B. F. Skinner: Más allá de la Libertad y la Dignidad
Claudia Tamariz García
El objetivo del presente trabajo , es deducir la Teoría Educativa que Skinner propone a través de su libro “Más Allá de la Libertad y la Dignidad”, y para conseguirlo, me gustaría dividir el análisis en tres partes:
Plantear brevemente la problemática que preocupa al autor y las soluciones que encuentra a través del desarrollo de una tecnología educativa.
Deducir, a partir de lo anterior, cuáles serían sus planteamientos en el terreno de la educación
Ubicar su teoría educativa dentro de las grandes corrientes sociales de la educación en la actualidad.
Planteamiento Skinneriano: una Tecnología de la Conducta
Preocupación del autor: Tratando de mejorar su vida y resolver los problemas que le afectan, el hombre echa mano de la ciencia y la tecnología, pero los adelantos científico-tecnológicos han causado daños graves al ambiente y han amenazado seriamente las posibilidades de supervivencia del hombre.
El problema de fondo, nos dice Skinner, no está en la ciencia y la tecnología mismas, sino en la forma en que se las emplea, es decir, en la conducta del hombre.
Por tanto, la solución no está en las ciencias biológicas o físicas, sino en modificar la conducta humana. Se trata entonces de desarrollar una tecnología de la conducta, pues hasta ahora no existe en el terreno conductual una tecnología comparada en poder y precisión a la tecnología física y biológica.
El atraso en una tecnología de este tipo no se debe a que la conducta humana sea una realidad más compleja que aquella que estudian las ciencias exactas, sino a que:
No se han generado métodos e instrumentos tan poderosos como los de las ciencias exactas.
Se da un tratamiento erróneo a las causas de la conducta humana.
Desde tiempos remotos el comportamiento del ser humano se ha atribuido a fuerzas invisibles. Antes lo eran los dioses, ahora son agentes innatos involuntarios: la personalidad, la naturaleza humana, las actitudes, el carácter, etcétera.
Mediante realidades no físicas (propósitos, reflexiones, planes, decisiones, teorías, creencias, valores... ) se explican realidades físicas (conductas) que se dan en un mundo físico.
Desde esta perspectiva, la conducta es sólo la manifestación externa, el síntoma de una realidad más importante que ocurre al interior del individuo. La conducta es derivación de la vida mental.
La función de esta vida mental, de este hombre interior, es dar explicación a una conducta, a cambio de no poder ser explicado a su vez. La explicación concluye en este hombre interior.
Pero si analizamos la conducta desde un punto de vista científico, el hombre interior sale sobrando, pues la finalidad será explicar cómo la conducta que se manifiesta en el mundo físico está estrechamente relacionada con las condiciones físicas en las que vive el individuo.
Desde este punto de vista, los sentimientos son consecuencia de la conducta, no causa de ella. Por ejemplo: el castigar una conducta sexual (causa física) cambia la conducta sexual, y cualquier sentimiento generado a partir de ella (frustración, alienación, etcétera.) es sólo consecuencia de ella.
Una ciencia de la conducta se preocupa por la relación entre conducta y ambiente (ambos fenómenos físicos), olvidando estados mentales intermedios, éstos son sólo subproductos y no causas.
Para Skinner, una ciencia que relacionara a la conducta con el medio se había demorado en aparecer porque no es fácil observar la influencia del ambiente sobre la conducta, en cambio sí lo es el caso contrario: la influencia de la conducta sobre el ambiente.
El primero que vio esta influencia del ambiente fue Descartes. A partir de él se consideró que el efecto impulsor del ambiente sobre la conducta era el estímulo y el efecto en el organismo (la conducta) se llamó respuesta. A la unión estímulo-respuesta se le denominó reflejo y es de carácter hereditario.
Posteriormente, Pavlov encuentra que se pueden generar nuevos reflejos a partir de determinados condicionamientos, e inaugura una psicología basada en esa conducta condicionada por el medio.
Pero la teoría de que toda conducta obedecía a reacciones a los estímulos, nos dice Skinner, no lo explicaba todo. Ahora se sabe que el ambiente no sólo impulsa, sino que selecciona, porque no sólo es importante la influencia anterior que ejerce el ambiente en la conducta, sino también las consecuencias de esa conducta, pues en base a ellas el individuo vuelve a repetir la conducta o la desecha. La conducta queda afectada y cristalizada por sus consecuencias (reforzadores positivos o negativos)
De esa forma, existen tres tipos de conductas:
Aquellas genéticamente programadas como respuesta a estímulos del medio: reflejos
Aquellas que, siguiendo el esquema de los reflejos, se pueden condicionar manipulando los estímulos: reflejos condicionados
Aquellas que van seguidas de una consecuencia que hace que la conducta se repita o, por el contrario, que trate de evitarse: condicionamiento operante.
Esa consecuencia que renueva o inhibe la conducta se llama reforzador positivo o negativo, respectivamente.
En base a lo anterior, afirma Skinner que en la interacción organismo - ambiente, se pueden obtener dos resultados:
La conducta que actúa sobre el ambiente para producir consecuencias (conducta operante) puede estudiarse a través del control sobre los ambientes de los que dependen esas consecuencias.
El ambiente puede ser manejado a voluntad y producir efectos rápidos en la conducta.
En estas posibilidades debe basarse una tecnología de la conducta.
Sin embargo, nos dice Skinner, el hombre autónomo que supuestamente explicaba toda conducta, no ha sido erradicado. Se encuentra amenazando a una tecnología de la conducta desde las disciplinas sociales: política, historia, sociedad, educación, etcétera., desde el momento en que éstas manejan la existencia de dos características humanas de las que hacen depender enteramente la conducta:
La libertad como fuente de toda decisión ; y
La dignidad, al hacer al hombre responsable de todas sus conductas y, por tanto, digno de todos los méritos o deméritos de ellas, y susceptible de reconocimiento y admiración por sus logros.
Para Skinner, la ciencia de la conducta anula el papel de la libertad y la dignidad, al atribuir las causas de cualquier conducta, no a la decisión libre de los individuos, sino al ambiente que desencadena las conductas y, por tanto, otorgarle todo mérito o demérito de ellas al medio ambiente.
Formas de Control y Reforzadores de la Conducta Humana
Preocupado por eliminar los dos fantasmas del hombre autónomo que amenazan una tecnología de la conducta, el autor dedica parte de su libro a atacar las ideas de libertad y dignidad.
Skinner considera que la conducta humana, en el medio natural pero sobre todo en el social, está en la actualidad condicionada principalmente por reforzadores negativos, también llamados aversivos. Los reforzadores de este tipo tienden a hacer que el hombre responda con conductas que disminuyan el estímulo negativo o que lo anulen.
Por ejemplo, en el medio ambiente natural, el ser humano busca refugio del sol ardiente y se pone a cubierto. La consecuencia de su acción: protegerse del sol, hace que muy probablemente el hombre vuelva a repetir la conducta (ponerse a cubierto), cuando se presente nuevamente el estímulo, es decir, cuando el sol vuelva a calentar en exceso.
Dentro del ambiente social estos reforzadores muchas veces no provienen del medio en sí sino de otros individuos, que de esta forma controlan la conducta de los seres humanos.
Así por ejemplo, un capataz de esclavos induce al esclavo a trabajar, azotándole cuando se detiene. Para librarse del azote, el esclavo vuelve a trabajar. El azote es un reforzador negativo que mueve al individuo a realizar determinadas conductas para evitar el estímulo (e indirectamente, con su conducta, el esclavo refuerza positivamente la conducta del capataz, que volverá a usar el látigo cuando el otro se detenga)
Frente a los reforzadores aversivos, los individuos reaccionan de tres formas diferentes:
Actúan como lo desea el controlador.
Huyen al estímulo
Atacan a quien controla el estímulo
Para el autor, los intentos por evadir en forma de huida o ataque los estímulos aversivos son formas de liberación: libertad.
Y de las conductas de agresión han surgido las filosofías de libertad que, para Skinner, más que ser causas de una conducta, son consecuencias que se deducen de ella. Y más que imbuirse en los individuos como filosofía, simplemente los estimulan a actuar, al:
Poner de relieve las condiciones aversivas
Identificar a aquellos que imponen estos estímulos negativos
Describir modos de acción.
Sin embargo, nos dice, para los autores de la literatura de la libertad, ésta es un sentimiento, cuando en realidad se trata de ciertas contingencias que refuerzan la conducta de huida o ataque al estímulo aversivo.
Existen otro tipo de refuerzos que, sin ser en sí negativos, controlan la conducta de los individuos, pero, a la larga, estimulan conductas de huida o ataque. Estos refuerzos son también usados para controlar en forma negativa a otros individuos.
Un ejemplo de estas formas de reforzamiento son las promesas de recompensa: salarios altos, reparto de tierras, buenas calificaciones, juguetes, que generan en los individuos la conducta deseada por el controlador, pero al no cumplirse, tarde o temprano producirán conductas contrarias de ataque o huida.
Este tipo de controles muchas veces no son blanco de ataque de una literatura de la libertad.
El problema de la existencia de una literatura de la libertad es grave para una tecnología de la conducta, pues estimula la huida o el ataque contra todo tipo de controles porque considera que todos ellos y todo controlador son malos. Su razonamiento es:
Si el control es contrario a la libertad
y la libertad es buena
entonces el control es malo
Pero existen controles que no tienen consecuencias aversivas (no son reforzadores negativos) y que son necesarios para el bienestar de la especie.
Lo importante, dice Skinner, no es liberar al hombre de todo control, sino de ciertas clases de control.
Para Skinner, el hombre no puede liberarse de su medio ambiente natural ni social, y así como respecto al medio natural ha logrado cambiar el tipo de dependencia, respecto al medio social el ser humano no necesita destruir el ambiente o huir de él, sino remodelarlo para ejercer controles positivos (no puede escapar a los controles) sobre la conducta humana.
Para el autor la forma ideal de control es aquella que:
1) Se plantee un objetivo de bienestar para todos y para la cultura misma (Más adelante ahondaremos en ello)
2) Manipule el ambiente para controlar mediante reforzadores positivos, desechando todo reforzador negativo.
Skinner también se opone a otro tipo de reforzadores negativos que, más que estimular una conducta, su finalidad es inhibir conductas no deseadas: el castigo.
El castigo no es lo mismo que el control mediante refuerzos aversivos. La diferencia está en el fin para el que se emplea:
El control aversivo es usado para inducir a las personas a comportarse de determinada manera
El castigo es usado para que la gente no se comporte de determinada manera.
El ser humano ha construido un mundo cómodo a partir de eliminar formas de castigo natural, es decir, producidas por la naturaleza. Pero en el terreno social es el castigo la forma de la que se valen unos individuos para controlar la conducta de otros. Es decir, que en este terreno el hombre no sólo no busca eliminar el castigo, sino que lo emplea en todos los ámbitos, desde la política hasta la familia, pasando por la educación.
El castigo parte del supuesto de que una persona que ha sido castigada por su conducta ya no la repetirá. Sin embargo, esto no es del todo cierto y por ello, el castigo no es del todo efectivo.
La conducta castigada tiende a reaparecer una vez retirado el castigo.
Hay ocasiones en que puede funcionar, pero las más de las veces el individuo repite la conducta, tratando de eludir el castigo. Por ejemplo, un castigo puede crear individuos neuróticos o desequilibrados que repiten la conducta en sus fantasías. Otro caso es el del individuo que justifica racionalmente su conducta como no punible y la repite. En otros casos puede buscar ambientes más tolerables para los que su conducta no es punible.
En muchas ocasiones es la sociedad la que trata de evitar que el individuo incurra en conductas que ameriten castigo, y es por ello que impone leyes y reglas que el individuo debe cumplir para no hacerse merecedor de un castigo. El problema es que en muchos casos estos controles fracasan.
En cambio, Skinner postula una tecnología de la conducta que logre un mundo donde la gente se comporte bien automáticamente y ya no haya necesidad de castigo.
Pero el logro de un comportamiento automáticamente bueno elimina el postulado de la libertad humana, pues el comportamiento del hombre dependería de controles y no de su voluntad.
Es por ello que los defensores de la libertad no aceptan que se elimine la posibilidad de que haya conductas reprobables que generen castigo, pues ellas posibilitan una toma de decisiones, basada en el hombre autónomo: en la conciencia o el super-ego.
Pero, dice el autor, esas motivaciones internas no existen. Las sociedades controlan las conductas de los hombres mediante el castigo y por ello es que la gente se comporta bien. Lo que sucede es que mientras más ocultos estén esos controles, más se atribuye la conducta a motivaciones internas.
Siguiendo este razonamiento, el autor elimina también el concepto de responsabilidad sobre la conducta, pues son los estímulos externos los que inducen las conductas del hombre, por lo que es posible controlar las conductas, controlando los reforzadores. Así que el ser humano no es responsable de su conducta.
Para erradicar problemas sociales, no se trata de aumentar el sentido de responsabilidad del hombre sobre sus actos, sino de modificar el ambiente y controlar la conducta. La clave no está en la responsabilidad, sino en la controlabilidad.
Finalmente, respecto al problema del castigo, el autor plantea que así como la ciencia física y biológica han reducido el castigo natural para los hombres, una tecnología de la conducta debe eliminarlo del medio social.
La Finalidad de una Tecnología de la Conducta.
Para Skinner una tecnología de la conducta debe estar dirigida a dar solución a los grandes problemas de la humanidad y promover la supervivencia de la cultura (en última instancia debe lograr la supervivencia de una cultura universal de la humanidad)
Para el autor, la cultura es el ambiente social en que vive el hombre, caracterizado por el conjunto de conductas o prácticas habituales del grupo humano.
Desde que nace, el niño adquiere un repertorio determinado de conductas por las situaciones de reforzamiento a las que queda expuesto en su sociedad, situaciones que establecen las personas que le rodean. Este conjunto de conductas adquiridas le integran a su cultura.
Para que una cultura se perpetúe es necesario que sus miembros adquieran las conductas características de la misma.
Las conductas del grupo reflejan su cultura y para comprenderlas es necesario comprender las situaciones de reforzamiento que las generan y que parten del ambiente físico actuando en combinación con el social.
Ahora bien, las culturas no permanecen estáticas, pues las situaciones del medio físico y social cambian, por tanto cambian los reforzadores y por consiguiente, las conductas. Esto puede desestabilizar a la cultura, vigorizándola o debilitándola, por lo que una cultura puede sobrevivir o perecer. En vista de esta posibilidad, se vuelve esencial luchar por la supervivencia de la cultura.
A semejanza de la evolución biológica, la cultura evoluciona cuando surgen prácticas (conductas) nuevas, por razones irrelevantes (como surgen las mutaciones genéticas), y se seleccionan de acuerdo a su contribución al fortalecimiento de la cultura, en la competencia que ésta establece con el ambiente físico y con otras culturas.
En base a este esquema, la cultura necesita que sus miembros desarrollen conductas que le fortalezcan, en relación a las variaciones del medio.
Para ello, se requiere controlar el ambiente social para favorecer la aparición de reforzadores que induzcan a los individuos a trabajar en pro de la supervivencia de la cultura, por el bien de la cultura.
Para el autor: “Las cosas buenas son reforzadores positivos” , es decir, que lo bueno no es una propiedad en sí de las cosas, sino que les llamamos así: buenas si refuerzan positivamente nuestra conducta. (por ejemplo, la comida sabrosa refuerza nuestra conducta cuando la probamos, entonces la llamamos buena)
Y lo mismo pasa con las cosas malas, son reforzadores negativos, pues refuerzan una conducta de huida o ataque a ellas.
En este sentido, el autor afirma que la conducta humana puede buscar tres cosas:
El bien personal. Cuando se trata de un reforzador positivo inmediato para el hombre.
El bien de los demás. Cuando la conducta positiva produce reforzadores positivos para quien la lleva a cabo y para los demás.
El bien de la cultura. Cuando la conducta tiende a contribuir a la supervivencia de la cultura.
Un tecnólogo de la conducta puede buscar uno o más de estos tres objetivos, al controlar el medio.
El problema que se le plantea a un tecnólogo de la conducta que busque modificar conductas por el bien de la cultura (su supervivencia) es que las conductas dirigidas hacia este fin producen reforzadores a muy largo plazo, que incluso pueden llegar después de que el individuo haya muerto. Por eso es necesario que el tecnólogo logre:
Acelerar el proceso evolutivo de la cultura y promover el bien cultural a corto plazo para que la conducta de los individuos se vea pronto reforzada
Hacer que las consecuencias de los grandes problemas de la humanidad resulten reforzadores negativos que afecten la conducta del individuo para que tienda a rechazar estos estímulos.
La Teoría Educativa de Skinner .
Mi intención en esta parte es ir extrayendo la teoría educativa de Skinner conforme se va deduciendo de su planteamiento del desarrollo de una tecnología de la conducta que resuelva los grandes problemas de la humanidad.
La Problemática de la Conducta en la Educación
A partir de la problemática en torno a las conductas erróneas del hombre, que le han puesto al borde de la destrucción, Skinner ubica el problema de la existencia de un sistema educativo en crisis.
Al parecer para el autor todos los sistemas sociales modernos (considerando que el libro fue escrito en 1971), desde la familia hasta los gobiernos y sistemas económicos viven una crisis, consecuencia de una serie de problemas en las conductas humanas.
Por lo que la solución a las problemáticas en todos y cada uno de estos ámbitos sociales, debe encontrarse en una ciencia y una tecnología de la conducta
Así, paralelamente a lo que ocurre a nivel macro en la sociedad, en el ambiente educativo las manifestaciones físicas de la crisis que se vive: las conductas, deben ser explicadas no con razones personales, de un hombre autónomo, sino por causas ambientales, es decir, también físicas.
Para ser más concretos pongamos un ejemplo: Una conducta específica, la deserción escolar, debe ser explicada mediante causas físicas provenientes del medio ambiente defectuoso de la escuela. Las razones personales, las del hombre interno: el sentimiento de alienación o frustración con el que se suele explicar la deserción, es sólo una consecuencia de la conducta.
Finalidad de la Educación
En esta parte, me interesa dejar establecidos dos aspectos en torno a la educación, según Skinner:
Cuál sería su concepto de educación.
Cuál sería el papel de la educación dentro de una sociedad manejada por una tecnología de la conducta.
a) Concepto de Educación
Para llegar a determinar los puntos anteriores, debemos partir del concepto de cultura que maneja el autor, como el ambiente social en que vive el hombre y que se manifiesta a través de las prácticas o conductas del grupo humano. Y partir también de su idea de que para garantizar su permanencia, la cultura debe asegurar que todos y cada uno de sus miembros adquieran las conductas que la caracterizan.
De esta manera, el niño, como nuevo miembro de la sociedad, recibe un repertorio de conductas que son características de su cultura, y que le transmiten otras personas, a través de las situaciones de reforzamiento a las que es expuesto. Su integración a su sociedad dependerá de qué tan adecuadamente asimile las conductas que se le transmiten.
En este contexto, me parece que Skinner ve a la educación como un instrumento que modifica conductas ya existentes y/o crea otras en las nuevas generaciones, como una forma de integrar éstas a su medio social y de esa forma perpetuar la cultura.
Esta labor de la educación consiste concretamente en establecer las condiciones ambientales, con los reforzadores adecuados, que permitan la aparición de las conductas deseadas. Es decir, manipular el ambiente para controlar la conducta.
Es importante destacar que para Skinner no tiene ninguna validez afirmar que la educación transmite conocimientos, actitudes o valores, éstas serán manifestaciones del hombre interno que aparecerán por añadidura en el momento en que el individuo adquiera la conducta deseada.
b) Papel de la Educación en una Sociedad manejada por una Tecnología de la Conducta
De acuerdo a la preocupación Skinneriana por la cultura, en donde establece que toda cultura evoluciona, sea hacia su destrucción, sea hacia su supervivencia, y en la que una tecnología de la conducta debe buscar el control de las conductas del hombre para que estos trabajen por la supervivencia de su cultura, la educación debe ser enfocada como un medio de instrumentar esta tecnología para crear las contingencias ambientales que refuercen positivamente conductas en pro de la cultura.
En la tarea científica de controlar una conducta dentro del ámbito escolar, la tecnología empleada para ello es éticamente neutra. Los objetivos deben establecerse en base al controlador y éste puede perseguir: el bien personal, el bien de los demás o el bien de la cultura.
Un ejemplo concreto planteado por Skinner sería:
Por un bien personal. Una persona puede planificar una mejor forma de educar a los niños para escapar de la presencia y el contacto con niños que no se comporten bien. En este caso puede controlar a través de reforzadores negativos y ser autoritario.
Por el bien de los demás. Puede establecer, en cambio, un método que busque el bien de los niños y de los padres en general. En este caso buscará reforzadores positivos personales, pero lo hará sólo en el caso de que el bienestar de los niños sea para él un reforzador positivo, es decir, que también resulte un bien personal.
Por el bien de la cultura .En este caso, el controlador buscará inducir a sus estudiantes a contribuir cuanto les sea posible al bienestar de su cultura. En este caso, nos dice el autor, el controlador tal vez tenga que soportar una merma de sus reforzadores personales.
En la sociedad planteada por Skinner, la educación debe perseguir, ante todo, el último de estos bienes.
Manejada la tecnología de la conducta como éticamente neutra, es evidente que resultan esenciales los objetivos que se plantee el controlador, sea a nivel macro social o dentro de cada ámbito de la sociedad, entre ellos la educación. De aquí podemos deducir la importancia que Skinner da a los objetivos dentro de una planeación educativa.
Estos objetivos deben establecerse en términos de cambios conductuales, es decir, dejar bien clara cuál es la conducta que se desea imbuir en el alumnado
En base a los planteamientos anteriores, podemos concluir algunos aspectos referentes a la educación en Skinner:
La educación no se preocupa por transmitir conocimientos, actitudes o valores, sino por establecer conductas deseadas en el alumnado.
Es posible manejar una tecnología de la conducta en el aula, controlando la conducta mediante el control del ambiente, al establecer los reforzadores adecuados.
Para Skinner es esencial el establecimiento de los objetivos en la educación, objetivos determinados por el educador (controlador) para, a partir de ellos, elegir los medios adecuados que estimulen en el alumnado la adquisición o modificación de las conductas previamente fijadas.
Los objetivos en educación deben estar formulados en función de la modificación o adquisición de conductas.
El papel del educador y el educando en la teoría Skinneriana.
Dentro del análisis de las funciones de los actores de la educación, juega un papel fundamental el concepto de Skinner en torno a la libertad, la dignidad y la responsabilidad humanas.
Así como el autor rechaza el papel de la libertad y la dignidad del individuo en lo que respecta a sus conductas en general, así también en el ámbito educativo niega al individuo la posibilidad de tomar decisiones libremente, a cambio de un medio ambiente escolar que condiciona su conducta.
Igualmente, le niega la posibilidad de reconocimiento y admiración ante el logro, pues no tiene ningún mérito sobre su conducta. El mérito se traspasa al medio y, por tanto, a quien controla ese medio: el educador.
Con respecto a la responsabilidad, es evidente que si el educando no es libre de decidir su conducta tampoco es responsable de ella.
Estas afirmaciones traen como consecuencia principios Skinnerianos fundamentales, en torno a los actores que participan en la educación:
El éxito de la educación como transformadora de ciertas conductas en el individuo y formadora de otras nuevas, radica en el educador. El mérito y la responsabilidad son de él, no del educando.
Aunque en sentido estricto tampoco existe ningún mérito ni responsabilidad en el maestro como controlador, ya que su conducta también va a depender de los estímulos que él reciba del medio, en otras palabras, las conductas adquiridas por los educandos mediante su control del medio, le refuerzan positivamente, por ello las estimula.
Sin embargo es posible afirmar que, en tanto que el rumbo de la educación depende del maestro en la medida en que controla el medio ambiente educativo para generar conductas específicas en los educandos, la educación es unilateral. En esta relación unilateral, el educador es la parte activa que establece las contingencias adecuadas para que se dé la conducta previamente fijada y los educandos son meros agentes pasivos que reaccionan a los estímulos.
En una sociedad que pretenda resolver los problemas de conducta de sus miembros, el educador debe convertirse en un tecnólogo de la conducta, que establezca las condiciones para modificar la conducta de sus educandos, de acuerdo a objetivos pre establecidos.
Algunos principios de práctica educativa en la teoría de Skinner
Con base en las afirmaciones de Skinner en torno al tipo de reforzadores que existen en las sociedades para estimular conductas, se pueden deducir algunas ideas skinnerianas en torno a la práctica educativa.
Skinner afirma que en la actualidad la conducta humana es determinada en gran parte por reforzadores negativos, que muchas veces son usados por unos individuos para controlar la conducta de otros.
De esta afirmación no escapa la educación, y de hecho el autor da varios ejemplos de reforzadores aversivos usados por el maestro para estimular conductas en el estudiante: las amenazas y los regaños pueden hacer que el estudiante preste atención, estudie o se discipline, entre otras cosas, esto es, que adquiera la conducta que refuerza positivamente al maestro.
Pero así como una de las respuestas a un reforzador aversivo es actuar como lo quiere el controlador, el estudiante puede optar por huir (desertar, drogarse, etcétera.) o por agredir al controlador o a cualquier otro objeto o persona que no tengan nada que ver con el control, lo que Skinner considera como una desviación de la conducta agresiva. (conductas de rebeldía hacia el maestro o convertirse en delincuente).
Estas consecuencias pueden ser las mismas para el caso de reforzadores aparentemente positivos, pero que resultan aversivos a largo plazo, como las promesas no cumplidas de recompensa (buenas calificaciones, por ejemplo)
El empleo del castigo en educación es también una práctica generalizada para eliminar conductas indeseables, dice Skinner, y no tiene efectos positivos, pues el individuo, las más de las veces, simplemente tiende a eludir el castigo y repetir la conducta.
Skinner afirma que para los defensores de la libertad y la dignidad existen varias alternativas al castigo para que el individuo evite conductas indeseables sin necesidad de controles externos, sino basado en su propia capacidad de decisión.
Algunas de estas alternativas aplicadas a la educación serían:
La tolerancia absoluta, donde teóricamente no habría un controlador y se pudiera ejercer la total autonomía del individuo, quedando garantizadas su libertad y su dignidad. En este caso, el evitar conductas inadecuadas y optar por hacer “lo correcto” dependería del hombre autónomo: de su conciencia y su sentido de responsabilidad.
Skinner afirma que en el fondo esto es falso, pues el control se pasa de manos de una persona (el maestro) al ambiente social en general. Por tanto, la persona continúa sin ser libre y lo único que se logra es que no adquiera las conductas necesarias para integrarse a su cultura.
El educador como comadrona que no ejerce un control, sino que ayuda a otro para que dé a luz una conducta determinada (Mayeutica). Según estos autores, el mérito será en realidad del educando.
Pero Skinner no comparte esta opinión, pues para él se trata de nuevo de desplazar el control del maestro al ambiente, que en algunos casos sí logrará la adquisición de las conductas requeridas por la sociedad, pero en otros no. Ello dependerá del medio ambiente externo en el que vive cada individuo.
Dirección Se plantea al maestro no como un controlador sino como un guía, como un “cultivador” de conductas, que ayuda al educando a aprender por sí mismo, nuevamente con el fin de dar su lugar a la libertad y dignidad humanas.
Sin embargo, dice el autor, esto es falso, pues la dirección sólo es efectiva en la medida en que ejerce control. Dirigir significa preparar oportunidades, pero ésta es una forma de control, en tanto aumenta la posibilidad de que la conducta se dé en una dirección determinada.
Dependencia de las cosas Esta alternativa la postuló Juan Jacobo Rousseau para evitar la tiranía del control social. El hombre, que en estado natural es libre y feliz, debe hacerse dependiente, no de otras personas, sino de las cosas y de sus valores naturales. De esa forma aprende lo que le es naturalmente bueno y útil (adquiere las conductas positivas para sí mismo) y no se somete a controles sociales (las de autoridades como el maestro)
Pero para Skinner una persona jamás llega a ser verdaderamente autosuficiente, aunque se las arregle dependiendo de las cosas, en el fondo depende de aquellos que le enseñaron a hacerlo así. Y éstos seleccionaron las cosas de las cuales depende esa persona y determinaron también las clases y grados de esa dependencia.
Algunos postulados que podemos deducir en Skinner respecto a la práctica educativa en el aula, son :
Para Skinner los reforzadores negativos, los castigos y las alternativas al castigo propuestas por los defensores de la dignidad y la libertad, no deben ser empleadas en la educación como formas de estimular las conductas deseadas en los alumnos o de erradicar las indeseables
En su lugar, Skinner propone la utilización de reforzadores positivos: recompensas, que pueden ser materiales o verbales, para conseguir que los educandos adquieran las conductas deseadas por el controlador (maestro)
Skinner advierte sobre el mal uso de los reforzadores positivos para estimular conductas. Especialmente le preocupan dos cosas:
La frecuencia con que se otorgan, pues darlos con demasiada frecuencia hace que pierdan efectividad.
La cantidad en la que se otorgan, pues darlos en abundancia también genera ineficacia en el estímulo.
El reforzador debe ser entonces intermitente y dosificado (dosis pequeñas, nos dice, pueden generar gran cantidad de conducta)
3 ) La Teoría Educativa de Skinner dentro de las Actuales Corrientes Sociológicas de la Educación.
Yo considero que la teoría educativa de Skinner se inscribe dentro de la corriente estructural-funcionalista iniciada por Parsons y Merton, pero con gran influencia también de Durkheim, en tanto que éste es considerado el antecedente directo de la escuela a que nos referimos.
En tanto para Skinner la educación es un medio para estimular en los individuos las conductas que requiere para integrarse a su sociedad, está retomando el concepto funcionalista de la Socialización.
Y, por supuesto, está concibiendo a la educación como lo hacía Durkheim, como una acción social ejercida por una generación de adultos sobre una generación de jóvenes.
Quizá ya no podemos ir más allá en las coincidencias, puesto que para Durkheim la educación es una acción social que suscita estados físicos y mentales en los individuos, a lo que Skinner contestaría que los estados físicos son conductas y los mentales no tienen relevancia en la educación, pues se trata de subproductos de la conducta estimulada.
Yo ubico a Skinner dentro del Estructural-Funcionalismo, puesto que la función de la escuela al estimular conductas determinadas en los educandos tiene la finalidad de que éstos se integren a la sociedad cumpliendo con una función de mantenimiento de la estructura misma.
Para los exponentes de la corriente estructural-funcionalista, la estructura social debe mantener un equilibrio en todas sus partes y cada una de ellas debe cumplir una función específica que contribuya a ese equilibrio.
La propuesta de una tecnología educativa por Skinner, representa la herramienta ideal para manipular las conductas del individuo hacia un fin funcional que beneficie a la estructura social (cultura).
Bibliografía
Skinner, B.F. (1980) Más allá de la Libertad y la Dignidad. De. Fontanella. Barcelona.
(Skinner, 1980:134)
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