tiempo que invitaba al maestro Enrique Flores a hacer cantar su piano “Solamente una vez”, misma que con determinada habilidad fluyera de las entrañas de aquel instrumento.
Fotografía: Egresados del área de Contaduría, con su diploma de licenciatura.
Ahora correspondía el tiempo al Ingeniero Eduardo Espinosa Herrera, director del CEUA, quien iniciaría su intervención así: “Si pudiera aplaudir con el corazón lo haría” tras esto saludó al público presente y continuó su singular mensaje, del cual destacó su especial afecto por los egresados, la entrañable tarea del educador, y el exhorto a continuar la lucha para los ex-alumnos.
Fotografía: El Ing. Eduardo Espinosa Herrera, director del CEUArkos en el discurso de clausura.
Finalmente se pidió la colaboración del Teniente de Corbeta, Servicio de Ingeniería de la Armada, Lic. en Contaduría, Hermilo Zárate Rodríguez diera formal clausura al evento.
El maestro de ceremonias agradeció la asistencia a los presentes, felicitó a los egresados e invitando al pianista ejecutar la melodía de cierre, “Mi tierra”, de Guadalupe Trigo. Cerraba un instante que vivirá incrustado en las memorias de muchos, hasta en la propia.
Así llegaba a su fin el ceremonial que representaba el desenlace de un espacio temporal y el principio de uno nuevo, pues se estaban cumpliendo 16 años en la incesante lucha por la educación para el Centro de Estudios Universitarios Arkos, institución pionera en educación superior en Puerto Vallarta y zona de influencia, que entregaba la décimo cuarta generación de licenciados en Administración de Empresas Turísticas, la décimo sexta generación en la Licenciatura en Contaduría y décimo octava de licenciados en Derecho a la comunidad vallartense y al mundo. G |