Hablando de Eclipses y Estrellas

J. Martín Puebla Ontiveros

Estudiante de Negocios Internacionales

Una noche, caminando por la playa, talvez inducido por el hecho de que en Puerto Vallarta se esperaba con impaciencia la aparición del eclipse –suceso que maravilla a quienes tienen oportunidad de disfrutarlo en todo su esplendor, pues aunque no deja rastro, queda grabado a perpetuidad en la mente; me propuse mirar al cielo para tratar de reflexionar sobre los grandes misterios que el manto estelar guarda tan celosamente.

Comencé entonces a preguntarme. ¿Qué tan grande es el universo? Existen aproximadamente 21 trillones de estrellas que nacen y mueren todos lo días, distribuidas en unos 70 millones de galaxias y se cree hasta el momento que de todas ellas, sólo diez pueden tener un planeta similar al nuestro en su órbita y por consiguiente con grades posibilidades de que exista algún tipo de vida. 1

Cabe aclarar que esos planetas el día de hoy no pueden verse; sólo se intuye su existencia pues la luminosidad de las estrellas sobre las que giran es tan intensa que no permite a los observadores terrestres visualizar ningún cuerpo celeste cercano a su órbita. Lo mismo sucede a nosotros los terrícolas; no es posible que seamos vistos desde aquellas lejanas galaxias, debido a la brillantez de nuestro sol. Aún así, algunos gobiernos siguen empeñados en buscar vida más allá de nuestra galaxia.

¿Por qué? Quizá por el mismo motivo que ha movido al hombre desde que es hombre: el de cuestionarse, el de responder a esa necesidad de explicarse la vida, la muerte, su entorno exterior y su yo interno.

Un ejemplo concreto de esta necesidad de conocimiento del ser humano, de su afán por saber y derribar los límites de lo conocido, así como de la capacidad humana de entregarse a la búsqueda; podemos encontrarlo en el motivo que impulsó a la Corona Española hace 500 años a financiar a Colon los viajes para buscar tierras extrañas de las que, en aquellos tiempos, sólo se imaginaba su existencia; a encontrar nuevas riquezas y, porque no decirlo, nuevos mercados. Por extraño que parezca, - y aquí queremos pasar a una nueva reflexión, no sin reconocer que ella está enmarcada por la formación de quien ahora escribe y por el contexto mundial actual- el llamado Nuevo mundo fue encontrado no por científicos ni historiadores, sino por mercaderes o lo que hoy se conoce como empresarios.

¿Qué tanto han cambiado aquellos empresarios de la Edad Media si los comparamos con los actuales?

En muchos aspectos han progresado de manera significativa, pero en otros detalles siguen exactamente igual. ¿Recuerda usted como se encontraba la tripulación de Colon unas horas antes de descubrir la primera isla americana? Verdaderamente desesperada. Sus integrantes no tenían claro que sucedería con ellos y su viaje. Les invadía un gran temor. Temor a lo desconocido. Esto llegó a minar la fe en su líder y en el viaje mismo.

Hoy quizá no hay muchas tierras por descubrir, pero sí “nuevos mundos” comerciales; y para descubrirlos, se necesitan hombres y mujeres osados, dispuestos a apostar la vida de su negocio por alcanzar esa meta; no obstante que esa búsqueda implique un gran riesgo.

Hamburguesas, refrescos y software, entre otros, son algunas muestras de lo que la fe en un sueño puede lograr (en el ámbito empresarial). Sus creadores fueron intrépidos navegantes de “aguas desconocidas” hasta entonces, que no se dejaron amedrentar por aquellos que les auguraban fracaso.

Y nosotros, ¿qué tan osados e intrépidos somos como empresarios?

Una de las cualidades que más se reconoce a los empresarios es su capacidad para correr riesgos. Los hay quienes lo pierden todo por demostrarlo.

A los empresarios y a ti compañero, yo propongo que en lugar de navegar los “siete mares” en pos de una aventura fantástica, te “embarques” para descubrir nuevas formas de promover tu negocio, de atender a tus clientes, de organizar tu empresa.

Después de todo, ser un profesionista es ser un negociante (pues prestas servicios) -y nosotros, los estudiantes de Negocios Internacionales, elegimos la mejor de las carreras; la de empresario, por supuesto. Por lo tanto se te permite ser un poco soñador y otro tanto chiflado, sólo que ahora tus clientes no pensarán que has perdido el juicio, sino que eres innovador.

Y para quienes piensan que ya no puede descubrirse nada nuevo , mucho menos, más allá de nuestro universo conocido, debo decirles que reciente mente fue descub ierto un planeta fuera de nuestro sistema solar. Éste es casi 18 veces más grande que la Tierra. Tiene una temperatura de 1926 grados centígrados y gira alrededor de una estrella similar al Sol de nuestro sistema.

1 Todas las afirmaciones hechas en este artículo son responsabilidad del autor.


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NO. 7