Profesores en Busca de la Excelencia
Eduardo Espinosa Herrera
La profesionalización de la enseñanza es una necesidad urgente de la educación mexicana.
A excepción de la educación preescolar y primaria, los docentes de los demás niveles del sistema educativo somos, lo que en palabras simples, llamamos docentes habilitados , a saber: profesionistas formados en un área específica del conocimiento y especialistas en ella, pero no profesionales de la educación.
En este sentido, la adquisición de una serie de herramientas y conocimientos del ámbito educativo propiamente, aparecen como una necesidad, como una formación complementaria pero determinante a la hora de enfrentar la práctica de la docencia en los niveles medio superior y superior, si se quiere obtener mejores resultados.
Bajo ese orden de ideas y convencidos de que la excelencia es el ideal a seguir en la educación, los integrantes del cuerpo docente de la unidad de Ingenierías y Negocios Internacionales de nuestra universidad, participaron en un laboratorio de docencia, orquestado por el Departamento de Apoyo Académico a la Docencia, en el que se abordaron las problemáticas cotidianas del proceso de enseñanza aprendizaje y sus posibles soluciones.
Dicho laboratorio fue concebido en un sentido interactivo , de ensayo, de aprender haciendo, pero también en un sentido reflexivo , de análisis y crítica concienzuda y consciente de la labor que se realiza a diario en las aulas y de las posibilidades de mejorar el proceso educativo: de convertirlo en una experiencia digna de vivirse con pasión y entrega.
El desarrollo de estos trabajos permitió además la integración de los docentes en general y de los nuevos docentes en particular, como equipo de trabajo y la adhesión de los mismos al logro del objetivo máximo de excelencia que nuestro centro de estudios persigue: La formación de hombres libres, a través de la educación .
El intercambio de ideas fue prolífero y la adquisición de una actitud renovada, amable y flexible ante la enseñanza y el aprendizaje se hizo presente.
Los docentes experimentaron la oportunidad de aprender a aprender, de comprender mejor a su contraparte: los estudiantes y de asignarles el papel y la responsabilidad que se merecen en el proceso educativo: el de asumirse como protagonistas de su propio proceso de aprendizaje.
Así, el laboratorio de docencia se convirtió en un espacio para aprender y compartir conocimientos y experiencias; para desarrollar nuevas habilidades y destrezas; para hacer propuestas y desarrollar estrategias novedosas en torno a la práctica docente; pero sobre todo para vivenciar y reflexionar que la excelencia educativa no es un ideal inalcanzable sino una posibilidad cuya materialización comienza con el esfuerzo y la mejora continua del quehacer cotidiano de cada docente y cada estudiante.
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