TEATRO:
Un ensayo sobre la obra: “El juego que todos jugamos ”
Por: Alejandra Espinosa Martínez
El juego que todos jugamos, es un guión de la autoría de Alejandro Jodorowski. Reconocido novelista chileno de padres ucraniano-judíos. Autor de pantomimas, piezas teatrales y director teatral quién en 1962 f undó, junto con Fernando Arrabal y Roland Topor, el movimiento de "teatro pánico" llegando a montar más de un centenar de obras en México con su "Teatro de Vanguardia".
Adquirió particular notoriedad además por su obra fílmica como realizador, en la que destacan “Fando y Lis”, basado en la obra homónima de Arrabal, “El topo”, “La montaña sagrada” y “Santa Sangre”, consideradas todas, obras de culto del cine surrealista . Entre sus novelas más conocidas están: “El niño del jueves negro” , “La danza de la realidad” y “ Donde mejor canta un pájaro”
¿Pero que es lo que justifica la elaboración de un ensayo sobre “El juego que todos jugamos” ? Su contenido, pues trasciende el quehacer diario de todo individuo. Veamos...
El sólo hecho de escuchar el título de esta obra nos permite hacer conjeturas acerca de su contenido, pues es el vivir, el juego en que todos nos vemos involucrados. “El juego que todos jugamos” es una obra contemporánea, con un enfoque social que muestra la realidad que enfrentamos hoy en día -sin olvidar que cada individuo interpreta y vive esta realidad de manera diferente, obedeciendo a una variedad de factores de tipo social, económico o psicológico. No obstante la variabilidad, el autor de este guión, ha sido capaz de presentar la naturaleza del ser humano de un modo esencial; un ser que ama, que sufre, que siente, que teme, que sueña, que hiere, que humilla, que cree, que se equivoca, que es débil, que finge, que goza, que aprende, que ayuda, que busca, que necesita... y aunque la vida se presenta como un juego difícil, obligándonos a disfrazar dicho ser con diferentes profesiones, en nuestro interior persiste su esencia por siempre.
Esta puesta en escena constituye, en gran parte, una crítica analítica y realista de las deficiencias y temores humanos, es por esto que la descripción de los personajes podría presentarse como un auto análisis, pues estos hacedores del juego, son personas comunes, como usted y como yo; de todos los ámbitos sociales, económicos, educativos, religiosos. Al estar ahí como espectador resulta difícil no identificarse con las diferentes escenificaciones: el político que vive esperando pasar a la historia, el comunista que espera la revolución mundial, el burócrata que vive esperando un aumento de sueldo, el comerciante que espera hacerse millonario, el profesor que vive esperando llegar a rector, el enfermo que espera la cura de su enfermedad, el religioso que espera llegar al paraíso, y así como éstas, se exponen otras muchas situaciones en las que, tristemente, los seres humanos vivimos esperando soluciones, sin tomar en cuenta que el potencial de solución radica en nosotros mismos.
Cómo es de pensarse, existen motivos que explican esta actitud errónea de la espera inútil, la cual es provocada por los temores que invaden al ser humano: el miedo a amar, el miedo a dar, el miedo a recibir, el miedo a cambiar, el miedo a vivir.
Todos estos temores crean insatisfacciones que tratan de saciarse a través de adicciones como el consumismo, el tabaquismo, el alcoholismo, la drogadicción y otras más que son tan conspicuas en nuestra vida que simplemente no las consideramos como tales.
De lo expuesto, se deduce que la intención del autor es la de provocar en el espectador y lector un cambio de actitud, pues el teatro necesita más que acción, necesita verdad.
Así, Jodorowski expone lo que considera el estado real en que se desenvuelve la humanidad y el estado ideal en el que debería desenvolverse, brindado al público la oportunidad de reflexionar y meditar sobre sus comportamientos y actitudes.
Existe una profesión única que todos compartimos: la de ser hombre, pero al igual que el autor de este libreto, considero que existen dos tipos de hombres: el grande y el pequeño. El hombre pequeño es aquél incapaz de gobernar su propio destino, de reconocer sus debilidades para combatirlas y combatir así su mediocridad, aquél que se siente orgulloso de lo que posee y no de sí mismo, el que no quiere asumir responsabilidades, aquél que teme enfrentase a sí mismo y a su realidad. El hombre pequeño no es capaz de comprender que aún existen hombres y mujeres buenos, que desean que exista paz, amor, libertad honestidad... éstos constituyen la gente grande, gente que ha aprendido a darse cuenta dónde y cuándo era pequeño en pensamiento y acción, hombres que se atreven a romper con esa absurda normalidad en la que vive el hombre pequeño, gente que no teme vivir. “El hombre grande sabe cuándo y en qué es pequeño. El hombre pequeño no sabe que es pequeño y tiene miedo saberlo” (Jodorowski, 1990)
Esta obra nos lleva a la conclusión de que la solución somos nosotros. Exigimos un mejor mundo, sin darnos cuenta que formamos parte de él, y por tanto, de la solución para lograrlo. El hecho de que este mundo resulte horrible, no significa que la nuestra tenga que ser una vida horrible, debemos enfrentar nuestro mundo, no huir de él ni destruirlo, debemos habitarlo con el propósito de cambiarlo, de entregarle lo mejor de nosotros mismos; y para lograr ese cambio tan esperado y tan exigido, resulta conveniente el establecimiento de un principio, el cual puede estar regido por las últimas frases de esta obra : “Alguien tiene que comenzar, desde hoy, ahora mismo, y ese alguien voy a ser yo” (Jodorowski, Op. Cit.)
Sin lugar a dudas el teatro es un medio que permite transmitir cultura, experiencias y conocimiento. Desafortunadamente en nuestra comunidad la actividad teatral formal es escasa y poco reconocida.
Pero esto no significa que los vallartenses tengamos que privarnos del legado que los grandes escritores han dejado a través de sus libretos, pues la lectura de ellos nos brinda la misma oportunidad de abrir un espacio a la reflexión, el aprendizaje y gozo, que cuando es vivenciada frente a un escenario.
Finalmente, me permito invitar a ustedes todos a la lectura de esta obra excepcional y a la reflexión profunda que ella provoca. G
Bibliografía
Jodorowski, Alejandro (1990) El juego que todos jugamos. Trillas. México.
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