Tecnología Educación y sociedad:

Algunas ideas en estos nuevos tiempos

Gabriela Scartascini Spadaro

Hemos entrado, irremediablemente, en el Siglo XXI, el tiempo de conceptos como Nuevas Tecnologías, Globalización, Liberalismo y Mercadotecnia, Calidad Total y Sociedad de la Información. La valoración y el uso que tengamos de cada una de ellos, nos señalará cómo será nuestro accionar en este contexto, en esta Historia que nos tocó vivir.

La Sociedad Mundial (si así podemos denominarla) vive una situación de inequidad que no admite su ocultamiento; es más, es imposible de omitir cuando se habla del nuevo milenio. Tal como señala Alfonso Gago (1996) “vivimos en un mundo donde la gran mayoría vive en la miseria material y una minoría se hunde en la miseria moral en medio de la opulencia de bienes materiales” 1 . Aún desde esta perspectiva, los centros de poder y de toma de decisiones no reaccionan como se espera de ellos; consecuencia de esto, son los cambios de poder político que se vislumbran en los gobiernos de los distintos países. Citemos algunos ejemplos de ello: en países como Francia y Alemania, la misma ciudadanía se sorprende al ver cómo se vota a candidatos con ideas de extrema “distancia ideológica” en pocos años de gobierno y luego, deben reaccionar para que no ocurra ninguna debacle; en América Latina, tras años de lucha entre democracias y dictaduras, se vota por el signo político que fue rechazado hace menos de veinte años. No existen referentes fuertes que permitan acceder a la ciudadanía a fortalecer su credibilidad respecto de ellos. En esta sociedad de la información donde dicen que todo se sabe, la gente cambia su postura con cada elección pues este saber y estar informado le prohíbe mantenerse al margen de la historia. Esto podría suponer una ventaja, sin embargo la gente queda al margen, una vez que postula a sus candidatos de la Historia que ellos desean construir. El desarrollo de estos procesos es lo que trae aparejadas la tecnofobia y las tendencias globalifóbicas.

Ahora bien, si nos queremos situar críticamente respecto de nuestro propio contexto de existencia, debemos, tal como afirma Imanol Zubero (1996): “rechazar de forma categórica todo intento de presentar la tecnología como neutral, como una simple herramienta cuyos efectos dependerán sólo del uso que de la misma se haga… Por el contrario, la tecnología es funcional al sistema socioeconómico en cuyo seno se desarrolla” 2 . Tal como se certifica en las palabras del autor mencionado, ni el uso de la tecnología ni el sistema socioeconómico que la implementa es “inocente” a la hora de aplicarla; así tampoco deberíamos serlo los seres humanos en cuanto al tema. Debemos debatirlo y conocerlo con el fin de no ser absorbidos por el caudal de este río de chips, megabytes y noticias que se propagan casi aun antes de haber acontecido. La Sociedad de la Información debería privilegiar lo que conlleva en su conformación lexicológica: tener en cuenta a la Sociedad; pero sabemos que esta nominalización está emparentada con intereses opuestos al crecimiento “global” de los seres humanos; lo “global” pasa por otros rumbos a los que no tenemos acceso.

Pero, ¿qué ocurre con la Educación?

 

Con el avance de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, nuevas formas de acercarse al saber, al conocimiento, a nuestras visiones de la realidad y a la información se han instalado en las distintas sociedades, tanto en las llamadas del primer mundo como las de los países en desarrollo.

Estas variadas formas de transmitir mensajes e ideologías nos deben ubicar en un plano crítico ya que, como consumidores, corremos el riesgo de ser “consumidos” por los medios en general. Si tomamos en cuenta los principales modelos de comunicación y los relacionamos con el proceso de enseñanza-aprendizaje, vemos que “el nuevo paradigma tecnológico se diseña mediante las comunicaciones integradas de audio, televisión, radio, datos redes, multimedia y las aportaciones del hipertexto y del hipermedia que permiten efectuar todo tipo de interrelaciones y bucles entre las ideas, datos, conceptos y palabras” 3 .

Esta innovación transforma los modelos de comunicación que van desde la unidireccionalidad hasta la bidireccionalidad, multidireccionalidad y modelos interactivos. Pasamos de la televisión tradicional hasta el modelo comunicativo multimedia con sólo apretar un par de botones.

 

Si nos situamos a nivel de Educación Superior, vemos que la imagen de su estudiante, la que se proyecta hacia el futuro brillante y calificado, se halla en estrecha relación con las nuevas formas de comunicación. Esto es lo que nos señala el Programa Nacional de Educación 2001-2006: “Un sistema de educación superior de buena calidad es aquél que está orientado a satisfacer las necesidades del desarrollo social, científico, tecnológico, económico, cultural y humano del país. (…) Un programa educativo de buena calidad cuenta con una amplia aceptación social por la sólida formación de sus egresados; altas tasas de titulación o graduación; (…) currículo actualizado y pertinente; (…) El objetivo principal de este subprograma es impulsar el desarrollo con equidad de un sistema de educación superior de buena calidad que responda con oportunidad a las demandas sociales y económicas del país y obtenga mejores niveles de certidumbre, confianza y satisfacción con sus resultados” 4 . Es de suponer que hacia este nuevo paradigma educativo nos estamos dirigiendo.

 

México y/en la Sociedad de la Información.

 

En este contexto social, cultural, político y económico global, México se encuentra en la disyuntiva entre el crecimiento, el statu quo o la involución. En cuanto a datos y cifras oficiales, ocurre a nivel macroeconómico un fenómeno que no encuentra sustento válido a nivel de crecimiento microeconómico. Las cuentas acerca de la cantidad de gente que puede disfrutar de esta nueva forma de vida dentro de la Sociedad tecnologizada no coinciden con los datos reales. La percepción acerca de cómo la “sociedad de la información” toma cuerpo en el contexto social y económico del país se proyecta en forma desordenada y con un crecimiento desigual. Las grandes ciudades del país son las beneficiadas con esta posibilidad de manejar y pensar el nuevo mundo, sin embargo, no lejos de ellas, existen otras realidades que se hallan muy ajenas a todo este desarrollo acelerado que implica la inserción en la globalización económica y tecnológica. A pesar de los cambios en los paradigmas del conocimiento y el desarrollo que están transformando el mundo del trabajo, del pensamiento y de la acción humana, es una minoría la que goza de estos beneficios y puede acceder a la competencia, la calidad total y la eficiencia tan solicitada en estos tiempos; el resto de los seres humanos, está mirando desde un plano inferior y cada día más alejado de los “agraciados”. Coincidimos con Mattelart/Piemme (1998) cuando afirman que “el progreso tecnológico no supone, necesariamente, el progreso social” 5 . Por ello, en cuanto a la educación, debemos destacar un detalle: no podemos instalar computadoras en pueblos que todavía no tienen electricidad. Eso también forma parte de hechos que ocurren en este siglo XXI, tecnológico y globalizado.

En Puerto Vallarta, implementar formas de acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, implicará brindar a los estudiantes seguridad y confianza en su propio discurso a la hora, por ejemplo, de competir por un espacio laboral. Cabe destacar que ésta no es una situación privativa de Vallarta, Jalisco o México sino de gran cantidad de países en desarrollo que dependen, para su subsistencia, de los países que ya han logrado pasar por esa tan anhelada barrera y se hallan en el denominado primer mundo. Se supone que hacia allá vamos; tal vez podamos lograr vencer las barreras que nos imponen límites que, a veces, nos parecen insuperables.

Bibliografía

1 Gago, Alfonso (1996) “El comercio mundial de la tecnología”, en Autogestión , Número 12, febrero.

2 Zubero, Imanol (1996) “La sociedad de la información”, en Noticias obreras , número 1170, junio

3 Cebrián Herreros, Mariano “Cambios técnicos, comunicativos y pedagógicos”. Conferencia inaugural correspondiente al curso 1998-1999. Universidad Complutense de Madrid, España.

4 Programa Nacional de Educación 2001-2006 , Secretaría de Educación Pública, México.

5 Mattelart, A./Piemme J. (1998) “Debate político sobre la comunicación”, en De sur a sur, Revista Andaluza de Solidaridad , Paz y Cooperación. Número 14, marzo.


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NO. 7